TЯIPTIKO / TRИПTИX
Rubén Darío Flórez, Corina Michelena, Abel Murcia y María Dolores Sanabria. (2016). TЯIPTIKO / TRИПTИX. Moscú: Editorial OGI, edición bilingüe español/ruso.
Moscú es una vez más objeto de poetización y de cuestionamiento. Sus desmesurados espacios obligan a una particular contemplación interna, angustiada, exiliada que se concreta en sentidos, en significaciones, en imaginaciones. Suele decirse que esa ciudad se constituye, se levanta en la arquitectura de las palabras y se habla de su semiosis, de su historia, de sus recorridos, de sus fríos extremos, de la presencia del efímero humano, como un loco y un vago de la stultifera navis. Moscú, ciudad de contrastes, de tonos otoñales, de grises, de blancos resplandecientes y de sueños boreales es una polifonía que pone en acción, pone en palabra, varias lenguas, varios códigos, varios sistemas de significación. Como ciudad, como espacio urbano que activa las soledades del paisaje, podemos decir que Moscú “se funda en la existencia y en el encuentro de varios códigos diferentes y de varios sistemas diferentes de expresión y significación. La estructura urbana se caracteriza por el hecho de que se elabora en un espacio de indistinción en donde se mezclan las pertenencias, las sociabilidades, las culturas, las identidades, en una lógica de confrontación y de mestizaje de las diferencias y los antagonismos. Lo que hace surgir a la ciudad tanto como espacio político como espacio cultural, es el encuentro, la relación con la diferencia y con la multiplicidad de los códigos y de las vías. La ciudad es un espacio que nace de un encuentro ya que se consolida en el Carrefour atravesado por varios recorridos, varias historias, varias identidades y varios proyectos, varios compromisos y varias pertenencias. La comunicación que se desarrolla en el espacio urbano consiste, en estas condiciones en una verdadera polifonía…” (Lamizet, 20071, traducción nuestra).
Cuatro exiliados, tres maestros de la palabra y una maestra en artes plásticas, hablantes nativos del español e incursionadores de sentidos en lengua rusa, decidieron en Moscú, en torno a la música, al alcohol y a la nostalgia, escuchar la melodía y el silencio de la palabra con la pretensión de evocar nuevos textos, nuevas significaciones, nuevas amalgamas. Se ubicaron en el umbral del sentido y se vieron osados, atrevidos, desamparados…poetas. Moscú les recordó la tierra natal y en una semiosis ajmatoviana, se supieron hispanos, se supieron exiliados recordando su tierra:
[…] Sí, para nosotros es tierra en los zapatos.
Sí, para nosotros es piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos, aplastamos
Esa tierra que con nada se mezcla.
Pero en ella yacemos y somos ella,
Y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.
Y afirman en el prólogo de su libro: “Los cuatro, de una u otra manera, hemos hecho de esta ciudad, nuestra ciudad. Por más o menos tiempo. Por un momento. Con más o menos entrega. Los cuatro tenemos el tiempo contado. Después nos iremos yendo. Cada uno a lo suyo. Pero siempre nos quedará Moscú. Una Moscú propia que compartimos, por un instante, en el tiempo. Y TЯIPTIKO / TRИПTИX será el recuerdo de ese instante.
El último en irse no apagará la luz. La dejará encendida. Como si de un faro en las costas de otro tiempo se tratara. Moscú ya no será un lugar, sino una suerte de presencia inequívoca que nos permitirá reconocer a aquel que fuimos, y, que, de alguna manera, ya siempre, nos seguirá esperando”.
Estos textos españoles fueron traducidos al ruso por Natalia Vanhanen
Dejamos, ante los ojos de los lectores, las estelas poéticas de nuestros exiliados.
Vagabundo
Era el verano que nunca había visto.
Las hojas de los árboles eran distintas
Y su verde me decía que yo aquí era un forastero.
A veces, los árboles en esta parte de la tierra
Sólo a veces, te hacen sentir un tipo sin patria.
Un hombre que no sabe las palabras precisas;
Un hombre cuyos huesos nunca serán de aquí.
Un hombre que habla con acento de lejos.
Kore
¿Cómo entra la oscuridad
en la habitación
de la niña?
Cuando despierta rígida,
a mitad de su nombre,
de su noche.
Presume,
sabe
que una bestia se despereza
−apesta−
acecha bajo su cama.
A eso temerá toda su vida.
Nebulosa de Moscú
Será bajar por esas escaleras
Y deshacer el mundo en pensamientos
a la busca de aquello que tú eras;
será ir descendiendo entre los vientos
que baten los cristales, las aceras
hoy blancas de la calle oirán mis lentos
pasos, el eco de horas venideras;
será sentir que estos días atentos
hurgan callados todas las heridas;
será, seré, serás, verbo seremos,
palabra que se sabe conjugada
1 Bernard Lamizet, «La polyphonie urbaine: essai de définition», Communication et organisation, 32 | 2007, 14-25.