ENTORNOS, Vol. 28. No. 2 | Noviembre 2015

ARTÍCULO

Recibido: 2 Febrero / Aceptado: 22 Mayo

La defensa del empleo local Barrancabermeja: entre la credibilidad y la estigmatización

The defense of local employment. Barrancabermeja: between credibility and stigmatization

Carlos Alberto Durán Sánchez

Candidato a Doctor en Ciencia Política Grupo de investigación Paloseco Universitaria de Investigación y Desarrollo UDI

Gonzalo Ramírez Gómez

Candidato a Doctor en Currículum. Profesorado e Instituciones Educativas.

Grupo de investigación Paloseco Universitaria de Investigación y Desarrollo UDI gonzaramirezg@gmail.com

Resumen

Este trabajo aborda, en un primer momento, el tema de la estigmatización de los habitantes nacidos en la ciudad de Barrancabermeja Santander, ciudad del centro de Colombia; una segunda mirada corresponde a la promoción y la defensa de la mano de obra local, y al anatema que significa cualquier posición que propenda por la inclusión del mercado laboral foráneo en el municipio, especialmente si tiene que ver con la industria petrolera.

Barrancabermeja, se estructuró como un municipio formado por la confluencia de ciudadanos de muchas regiones del país; por esto, es paradójico los sentimientos despectivos que se generan hacia los foráneos, específicamente cuando se trata de temas cruciales como las elecciones y el empleo.

Otra mirada tiene que ver con un aspecto cultural inmerso en la identificación del municipio en escenarios globales, toda vez que ha empezado a ser visto desde muchos sectores del país, con enormes ventajas competitivas para la inversión y la generación de riqueza. Esta nueva visión, unida al apaciguamiento de los grupos armados ilegales que actuaban bajo un escudo político, y la transformación en una ciudad relativamente segura, crea las condiciones para introducir al municipio en cierto proceso de globalización. Este artículo es una invitación a la reflexión, partiendo de varias preguntas que nacen de este fenómeno. Por un lado, la negación de la realidad histórica del pobla-miento que modeló la ciudad, a partir de oleadas migratorias provenientes de todo el país; de otro, los motivos por los cuales desde muchos sectores sociales, incluyendo a los políticos, los sindicatos y los pobladores, se desautorice e invalide la inclusión y participación de trabajadores y habitantes foráneos.

Palabras clave

Barrancabermeja, empleo, estigmatización, globalización, inclusión

Abstract

In a first moment, this paper addresses the topic of stigmatization of inhabitants born in the city of Barrancabermeja, Santander, city of the center of Colombia; a second view corresponds to the promotion and defense of local work force, and the anathema that any position that inclines to inclusion in the foreign labor market in the town means, especially if it has to do with the oil industry.

Barrancabermeja was structured as a town constituted by the confluence of citizens from many regions of the country; thus, those derogatory feelings that are generated towards foreigners are paradoxical, specifically when it is about crucial topics such as elections and employment.

Another look has to do with a cultural aspect immersed in the identification of the town in global scenarios, once it has begun to be seen from many sectors of the country with many competitive advantages for investment and wealth generation. This new vision, together with the subsidence of illegal armed groups that acted under a political shield, and the transformation into a relatively safe city, creates the conditions to introduce the town into a certain kind of globalization process.

This article is an invitation to reflection, starting from various questions that rise from this phenomenon. On one side, the denial of the historical reality of the town that modeled the city, form migration waves coming from all over the country; on the other, the reasons why from so many social sectors, including politics, labor unions and inhabitants, inclusion and participation of foreign workers and inhabitants is discredited and voided.

Key Words: Barrancabermeja, employment, stigmatization, globalization, inclusion.


Introducción

En el año 2009, durante el desarrollo de una de las primeras versiones libres de la Ley de Justicia y Paz, rendidas por el exguerrillero y exparamilitar Wilfred Martínez, alias Gavilán, fue escuchada una declaración que tenía que ver con el padecimiento que en los años ochenta y noventa tenían los nacidos en Barranca-bermeja, para conseguir un empleo en otras regiones del país. Señalaba el postulado, con el propósito de incluir dentro de su testimonio, algunos aspectos que pudieran explicar su vinculación y permanencia como miembro de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), una condición que tenía que ver con la difícil consecución de cualquier trabajo en otras ciudades, -en su caso mencionó Bogotá- una vez el empleador reconocía que la expedición de la cédula del solicitante era de Barrancabermeja.

La estigmatización de los habitantes nacidos en esta ciudad del centro de Colombia no es algo fuera de lo común en un país que tiene la tendencia a enmarcar dentro de moldes culturales a sus grupos de ciudadanos. Incluso, inmisericordemente desde los medios de comunicación son convertidos en paradigmas, casi sin esperanza, la desidia de los costeños, la traición de los bogotanos, el mal genio de los santandereanos, la torpeza de los pastusos y las argucias de los antioque-ños. En aquella época, además de la estigmatización de ser "peliones" que suscitaban los santandereanos, se sumaba la fama de ser "guerrilleros" o revoltosos, a los nacidos en esta ciudad sobre la ribera del río Magdalena.

Esta acepción, posteriormente en los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI, se extendió incluso hacia sus mismos paisanos habitantes de la capital Bucaramanga, con quienes las divergencias de culturas se han acrecentado en rencillas, ofensas y empodera-mientos locales. De hecho, en el año 2009 se constituyó un movimiento político que tuvo como propósito recoger firmas para buscar la creación del Departamento del Magdalena Medio, cuya capital fuera Barran-cabermeja, escindiendo tierras de 32 municipios en Bolívar, Santander, Antioquia, Boyacá y Cesar.

Aunque el movimiento tuvo más el tinte del oportunismo por la figuración política de sus promotores que una vocación real convocante nacida de un verdadero movimiento popular, no hay que desconocer los patrones manifiestos de convergencias administrativas, geográficas y socioculturales de la iniciativa, enmarcadas en las elecciones locales del año 2011 con el apoyo a la candidatura del actual gobernador de Santander Richard Aguilar y la participación en su periodo de gobierno.

Retomando, hay quienes sostienen que en la denominación "Magdalena Medio" subyace implícita una cate-gorización militar, ya que desde los años 70 la violencia guerrillera tuvo importantes focos en esta zona, siendo manejada como un territorio concreto, primero por la brigada 14 del Ejército Nacional de Colombia que en 1984 tuvo su sede en Cimitarra, y posteriormente en Puerto Berrío; de igual forma, el Departamento de Policía del Magdalena Medio, aglutina 13 municipios, los mismos que se incluyeron en el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, como materialización concreta de esas realidades culturales y sociales desarrolladas dentro de un territorio limitado en una jurisdicción.

Barrancabermeja, se estructuró como un municipio formado por la confluencia de ciudadanos de muchas regiones del país; por esto, es paradójico los sentimientos despectivos que se generan hacia los foráneos, específicamente cuando se trata de temas cruciales como las elecciones y el empleo. Aunque estos factores esgrimidos no son exclusivos del municipio santandereano, es posible encontrar fenómenos interesantes nacidos de la necesidad de supervivencia de los dos.

De hecho, las políticas públicas de empleo emanadas desde la administración municipal requieren la constante veeduría de los ciudadanos, sindicatos, empleados, líderes comunales, y de organismos adyacentes como la Cámara de Comercio y el Observatorio del Mercado Laboral del Centro de Estudios Regionales del Magdalena Medio (CER), toda vez que el cumplimiento de los acuerdos es constantemente violado, tanto por empleadores foráneos, como por locales, generando malestar en la comunidad.

En Barrancabermeja se habla de la promoción y la defensa de la mano de obra local, y son dignas de anatema cualquier posición que propenda por la inclusión del mercado laboral foráneo en el municipio, especialmente si tiene que ver con la industria petrolera. Pero hay algo que nos llama la atención en esta dinámica de oferta y demanda laboral: son numerosos los barranqueños que continúan formándose en el municipio, saliendo hacia otros mercados nacionales, y así mismo continúan llegando trabajadores al puerto petrolero, además de población desplazada y desempleados.

Este artículo es una invitación a la reflexión, partiendo de varias preguntas que nacen de este fenómeno. Por un lado, la negación de la realidad histórica del poblamiento que modeló la ciudad, a partir de oleadas migratorias provenientes de todo el país; de otro, los motivos por los cuales desde muchos sectores sociales, incluyendo a los políticos, los sindicatos y los pobladores, se desautorice e invalide la inclusión y participación de trabajadores y habitantes foráneos.

Una segunda mirada tiene que ver con un aspecto cultural inmerso en la identificación de Barrancaber-meja en escenarios globales, toda vez que ha empezado a ser vista desde muchos sectores del país, ya no como una "ciudad problema" que la mantuvo estigmatizada, sino como un municipio con enormes ventajas competitivas para la inversión y la generación de riqueza. Esta nueva visión, unida al apaciguamiento de los grupos armados ilegales que actuaban bajo un escudo político, y la transformación en una ciudad relativamente segura, cree las condiciones para introducir al municipio en cierto proceso de globalización.


La lógica que subyace en sus habitantes, indica que ser foráneo en Barrancabermeja es sinónimo de no haber sufrido las oleadas de violencia que la ausencia del Estado dejó en la ciudad, y por tanto no podría "premiarse" con empleo y oportunidades a quienes no la padecieron. Incluso, es común escuchar críticas descalificativas sobre los ciudadanos oriundos del municipio que se educaron o trabajaron fuera de él, y regresaron posteriormente a ejercer cargos públicos.

La tercera pregunta tiene que ver con el ejercicio efectivo de ciudadanía local en la perspectiva de este mismo ejercicio nacional. La vinculación territorial en Colombia hace parte del inventario con el que el ciudadano cuenta para desarrollarse, muy evidente en los municipios que han sufrido estos tipos de violencia, ya que se materializa en el establecimiento de fronteras invisibles. No obstante, en la radicación de estos linderos han intervenido, además de los ciudadanos, los medios de comunicación y la academia.

Ahora bien, los presaberes sobre la manera de ser y de actuar propias en la ciudad tienen un aspecto estigmático que descalifica a los brazos locales de la industria petrolera por aducirles tendencias a las revueltas y a las huelgas. No obstante, lejos de convertirse en prácticas negativas, quizá es Barrancabermeja uno de los sitios del país en el que los derechos de los trabajadores son defendidos con mayor energía, cuestión que probablemente raya con numerosas prácticas informales, o ilegales, de empleo en otras ciudades del país.

Enfrentarse a estos interrogantes, podría llevar al ejercicio de aportar ideas sobre un tema que puede abrir un debate de alcance nacional, toda vez que el derecho fundamental al trabajo amparado en la Constitución Política no hacía distinciones en cuanto a la territorialidad y al lugar de nacimiento de los ciudadanos colombianos hasta fechas recientes, en las que este hecho ha sido reglamentado con nuevos alcances, permitiendo que las administraciones locales tengan una herramienta de protección específica cuando se trata de regiones que contemplan proyectos de producción y explotación petrolera. Este asunto, además de ser actual, ha hecho presencia desde siempre en la historia de Barrancabermeja, y recientemente en otros sectores del país como Campo Rubiales en el Meta. Pareciera que el ser local aduce la tesis de la preeminencia y el derecho a la permanencia, es el statu quo a defender. Quizá esa defensa del empleo local se ha extendido hacia un reclamo mucho más amplio, y es la no permanencia de los trabajadores foráneos en la ciudad. "Comen de Barrancabermeja y luego se van sin dejar nada" es una queja frecuente.

Este texto es una invitación a debatir las causas de la problemática del empleo en la ciudad desde un punto de vista cultural. Para ello, en primera instancia es imprescindible una mirada histórica, además del vínculo poblacional ligado a la minería, la riqueza cultural de sus ciudadanos. En segunda instancia, la reafirmación de las molestias generadas por los foráneos en el arraigo cultural de los barranqueños, es permanentemente reafirmada desde numerosas plataformas especialmente cuando se trata de la ocupación de cargos públicos municipales y en la contratación directa o indirecta de la estatal Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol.

La tierra propia, una historia de reivindicaciones, estigmatizaciones e invalidaciones hacia la exclusión

Barrancabermeja fue constituido como corregimiento en 1873 con el nombre de Puerto Santander, cuando el Estado Soberano del mismo nombre tenía en la exportación de quina una riqueza económica que propulsó igualmente su poblamiento; sin embargo, cuando el negoció decayó totalmente a comienzos de la década del 80, la crisis económica hizo que muchos de los pobladores emigraran, y durante las décadas previas al descubrimiento del petróleo, quienes se quedaron, continuaron con la explotación forestal, cuando ya se hablaba de la convivencia pacífica entre "bolivarenses, santandereanos, antioqueños, magdale-nenses y varios del Tolima" (Rodríguez, 1968, p.110).

Barrancabermeja ha sido simultáneamente, una ciudad receptora, de paso y emisora de población humilde. Las migraciones que se suscitaron hacia este sector urbano no son ajenas a las sucedidas en otras regiones de Colombia, especialmente cuando al finalizar el siglo XIX y al repuntar el XX, el desarraigo territorial hizo que familias enteras se establecieran buscando sobrevivencias. Pero el factor que innegablemente puntualizó el poblamiento del territorio fue el descubrimiento de pozos petroleros y la industria que lo explotaba en los años 20. Barrancabermeja en 1938, pasó de ser una aldea con pocas casas y una centena de personas que vivían de la explotación maderera, la pesca artesanal y el paso de campesinos, a una población de 15.400 personas residentes en El Centro, territorio ubicado a 20 minutos de la ciudad, en dónde se descubrieron los primeros pozos petroleros en la década del 30, y en el casco Municipal. A finales de los años 30 se constituyó en una ciudad eminentemente obrera, toda vez que la mayoría de su actividad económica dependía de esta industria.

Desde sus inicios poblacionales, la distribución de los ciudadanos llegados a Barrancabermeja correspondió a las fronteras económicas: Mientras en El Centro y en los campamentos de los pozos se ubicaron los hombres, en el área municipal se encontraban las mujeres; el censo nacional de 1938 reveló que en la ciudad habitaban muy pocas mujeres casadas, 39% de la población femenina registrada; mientras que el 61% de la población eran hombres jóvenes mayores de 15 años.

Precisamente, si las primeras oleadas migratorias correspondieron a los hombres, es decir a brazos dispuestos a la explotación petrolera; para las mujeres su papel estuvo identificado con el establecimiento de prostíbulos, ventas de comida y lavandería. Fue tan marcado para la economía local el ejercicio de la prostitución, que en 1926 los ingresos asociados a esta actividad representaron para el municipio el 50% (18 mil pesos) de sus regalías; entretanto el Concejo Municipal tuvo que reglamentar su ejercicio, clasificando las "mujeres públicas" con un estatus diferente para ricos y para pobres, y así mismo cobrar el respectivo impuesto diferencial. Valvuena, (citado en Vega, Núñez & Pereira, 2009, p.109).


No obstante la identificación temprana de Barrancabermeja con la prostitución, además de ser parte de la realidad histórica de la ciudad, sirvió para una estigmatización inicial que se llevó a cabo en el país cuando se hacía referencia a la zona. De hecho, la literatura se encargó del tema, en 1934 aparece la novela "Barrancabermeja, novela de proxenetas, rufianes obreros y petroleros" de Rafael Jaramillo Arango, a partir de ahí, y con la misma caracterización literaria fueron publicadas en 1983: "Las putas también van al cielo" de Jaime Álvarez Gutiérrez, y en 1999 "La novia oscura" de Laura Restrepo, que retratan el mismo tema de la prostitución en Barrancabermeja.

Estas estigmatizaciones del rol femenino en la ciudad, continuaron hacia otros aspectos, especialmente aquellos que tenían que ver con la preeminencia de los trabajadores petroleros como sostenedores de hogares. Se formó una especie de clase social a la que se pretendía acceder como meta: los hombres convirtieron en logros sus realizaciones personales cuando tenían acceso a los sueldos, los privilegios y la estabilidad laboral que representaba la vinculación a Ecopetrol. Por su parte la aspiración femenina se fue encasillando en el "acceso a los trabajadores" como maridos, esposos o amantes, y en virtud de esta aspiración se tejieron relaciones de poder y de sumisión.

Incluso la frase "Quedaron como novia de Barranca, vestida y alborotada" es reconocida en el país para hacer referencia a las desilusiones que devienen de las falsas promesas; según la tradición oral, las muchachas de la ciudad siempre estuvieron esperanzadas en conseguir esposo "petrolero", dejándose enamorar especialmente por foráneos que trabajaron en las obras de construcción y expansión de la refinería, pero también por novios locales, famosos por ser escurridizos y mujeriegos.

Pero, la estigmatización de pertenencia a la tierra también tuvo que ver con factores antropológicos y étnicos de los primeros trabajadores reclutados por la Tropical Oil Company (TROCO) desde los años treinta. Por un lado, la mayor parte de los llegados eran de origen campesino provenientes de los departamentos circundantes, especialmente Antioquia, las sabanas de Bolívar, de la Costa Atlántica, pero en mayor número de otros municipios santandereanos. La resistencia que requería el inicio industrial de la región era de brazos fuertes; por ello, la preferencia por hombres negros, que en la región provenían de una mezcla caribe y ribereña de raza negra predominante.

Los santandereanos provenientes de la cordillera eran rechazados, o desistían, por su condición de poco resistentes a las enfermedades y a las penalidades; en otras palabras por su caracterización de enclenques. La situación que invirtió la clasificación racista, también provino porque los dirigentes de la Troco discriminaron con preeminencias a los negros antillanos y caribeños enganchados en el extranjero, especialmente los que hablaban inglés; para ellos hubo algunas ventajas como la estabilidad laboral y mejores alojamientos.

El estigma de la población que acude a Barrancabermeja solo de paso, a enriquecerse y luego marcharse tampoco es nueva. La característica de "población flotante", es decir, de gente que llega a la ciudad y que no permanecía en ella, también tiene sus orígenes en estos primeros años de la Troco, siendo igualmente estigmatizados en aquella época por no estar vinculados con la industria o con oficios reconocidos. La expulsión de los ciudadanos "indeseables" también era reclamada a la policía y las autoridades, ya que se dedicaban a labores de "perraje", constituyendo personas marginales que llegaban a buscar condiciones de vida indefinida, según Vega, además de los 1500 trabajadores de la industria, existen

por lo menos 2000 entre mujeres públicas y vagos entregados a todas las artes y oficios ilícitos (...) que imponen constantemente preocupación, las cuales se precisa expulsar paulatinamente, siendo conveniente establecer en seguida una oficina autorizadora de inmigrantes ante certificados honorables si conviene o no su arribo al lugar. Para facilitar la expulsión de vagos, prostitutas y demás elementos perniciosos, precisa tener en el puerto a órdenes de la policía, lo menos dos gasolinas piloteadas y mantener en tierra un automóvil y un autocamión. (...) Con 80 0 100 policías. tanto aquí como en las Infantas se puede garantizar que en 90 días queda saneada la comarca. Si no se hace con severidad y rigor lo que deje anotado más tarde será difícil debido al crecimiento que hay de gente extraña todos los días, perversa en parte considerable(2009, P. 32).

Dado que, desde sus inicios como municipio la ciudad ha sido receptora de población, también desde la autoridad pareciera mantenerse un cierto arraigo cultural de establecer patrones para definir los ciudadanos que llegan, y el papel que desempeñan en el equilibrio laboral. La pertenencia o el señalamiento de desarraigo territorial pueden tener una explicación desde el punto de vista de los valores constitutivos culturalmente por los santandereanos, a cuyas postrimerías territoriales en la ribera del Magdalena llegaron tardíamente o por imposición no deseada.

Estos valores tuvieron su origen en la asamblea Constituyente de Pamplona en 1857 que dio origen al Estado Soberano de Santander y que decidió la extensión del territorio santandereano teniendo en cuenta exclusivamente necesidades pactadas por los legisladores que, según palabras del historiador Armando Martínez Garnica, dan cuenta de la absoluta madurez política en términos de autonomía, libertad, igualdad y fraternidad.


Hay pueblos en Colombia que hablan de tradiciones ancestrales, milenarias; nosotros no tenemos nada de eso, (...) porque somos hechura política de la Asamblea de Pamplona. Antes no éramos sino provincias (...) como santandereanos solamente existimos después de 1857. Atributos, en resumen, de la ciudadanía moderna, de igualdad ante la ley.

Quizá, aquel lema constitutivo de la llamada santandereanidad que fue repetido durante muchos años en los colegios del Departamento: "Quien pisa tierra santandereana, es santandereano" y que hacia parte de la definición del habitante del Estado en la Constitución liberal radical, quedó tan profundamente arraigado que se volcó hacia un sentimiento regional excesivo de ser "Santandereanos" que continúa siendo un lastre para la Nación. Es muy probable que la integración nacional, que incluye el empleo nacional, lleve consigo el lastre de un regionalismo cultural que en el ámbito local de Barrancabermeja, pueda ser consecuencia de una probable desagregación del Estado Soberano de Santander de finales del Siglo XIX.

La resistencia a la globalización

desde la aldea y las identidades regionales

Los juegos de poder entre lo local y lo nacional, han sido estudiados desde la perspectiva del orden, y sus tensiones con el cambio. Particularmente, llama la atención la postura de Gibson (2011), cuando observa estas relaciones mayormente reguladas por la independencia, más que por la subordinación entre la autoridad y los ciudadanos que obedecen. Efectivamente, en Barrancabermeja encontramos también una estrategia territorial para mantener a raya la periferia, específicamente cuando se trata de perder el control local del empleo. Al existir dos actores de poder identificados con lo nacional, o con lo subnacional, también es posible identificar una serie de interacciones estratégicas con el propósito de consolidarse desde la periferia o desde la región.

Pero, para hacer efectivo el mantenimiento del control, también es necesario un cerramiento de contornos constituyendo alianzas nacionales. En este aspecto, el establecimiento del Decreto Municipal 080 del 4 de abril de 2013, fue la consecuencia del triunfo del proyecto de ley reglamentado y presentado desde el Congreso Nacional para proteger la ciudadanía local. La participación de los representantes de base, específicamente las Juntas Administradoras Locales, (JAL), fueron las llamadas a constituirse en veedores del proceso, acreditando que los vecinos hayan votado en el municipio, o que efectivamente hagan parte del Sistema de Potenciales Beneficiarios para Programas Sociales (SISBEN), mediante una certificación escrita del presidente de la JAL. Igualmente, uno de los requisitos establecidos en este decreto es demostrar la pertenencia municipal certificando haber ejercido el derecho al voto, es decir, mostrando su certificado electoral.

En su orden, también la contratación de la mano de obra tanto la calificada como la no calificada que no se llegara a conseguir en Barrancabermeja, tiene prelación desde los municipios aledaños, de tal manera que el empoderamiento desde la identidad regional se vuelve una realidad en las normas. De hecho, la identificación regional de Barrancabermeja como eje central del Magdalena Medio también ha constituido un esfuerzo académico, sin embargo, desde muchas voces se reconoce la dificultad de limitarla, toda vez que el mismo concepto de región tiene la característica de ser, al mismo tiempo, tanto un espacio homogéneo, como uno en continua construcción. Barrancabermeja, siempre ha sido identificada con la característica que circunscribe lo regional del Magdalena Medio, incluso desde el imaginario de una futura capital.

Igualmente, según Madariaga (2006) se ha insistido en el hecho de que no existe una lógica de pertenencias para una identificación unitaria político territorial de la manera en que está conformada actualmente, debido a que los municipios de la región del Magdalena Medio se encuentran alejados de las capitales de sus respectivos departamentos. Al respecto, el Padre Francisco de Roux se refería a la identificación cultural-territorial como una manera de construir globalización alternativa, especialmente porque mira el territorio regional como una abstracción del Estado-Nación, mientras que los vínculos culturales y étnicos "dan procesos de hermandad" (Sarmiento, s.f.).

En este orden de ideas, el proceso de identificación global fuerte y comunitario desde una perspectiva nacional, tiene también lo que Castell (1999) llama "des -sacralización o des - ideologización" como elemento explicativo de la reivindicación de las identidades individuales, especialmente en sociedades donde probablemente se desarrollaron marginalmente. En el caso de Barrancabermeja, podría deberse a la existencia de una lejanía estatal nacida desde la misma Constitución del estado Soberano de Santander, que en 1857 estableció los límites territoriales, dejando siempre en la periferia al municipio.

Pero, además de la desvinculación cultural histórica con el Estado Nación, el mismo sentido impositivo de una globalización, en cuanto al flujo global del empleo, podría significar que los sectores más golpeados por los pactos nacionales reclamen sentidos legítimos y propios en cuanto a los instrumentos para regular el mismo ente regulador, es decir, el Estado; resistiéndose a la exclusión social propia y solidificando una identidad propia.

Esta idea de comunidad circunscrita territorialmente hace parte de la estrategia para que el Estado reconozca gobernanzas locales que generan sus propios mecanismos de protección al empleo de sus ciudadanos. Estos dilemas representan una ventaja, pero podría ser un arma de doble filo. Por ejemplo, si la refinería de Barrancabermeja no es ampliada en la magnitud esperada, y si los planes del gobierno de construir una nueva en el Meta, región del país en donde se encuentra la mayor cantidad de petróleo en Colombia, lo más probable ante la presión social, es que el alcalde de Puerto Gaitán esté presto a proteger los derechos de sus ciudadanos y de su mano de obra, luego muchos barranqueños con amplia experiencia en la industria petrolera, que deseen buscar trabajo allí, serían señalados como foráneos y no dignos de ser empleados.


Esta probabilidad de exclusión territorial en los propios zapatos, no es vista como una amenaza para los trabajadores sindicalizados. Entrevistado por los autores, un dirigente afirma con orgullo que, por tratarse de la capital petrolera de Colombia, no hay una mano de obra mejor calificada que los trabajadores barranqueños de la industria petrolera; incluso, ve una distinción entre la oferta y la demanda de los dos municipios:

En Puerto Gaitán no tendrán toda la mano de obra necesaria para cubrir la demanda y necesariamente tendrían que importarla de otras ciudades y de donde mejor que de la nuestra. En Barrancabermeja el problema es que hay mucha mano de obra y por eso se exige que sea la primera en que se tenga en cuenta. (E. Palma, comunicación personal, 21 de octubre de 2013)

Precisamente, al tratarse de procesos de identificación cultural del territorio, que si bien afianzan procesos de unión, también debilitan el sentido de aceptación hacia el recién llegado, tema vital para la resolución de conflictos y el alcance de la paz. No obstante, y al reconocer el dinamismo característico de las entidades territoriales, bien valdría la pena preguntarse: ¿hacia dónde es pertinente seguir construyendo la identidad cultural? ¿Hacia la inclusión o la exclusión?

El padre Francisco de Roux (2004), haciendo apuntes sobre la mirada que requiere el Magdalena Medio y Barrancabermeja hacia el progreso, indica que hay un dilema fundamental para el desarrollo, y tiene que ver con un factor cultural que lucha por dar un orden a la producción, especialmente la petrolera, hacia los deseos propios de la población. Aunque no expresa cuales son estas aspiraciones, vale la pena reflexionar que, si bien tienen que ver con los derechos humanos, la cultura, el medio ambiente y la equidad, estas no son propias y exclusivas de los barranqueños sino de toda Colombia, simplemente con diferentes prelaciones desde lo regional.

Este sentimiento del desarrollo y de la permanencia está contrapuesto a la orientación del proceso productivo que pretende generar ganancias privadas de propietarios que no son de la región. Básicamente esta diferenciación, respecto a los empresarios, tiene que ver con la exigencia de que las ganancias producto de la explotación del territorio, sean invertidas en el mismo lugar y no en dónde encuentren mejores alternativas. Es el mismo dilema de arraigarse pensando en el territorio explotado, o abandonarlo. Es identificar el territorio explotado como propio.

Igualmente, sostiene la idea de que los capitales usados para la creación de empleo en la región, especialmente la agroindustria y el petróleo, son foráneos y no hacen parte del proceso productivo regional, y por esta razón no les interesa elevar el nivel de calidad de vida en el municipio. Entonces, estos capitales, tendrían que someterse a diversos "controles institucionales" para evitar una afectación negativa y se establecerían desde una visión local de política social.

De otro lado, la resistencia a los procesos globalizantes desde la rigidez de la identidad cultural es cuestionada por otros autores, Ortiz (2004) afirma que, "Cuando defendemos a ultranza una condición cultural podemos generar unos elementos nocivos, creo que toda cultura debe transformarse y generar procesos de adecuación y adaptación a los nuevos cambios."

Estas tensiones también se pueden ver en las labores informales; por ejemplo, la llegada de vendedores ambulantes desde otros lados del país es constante; se instalan en cualquier calle comercial, se hospedan dos o tres días en la ciudad, y luego se marchan perjudicando el comercio local. La estructura de mando gubernativo trata de ir en sintonía, entre la ciudadanía y los actores de poder local, contra los invasores perjudiciales al orden pretendido, e incluso la formación de nuevas órdenes sociales. Sin embargo, estas sintonías que son llamadas por Mason (2005) como estructuras de autoridad compuesta, son permeadas constantemente en virtud de la corrupción o de cadenas clientelares, especialmente cuando tienen que ver con el poder político local.

La protección hacia el trabajador como estilo de vida

La protesta social ha sido uno de los bastiones culturales más ricos de Barrancabermeja; una resistencia a la globalización también tiene que ver con la ejemplarizante capacidad de agremiación de muchos trabajadores de la ciudad, en contraposición con el fenómeno creciente de individualización del trabajo a escala mundial. En Barrancabermeja existen oficinas de asesorías laborales en cada comuna, y el respeto por los derechos obreros se materializa especialmente en la industria petrolera desde la solidaridad entre los sindicatos de diferentes empresas. Esta práctica ha llevado a tener una fortaleza real frente a las negociaciones, ya que por ejemplo, si una empresa contratista de Ecopetrol presenta protestas de sus trabajadores, la USO agremiando empleados de organizaciones diferentes se solidarizan con la primera, consiguiendo una presión mayor al afectar empresas ajenas al conflicto inicial. Las tensiones obrero - patronales tienen en el arraigo cultural colectivo de los barranqueños un sentido de adhesión que causa resquemor a los empresarios foráneos a la hora de contratar mano de obra local.


La solidaridad sindical siempre tiene como propósito las mejoras en la calidad de vida de sus pobladores, no obstante el dilema de la solidaridad sindical traspasa los límites de la territorialidad, es decir, hay un mayor grado de aceptación al trabajador foráneo si se solidariza o se agremia a los sindicatos. Así lo expresa un dirigente sindical de la USO, (E. Palma, comunicación personal, 21 de octubre de 2013) quién está de acuerdo, además con la contraprestación que desde el empleo es válida para compensar el daño que genera la explotación minera en la región. De igual manera tampoco tiene dudas en que la vinculación sindical y la conciencia de los derechos laborales, tienen enorme influencia en la animadversión de algunas empresas y empleadores a la hora de contratar.

La verdadera expresión del trabajador barranqueño tiene que ver con la explosión defensora de su cultura a través de sus derechos y de su solidaridad. Dentro de su estilo de vida, en su expresión cultural, cabe siempre buscar un sentido social, concepto compartido por el historiador Mauricio Archila, quién en 1985 escribió sobre la historia de las mentalidades de la Barrancabermeja obrera, desde el sentido de una cultura radical que se encuentra en disputa con elementos centrales de la vida nacional, estableciendo la forma en que se concibe la explotación petrolera asociada al neoliberalismo; este legado cultural de resistencia se mantiene vigente, y abre preguntas de mayor complejidad.

La resistencia a la globalización es compleja y arraigada culturalmente en Barrancabermeja; es así desde los medios de comunicación locales que parecieran no tener en cuenta su dimensión, cuando se trata de explicar procesos propios de la misma cotidianidad laboral. Un ejemplo de ello ocurrió en el mes de Septiembre de 2013, cuando se generó una polémica por el apoyo de la Unión Sindical Obrera (USO) a las pretensiones de los trabajadores que construyen la vía Yuma, importante obra vial que unirá la troncal del Magdalena Medio con Antioquia y el occidente colombiano. Desde la opinión, se escucharon voces que les endilgaban a los obreros contratados por el consorcio, como responsables del atraso regional al concebir desde lo laboral una pretensión salarial equiparable a los sueldos de la industria petrolera. La defensa del "desarrollo y la inversión" apoyada desde muchos sectores de la sociedad barranqueña fue compartida argumentalmente por la empresa:

Le pedimos a la comunidad de Barrancabermeja que se pronuncien frente al proyecto, es decir, que apoyen el proyecto. Este es un proyecto para Barrancabermeja, [...] de la comunidad de Barrancabermeja, y no podemos permitir que menos de 100 personas indolentes entierren un proyecto de estas características. Noticias Telepetróleo (2013).

Esta lectura un poco superficial, no obstante también ha sido objeto de reflexiones por parte de líderes políticos y editorialistas en la ciudad, ya que el reconocimiento de las luchas como parte del cursus histórico es recordado cada cierto tiempo:

Que lejos de la realidad [...], que pobres y enemigos los argumentos en este caso, remendando con las botas y el sudor el camino que nuestros abuelos recorrieron hace más de medio siglo. Este flaco sindicato lo que pretendió fue el reconocimiento de nuestra dignidad de cara a la indolencia moral de unos patrones, ya no tan extranjeros y cada vez menos ricos, que desde la comodidad artificial de los 18 grados del aire acondicionado de sus mullidas oficinas de campaña, poco se detuvieron a contemplar los estándares mínimos de seguridad y condiciones laborales de sus empleados sometidos a los 38 grados del pleno sol canicular que aún premia los días de nuestra ancestral manigua. No en vano, el Ministerio del Trabajo suspendió la obra por las conocidas razones de seguridad y les impuso multas sucesivas por su franca y descarada incapacidad de reconocer en la tembleque estructura sindical a un contradictor digno y muy válido (Durán,

2013).

Encantos y desencantos de salarios y empleos la decisión de llegar o de marcharse

Enriquecerse y marcharse es una conducta que estigmatiza y censura al foráneo en Barrancabermeja y que se traduce en el rechazo desde diversos sectores de la sociedad. La dinámica del empleo en la ciudad tiene varios factores que podrían ser analizados desde diferentes perspectivas, ya que tienen que ver con el establecimiento de una mayor trashumancia y de un menor arraigo.

En primera instancia, habría que decir que en estos tiempos de economías globales, los principales sectores productivos de la ciudad dependen de factores externos, como los son el precio del petróleo y la exportación de derivados; de factores internos nacionales, como lo son el consumo de productos agro industriales. De ellos dependen las grandes obras y la contratación de personal, ya que la política de empleo en la ciudad gira en torno a Ecopetrol, a la visión y perspectiva de la industria petrolera en el mercado mundial y a las decisiones del gobierno nacional.

Sobre la dependencia de vacantes derivadas de la industria petrolera se ha venido hablando desde hace bastante tiempo en la ciudad. La insistencia por diversificar las actividades generadoras de empleo es un tema que se ventila constantemente, pero que tiene una ligación cultural nacida de los mejores alarios, y porque las actividades comerciales no han logrado encontrar una ruta, por ejemplo, en la agroindustria, que catapulte otros niveles de desarrollo. Un diagnóstico reciente habla de la ruptura entre los intereses productivos y la capacidad de hacer partícipe a un mayor número de ciudadanos de la riqueza; principalmente porque "mantiene el peso de una economía de enclave, superviviendo en un modelo extractivo, que ni aprovecha de manera suficiente la cadena de derivados del petróleo, ni logra hacerse sostenible" (Ardila, 2009, p.24).

En segundo lugar, se debe tener en cuenta el proceso de atracción de capitales privados hacia Barranca-bermeja, que en las décadas de los noventa y los primeros años del siglo XXI estuvieron mediadas por la inestabilidad regional en cuanto a la violencia, la disputa y el establecimiento de grupos armados ilegales con dominio sobre la población y el territorio. Esta característica impidió que durante muchos años fueran establecidas las ventajas competitivas que abundan en la ciudad.


Las políticas educativas han estado orientadas a proveer mano de obra técnica o no calificada para la consecución de trabajos locales, este tema ha sido continuamente objeto de debate social y académico; de hecho, el Centro de Estudios Regionales del Magdalena Medio, CER, entidad, creada en el año 2001 con el nombre de "Barrancabermeja con futuro", encontró que el nivel educativo de los bachilleres ha estado por debajo del promedio nacional, esta entidad ha hecho proyecciones para determinar si el desarrollo educativo de la ciudad es concordante con la necesidad laboral y el progreso como ciudad.

En Barrancabermeja existe un mayor número de estudiantes matriculados en carreras profesionales que en carreras tecnológicas, pese a que existe una mayor cantidad de estos últimos programas, según Rueda (2012) las conclusiones de este organismo, la cobertura de oferta educativa es significativamente mayor en relación con los promedios nacionales; es decir, respecto a su población, la tasa de cobertura en el municipio es de 56% y en Colombia es del 40.3%. Sin embargo el 60% de los docentes es contratado por horas y no tiempo completo, hay 345 estudiantes por cada docente con maestría, frente al ponderado nacional que es de 38 estudiantes, y el hecho que en la ciudad existan solo 2 docentes con doctorado, podría invitar a reflexionar sobre la calidad de la educación ofertada.

La oferta laboral en la ciudad no está formulada, por ejemplo, para profesionales en ciencias humanas, médicos o gerentes empresariales, que a la larga hacen parte de la proyección integral de una ciudad en crecimiento; sino hacia los polos de desarrollo tradicionales basados en la industria del petróleo, especialmente los tecnológicos y la mano de obra no calificada. En conclusión, y haciendo parte de la misma tensión salarial que se vive en todos los niveles en Barrancabermeja, el sector educativo privado no puede competir con los precios de la industria petrolera.

A modo de conclusión

No es posible establecer una sola explicación que desde lo cultural establezca certezas sobre la exclusión y la estigmatización hacia las personas foráneas en Barrancabermeja; por el contrario, consideramos que podría tratarse de diferentes factores históricos y coyunturales, a los cuales ayudan las concepciones de regionalización del Magdalena Medio, que podrían dar pie a posteriores investigaciones. Este artículo pretende ofrecer pautas para estas reflexiones.

Por ello, es de resaltar que la llegada de trabajadores foráneos podría dar una explicación al llamado bono demográfico, por el cual, la población dependiente de los asalariados ha disminuido en los últimos años, lo que podría avizorar unas mejores condiciones económicas, siempre y cuando se mantengan las contrataciones de mano de obra correspondientes a las obras de infraestructura proyectadas.

Estadísticamente, el porcentaje de trabajadores que hacen parte de la industria petrolera y de otras empresas, incluyendo los empleados públicos, que mantienen un vínculo territorial con Barrancabermeja es de 70% en el año 2012, y esta cifra ha disminuido al 65% en el 2013, con la respectiva proyección, luego de la implementación del Decreto 080 del 4 de abril de 2013 que define más ceñidamente la vinculación territorial de los ciudadanos trabajadores, de acuerdo a Sarmiento (2012), el anterior decreto 008 de 2005, solamente exigía el registro del Sisbén, cédula y certificación electoral; no obstante, la vinculación de trabajadores es bastante alta, especialmente en los empleos que no tienen que ver con la industria petrolera que se mantiene en un 80% de ciudadanos domiciliados en Barrancabermeja, así, de 895 trabajadores de estas empresas, 715 tiene vínculo directo con el territorio.

La producción del Magdalena Medio y de Barrancabermeja se hace para el país, sólo el 21% de lo producido se queda en la región y se consume menos del 5% de los bienes y escasamente el 30% de los servicios de la canasta familiar, es decir, el consumo de los bienes y servicios ensancha las arcas de la periferia. De hecho, una de las autocríticas que se hacen los mismos barranqueños tiene que ver con el hecho de hacer muchas de sus compras en la ciudad de Bucaramanga.

Referencias

Archila, M. (1986). Aqui nadie es forastero. Testimonios sobre la formación de una cultura radical: Barrancabermeja 1920-1950. Bogotá: CINEP.

Ardila, L. et al. (2009). Promoción de la reconciliación en Barrancabermeja. Diagnóstico y recomendaciones. Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio. Recuperado el 24 de d i c i e m b r e    d e    2 0 1 4 ,    d e

http://www.cercapaz.org/documentos/Cultura%20Ciudadana%2 0de%20Paz/EDICION%20PROMOCION%20DE%20LA%20RECONCI LIACION.pdf.

Castells, M. (1999). Globalización, Identidad y Estado en América Latina. Recuperado el 10 de diciembre de 2014, de www.desarrollohumano.cl/otraspub/Pub01/Idyest.pdf?

De Roux, F. (2004). Documento ocasional del observatorio de paz integral del Magdalena Medio. Recuperado el 15 de junio de 2014, de http://www.opi.org.co/pdfs/Doc_Ocasional_3.pdf P.11 Durán, R. (2013). Fuero Sindical y Fondeo. Recuperado el 15 de enero d e    2 0 1 5 ,    d e

http://www.barrancabermejavirtual.com/joomla2011/index.ph p?option=com_content&view=article&id=1003:duran092413&cat id=55&Itemid=126)

Forero, L. (2012). Medicina Legal Colombia. Recuperado el 27 de 10 de

2 0 1 2 ,    d e

http://www.medicinalegal.gov.co/images/stories/root/FORENSI S/2000/Homicidios.pdf García, C. (2011). Los estudios sobre órdenes locales. Enfoques, debates y desafíos. Análisis político 24( 73), 55-78.

Madariaga, P. (2006). Región, actores y conflicto: los episodios. En


Archila, M. et al. Conflictos e identidades en el Magdalena Medio, 1990-2001 (pp. 37-80). Bogotá: Cinep.

Mason A. C. (2005). Constructing Authority Alternatives on the Periphery: Vignettes from Colombia, en International Political Science Review / Revue internationale de science politique, 26 (1), 37-54.

MEDICINA LEGAL. (2005). Medicina Legal Colombia. Recuperado el 27 d e    1 0    d e    2 0 1 2 ,    d e

http://www.medicinalegal.gov.co/images/stories/root/FORENSI S/2011/1-F-11-Preliminares.pdf.

Noticias Telepetróleo. (16 de septiembre de 2013). Entrevista con Félix J a i m e s L a s p r i l l a . R e c u p e r a d o d e http://www.youtube.com/watch?v=uzPgs2NCsL0

Ortiz, O. (2004). Ronda de Preguntas, comentarios y reflexiones. Documento ocasional del observatorio de paz integral del Magdalena Medio. Recuperado el 15 de junio de 2014, de http://www.opi.org.co/pdfs/Doc_Ocasional_3.pdf

Rodríguez Plata, H. (1968). La inmigración alemana al Estado Soberano de Santander. Bogotá: Kelly.

Rueda, S. (2012). La educación superior y la educación para el trabajo y el desarrollo humano en Barrancabermeja. Recuperado el 12 de diciembre    de    2014,    de

http://200.35.45.171/flex/documentos/LA%20EDUCACI0N%20S UPERIOR%20Y%20LA%20EDUCACIÓN%20PARA%20EL%20TRABA JO%20Y%20EL%20DESARROLLO%20HUMANO%20EN%20BARRAN CABERMEJA.pdf

Sarmiento, F. (S.F.). Educación desarrollo y paz en el Magdalena Medio. Recuperado el 10 de enero de 2015, de http://www.itcultura.net/ES/images/publications/presentaci%C 3%B3n.pdf

Vega Cantor, R., Núñez Espinel, L. A., & Pereira Fernández, A. (2009). Petróleo y protesta obrera. La Unión Sindical Obrera y los trabajadores petroleros en Colombia. Bogotá: Corporación Aury Sará Marrugo.

126    ENTORNOS, Vol. 28. No. 2 | Noviembre 2015