Presentación
ENTORNOS, Vol. 29, No. 1, 9-10, Junio 2016

Presentación

 

La Universidad es la conciencia crítica de la sociedad. Todo lo que sucede en el país es de su incumbencia. No obstante, hay temas prioritarios en su agenda interna a los que les debe colocar particular atención dejando de lado temas tan importantes y actuales como la paz, la conservación del medio ambiente, la violencia contra la mujer, la corrupción de los funcionarios públicos y privados, la deficiencia del sector salud, entre otros tantos. Y si bien es cierto que para efectos de una acreditación institucional necesita concentrarse en temas de gestión y administración académicas, la universidad cuenta por fortuna con la valiosa ayuda del sector profesoral, individuos líderes que trascienden las aulas para vincularse con la comunidad necesitada de justicia social. Y se vinculan igualmente con el mundo político, desempeñándose admirablemente en secretarias gubernamentales, en el sector empresarial, en ONG y en donde se les necesite, aportando soluciones tangibles de manera desinteresada. La Universidad sigue haciendo presencia gracias a ellos. Eso parece.

Durante el primer semestre de 2016 uno de los temas prioritarios en la agenda interna de las universidades que exigió atención inmediata fue el estado de la ciencia en Colombia y la nueva política de CT&I. Se socializó la Política de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2025, PCT&I que se fundamenta en el convencimiento de que la ciencia es vital para el desarrollo económico y social, al promover la formación de capital humano de alto nivel, la capacidad de innovación y la competitividad. La Política de Ciencia Tecnología e Innovación 2015-2025 cuenta con cuatro pilares básicos: 1) Formación de capital humano altamente calificado para el aumento de la productividad, 2) Fortalecimiento de la investigación y el desarrollo tecnológico, 3) Promoción de actividades innovadoras en la empresa privada y 4) Expansión de la investigación científica en todas las regiones del país. Así las cosas, la prioridad de la Universidad es producir conocimiento de alto impacto y para ello debe aliarse con las empresas activando la triple hélice y apostándole a la innovación, porque la innovación es la clave de la competitividad, fuente de desarrollo y crecimiento económico del país. La ejecución de la PCT&I 2015-2025 va de la mano con el diagnóstico del estado de la ciencia en Colombia. Precisamente el 26 de mayo del año en curso se llevó a cabo un foro organizado por Semana y Colciencias en donde se explicité la dinámica investigativa de las universidades planteando al final una serie de conclusiones que deberán evaluarse en un corto plazo y destacamos aquí algunas de ellas. Los grupos de investigación han mejorado su calidad y áreas como las humanidades y las ciencias de la salud han incrementado notablemente su producción científica. Se asume también que las métricas si bien son importantes no son perfectas y que crear un sistema perfecto de métricas no es algo realista sabiendo además que detrás de ellas se encuentra el factor humano. Es importante entender las particularidades de cada publicación científica y cada área del conocimiento. No es igual una publicación de humanidades que una de tecnología o ciencias exactas. En la comunidad académica hay una preocupación latente sobre la forma como las métricas están desplazando el criterio de los investigadores y este es un debate que se debe escuchar para ayudar a mejorar los sistemas de métrica. La comunidad académica debe hacer preguntas y ejercer una labor de control sobre la economía política de las bases de datos académicas pues éstas son ante todo empresas con ánimo de lucro. Finalmente, para que el país logre una mayor visibilidad en su producción científica se debe incentivar la investigación de alto impacto, incrementar la cooperación, definir nuevos lincamientos para la medición, fortalecer el impacto de los equipos editoriales y la revisión y evaluación del modelo.

Lo dicho y acordado en el encuentro mencionado supra sigue siendo esperanzador aunque repetitivo. Se podría ver una luz de esperanza si en realidad proyectamos lo propuesto por Fais Borda (2003,95-96) desde la misma universidad, sin intermediarios políticos: "[...] necesitamos universidades democráticas y altruistas que estimulen la participación creativa de los estudiantes en la búsqueda de nuevos conocimientos, y en tal medida consideren la investigación como herramienta pedagógica del mayor valor, sustentadora de la autonomía académica. Que tengan por tarea prioritaria la consolidación de un ambiente cultural que propicie la creatividad a lo largo de todas las etapas de formación que contribuyan al proceso de reconstrucción social y al bienestar de las mayorías desprotegidas delapoblación. Se requiere universidades participativas comprometidas con el bien común, en especial con las urgencias de las comunidades de base, que mediante técnicas de educación, investigación y acción combinadas tomen en cuenta la formación de ciudadanos capaces de emitir juicios fundamentados en el conocimiento de las realidades sociales y naturales. Las universidades participativas deben ser crisoles centrales de los mecanismos de creación, acumulación, enseñanza y difusión del conocimiento".

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Este número de Entornos presenta nueve trabajos que se sitúan en los campos disciplinares de la economía, la lingüística, la educación, la matemática, la psicología y la teoría literaria. En la sección de Universidad y Competitividad se presenta el Informe anual de indicadores de Ciencia y Tecnología 2015 y en la sección reseñas tiene un espacio exclusivo el reciente y valioso texto del profesor René Vega Cantor titulado La Universidad de la Ignorancia, texto iconoclasta que denuncia una educación (superior) colombiana que reproduce la cultura traqueta dominante en nuestra sociedad, y para la cual es más importante el fútbol, las reinas de belleza, los reality-show que la desaparición de un hospital, una escuela o una universidad. Este libro debería ser discutido en todas las universidades y tomarlo como punto de referencia para discutir la ambiciosa Política de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2025 sustentada en un plan nacional de desarrollo y en los sueños del inquilino de la Casa de Nariño anunciando que Colombia tendrá el mejor sistema educativo de América Latina en el 2025 y que alcanzaremos a Finlandia en el 2042.

Miguel Ángel Mahecha B.
Equipo editorial Entornos