EDITORIAL

El pasado 20 de febrero Colciencias cerró exitosamente el proceso de inscripción de la convocatoria 693 de 2014. Participaron investigadores, grupos de investigación, centros de investigación y desarrollo tecnológico e Instituciones de Educación Superior. Colciencias destacó la amplia participación de los grupos superando todas las expectativas. Es más, todo el proceso administrativo de la convocatoria se justificó anunciando tres beneficios: (i) actualizar el estado de la investigación en Colombia (lo que ’hacen’ realmente los grupos) en términos de productividad (de mercado), (ii) obtener información valiosa para mejorar (léase endurecer) las políticas públicas de Ciencia, Tecnología e Innovación dependientes de una política de mercado y (iii) lo más importante y polémico, elaborar un ranking de grupos de investigación de acuerdo con su productividad académico-científica siguiendo lo estipulado en el cuadro de tipología de productos (cf. Modelo de medición de grupos de investigación 2014). ¿Acaso este tipo de razones-beneficio es lo que motivó realmente la participación de los grupos de investigación de las universidades? Mejor aún, si se tiene en cuenta que la clasificación de grupos reposa en el modelo de mercantilización de la investigación cuya dinámica se consolida en la competitividad, la productividad y la innovación, características ajenas al ethos universitario, ¿por qué se dio una participación tan alta por parte de los grupos de investigación universitarios? Por su parte Colciencias "ratifica su compromiso con la investigación colombiana a través de esta convocatoria, que permitirá proveer información actualizada para reconocer a los investigadores y grupos que generan productos científicos y académicos con calidad e impacto, siendo este punto una de las principales apuestas de la entidad."

Este anuncio confirma que frente al discurso hegemónico global, las universidades, en especial las de carácter público, aceptan las reglas de juego de la mercantilización y contribuyen al fortalecimiento de la injusticia cognitiva. La Universidad no puede darle la espalda al nuevo orden mundial, debe entenderlo y enfrentarlo a través de un discurso disidente fundamentado en la ciencia, la investigación y el bienestar común. Pero, ¿quién se atreve a hacerlo?

Este número de la revista Entornos incluye un grupo de artículos que se inscriben en las líneas de educación y aprendizaje, teoría física, entornos físico-químicos y niveles de resistencia corporal. De igual forma se presentan dos ensayos que describen situaciones puntuales como la regulación ambiental sobre los productos farmacéuticos y el desarrollo de un plan de turismo rural.

Colciencias successfully closed the subscription process to call 693 of 2014 last February 20th. Researchers, research groups, research and technological development centers and Higher Education Institutions participated. Colciencias highlighted the broad participation of the groups exceeding all expectations. Even more, the whole administrative process of the call was justified announcing three benefits: (i) updating the state of research in Colombia (what groups actually “do”) in terms of productivity (of the market), (ii) to obtain valuable information to improve (to harden that is) public policies of Science, Technology and Innovation depending on a market policy and (iii) the most important and polemic, to elaborate a research group ranking according to their academic-scientific productivity following what is stipulated in the typology of products chart (cf Research groups measurement model 2014). Is this kind of reason-benefit what actually motivated participation of research groups from universities? Better yet, if it is considered that the groups' classification that lies in the marketization of research model which dynamics is consolidated in competitiveness, productivity and innovation, characteristics that are far from the university ethos, why did such a high participation of university research groups happen? On its side, Colciencias “ratifies its commitment to Colombian research through this call, which shall allow provision of updated information to recognize the researchers and groups that generate scientific and academic products with quality and impact, being this the point of one of the main bets of the entity.”

This announcement confirms that facing the global hegemonic discourse, the universities, and particularly the ones of public character, accept the rules of the game of marketization and contribute to strengthening cognitive injustice. The University may not turn its back to the new global order; it must understand it and face it through a dissident discourse based on science, research and common wellbeing. But, who dares to do it?

This number of Entornos journal includes a group of articles that are inscribed in the lines of learning and education, physics theory, physical-chemical surroundings and corporal resistance levels. Likewise, two essays are presented that describe punctual situations such as environmental regulation on pharmaceutical products and development of a rural tourism plan.

12    ENTORNOS, Vol. 28. No. 1 | Junio 2015