ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

LA DIRIGENCIA CÍVICA Y DEPORTIVA COMO PROCESOS DE CONSTRUCCIÓN DE TEJIDO SOCIAL EN EL BARRIO LAS GRANJAS*

THE CIVIC AND SPORT LEADERSHIP AS PROCESSES OF BUILDING SOCIAL FABRIC IN LAS GRANJAS NEIGHBORHOOD

Jaime Monje Mahecha**

Resumen

El presente documento expone algunas de las realizaciones de los líderes deportivos y comunales del barrio Las Granjas de la ciudad de Neiva durante su proceso de construcción y consolidación, ilustrando cómo la comunidad "granjuna" a través de la organización cívica y deportiva creció social, cultural y deportivamente.

Palabras clave: organización cívica y deportiva, barrio Las Granjas, tejido social, convivencia ciudadana.

Abstract

This document presents some of the undertakings of sport and communal leaders of the Granjas neighborhood during its building and consolidation processes. It illustrates the cultural and sport growth of this community through civil and sports-based organization.

Key words: civic and sports-based organization, Las Granjas neighborhood, social fabric, citizen's coexistence

Tipo de estudio histórico descriptivo

Este trabajo de investigación se desarrolló a partir de un estudio de tipo histórico descriptivo. La estrategia histórica nos ayuda a comprender el pasado a través de la revisión de datos, la evaluación crítica de los hechos más notables con su respectiva interpretación.

Acerca del concepto de tejido social y ciudadanía

Al abordar el estudio de unas acciones desarrolladas por la organización comunal tendientes a reconstruir el tejido

Artículo recibido: 05/05/2009 Aprobado: 12/08/2009

social en un barrio, es forzoso precisar lo que entendemos por tejido social. El concepto de tejido social en su acepción más simple, se refiere al "conjunto de relaciones, reglas e intercambios que realizan el universo de organizaciones sociales en un territorio determinado y su capacidad para crear 'puentes' de interlocución y de transacciones políticas, culturales, económicas y sociales útiles con otras esferas del orden social donde se concentran las decisiones de poder político y económicd'1. Un elemento constitutivo del tejido social es el capital social, que consiste en todos aquellos elementos acumulados por las personas a lo largo de su vida, que implican procesos de socialización y que les son útiles para enfrentar las situaciones futuras de manera efectiva.


* Artículo de investigación, grupo de investigación Identidad.

** Especialista en Docencia de la Educación Física, Estudios de Maestría en Historia. Catedrático de la Facultad de Educación de la Universidad Surcolombiana. E-mail: jaimemoma@hotmail.com

1 Plan de Desarrollo de Antioquia 2004-2007.

El desarrollo y la acumulación de capital social en un país o región presuponen también un nuevo ciudadano, formado para el ejercicio y control democrático, organizado para la tramitación de las demandas y diferencias y con un claro sentido de pertenencia para fortalecer la esfera de lo público.

En ese sentido acogemos los planteamientos que nos hablan de una reformulación del concepto de ciudadanía a partir de las prácticas culturales y las construcciones de sentido que establecen los sujetos, como plantea Néstor García Canclini: "ser ciudadano no tiene que ver sólo con los derechos reconocidos por los aparatos estatales a quienes nacieron en un territorio, sino también con las prácticas sociales y culturales que dan sentido de pertenencia y hacen sentir diferentes a quienes poseen una misma lengua, semejantes formas de organizarse y satisfacer sus necesidades."2

El Estado debe reconocer y garantizar la calidad de ciudadanos de sus miembros. Pero la ciudadanía más que un estado es un proyecto. Las personas deben asumir su capacidad de ser libres y actuar los derechos que les confiere su libertad. Deben moverse según sus ideales e intereses, seguros que en ese movimiento encontrarán a unos con los que podrán identificarse y a otros con los que tendrán que competir.

El Estado tiene el deber de reconocer y garantizar la ciudadanía de todos, pero el juego político de la libertad deben jugarlo los ciudadanos. De ellos depende que el poder se concentre o tienda a difundirse socialmente, que el orden social sea más o menos impuesto o acordado.

En la medida en que los ciudadanos manifiesten activamente sus opiniones e intereses, se asocien y organicen con aquellos con quienes se identifican y deliberen y negocien con aquellos que oponen resistencia, habrá organización y progreso democrático. El orden democrático apunta a un proceso cuya dinámica fluye de la voluntad de los ciudadanos para manifestarse, asociarse, organizarse, entrar en conflicto, deliberar, negociar, acordar.

Sobre la acción comunal

La organización social de base con más cobertura y arraigo en Colombia es la Junta de Acción Comunal. Es el espacio primario donde el ciudadano del común tiene la oportunidad de buscar una alternativa de solución a los problemas que aquejan a su comunidad.

De acuerdo con las estadísticas que maneja la Confederación Nacional de Juntas de Acción Comunal, en Colombia hay cerca de 50.000 organizaciones de este tipo y 870 asociaciones municipales. Este movimiento cumplió 50 años en el 2008 y cuenta con cinco millones de asociados, ubicados en los 1.098 municipios y 20 corregimientos departamentales que componen la geografía nacional.

El origen de la Junta de Acción Comunal en el país se remonta a finales de la década de los cincuenta en la Universidad Nacional de Colombia. Así lo comenta el sociólogo Orlando Fals Borda. El lugar donde tuvo su primera aparición fue la vereda de Saucito, en el municipio de Chocontá.

"Era, explica Fals Borda, una vereda pequeña de minifundistas, que decidieron organizarse para construir una escuela comunal, que todavía está allí. Es hoy un monumento nacional porque fue el laboratorio donde se determinaron algunas de las primeras reglas, incluso las oficiales, en lo concerniente a la conformación de juntas de acción comunal".

El sociólogo comenta que este proceso se forjó en la recién creada Facultad de Sociología de la Universidad, de la cual era Decano. En aquel momento, el Ministro de Educación, Abel Naranjo Villegas, pidió a la institución que plasmara por escrito la experiencia vivida en esta vereda. Tiempo después se convirtió en un capítulo de la Ley 19 de 1958, con el beneplácito del Presidente de la República, Alberto Lleras Camargo.

Esta idea, cuenta Fals Borda, sirvió como "un rayo de luz" para generar un cambio radical en las costumbres de los campesinos hispano-chibchas que se basaba en una antigua tradición que daba prioridad al carácter desconfiado de los habitantes de la región. Estos ignoraban al vecino y echaban al traste cualquier posibilidad de trabajo colectivo.

En este sentido, Jorge Enrique Bossa, actual presidente de la Confederación Nacional, asegura que la Junta


de Acción Comunal es un motor aglutinador de los intereses de la comunidad en cualquier lugar del país. "Es el organismo que reúne a la comunidad en torno de las diferentes necesidades y problemas que se pueden presentar en convivencia y conciliación de problemas, desarrollo humano de las personas, formación en democracia, participación, educación, vivienda, medio ambiente, deporte y cultura".3 De la interacción de los ciudadanos en torno a una variedad de temáticas surgen caminos hacia la solución de los problemas. Estas necesidades que generan desarrollo humano se ven reflejadas en la realización de obras comunales que benefician a todos, como los espacios recreativos, administración de campos deportivos, de plaza de mercado, donde pueden participar todos los habitantes de una comuna, de una localidad.

Acerca del deporte y la dirigencia deportiva

El educador y psicólogo social Carlos Bonilla define el deporte como "Una práctica social de connotaciones his-tórico-sociales, que se expresa mediante la ejecución de actividades rígidamente controladas por normas e instituciones, ejecución que requiere de habilidades y destrezas especialmente entrenadas y donde el interés primordial es la competencia con la naturaleza o con los semejantes."4

Uno de los factores, que nos permite conocer cuáles son los rasgos caracterizadores de las sociedades, lo podemos encontrar en el tipo de actividad física que las mismas han practicado o practican; merece destacarse que muchos deportes parecen haber tenido su nacimiento en el ejercicio de destrezas físicas y/o psicológicas que actuarían al servicio de la supervivencia. Elías dice al respecto: "Investigaciones realizadas por diferentes autores encuentran que todas las culturas a través de la historia han desarrollado prácticas semejantes a las actividades deportivas recreativas ac-tuales."5 Pero, es necesario aclarar que en todo esto, la fantasía del hombre y su profunda capacidad simbólica han intervenido para hacer que aquella que era una de supervivencia (en algunos pueblos continúa siéndolo), se enriquezca y llegue a ser otra suerte de sobrevivencia ligada mucho más con lo social y la economía que con otras necesidades básicas.

La Ley 181 de 19956 determina como objetivo principal la creación del sistema Nacional del Deporte, que está compuesto por organismos articulados, que persiguen como fin brindar a la comunidad oportunidad de participación en los procesos de iniciación, formación, fomento y práctica del deporte, la recreación y el aprovechamiento del tiempo libre, así como la participación comunitaria a través de un conjunto normativo que regule la práctica del deporte.

La Ley asimiló a Clubes deportivos aquellos organismos que desarrollan actividades deportivas organizadas como los Establecimientos Educativos y las organizaciones Comunales. Esto permite a la dirigencia deportiva participar desde la comunidad del Sistema Nacional del Deporte, utilizándolo como medio para la construcción del tejido social y la acumulación de un activo social.

Resultados

"Vivimos un momento histórico en que sabemos mucho, sabemos muchísimo, pero comprendemos muy poco o casi nada. Y el mundo actual necesita ser comprendido más que ser conocido (...) Sólo podemos pretendercomprender aquello de lo que somos capaces de formar parte, aquello a lo cual somos capaces de integrarnos, aquello que somos capaces de penetrar profundamente."

Max Neff

El proceso de construcción

El proceso del movimiento comunitario del barrio se originó a partir de 1960, año en el que, para muchos investigadores, el Estado adelantaba un amplio programa de rehabilitación. Destinado a contrarrestar los efectos de la desestabilización de la vida rural y de la expulsión de masas campesinas producto de la violencia. El barrio hizo parte del proyecto político de Alberto Lleras Camargo (1958-1962), frente a las consecuencias de la persistente violencia política en las áreas rurales del país en departa-


mentos como el Huila, Valle del Cauca, Caldas, Tolima y Cauca.

El proyecto era entendido como la oportunidad de reinserción de un buen número de ciudadanos y la retribución, en parte, de los desalojos obligados de muchas propiedades rurales. Por esta razón, el barrio no fue el resultado de procesos de invasión o asentamientos irregulares. El barrio fue una solución oficial para las gentes sin vivienda y de escasos recursos económicos, bajo un modelo de conciliación y restitución oficial.

El barrio Las Granjas tiene forma de tortuga, cuya base es la carrera 6° y su lomo o coraza es la avenida 26; la columna vertebral de este barrio es la carrera 7°. Desde el punto de vista arquitectónico, las casas las entregaron con dos piezas sin puertas, pisos de tierra, inodoro de hoyo, sin servicio de acueducto y alcantarillado; no eran pañetadas, y si bien el patio era amplio con relación a las casas actuales, sus dimensiones eran insuficientes para la pretendida huerta casera, sobre todo comparadas con las casas del centro de la ciudad cuyas medidas eran más generosas.

Las piletas. Necesidad y potencialidad

Las piletas se constituyeron en el lugar de encuentro de los habitantes del barrio Las Granjas, sitio donde convergían con sus familias y lugar de recreación de los más pequeños. Al respecto Ruiz López, citado por Suárez, dice: "a su alrededor muy seguramente la comunidad inició su proceso de organización, sobre todo de comunicación. Las piletas fueron, en efecto, el lugar a donde íbamos todos; ellas fueron una especie de Club social abierto que guardaba relación con el mismo diseno del barrio en su conformación inicial. Allí no había distingos de ninguna especie y, por sobre todo, fueron un factor de organización tan importante como la cancha de fútbol".

Las piletas se constituyeron en un escenario público que hizo evidente el barrio como territorio propio; en ellas, mientras los niños se bañaban, sus madres lavaban la ropa compartiendo las mismas necesidades. Las piletas estaban ubicadas a lo largo de la carrera séptima, que no era una calle sino la columna vertebral del barrio. Las piletas fueron el primer factor de cohesión social, permitió la conformación de grupos de amigos entre los nuevos vecinos, y unidad entre las familias.

Alrededor de las piletas se dio la primera organización comunal con grupos pequeños que comentaban necesidades y buscaban solucionarlas, a partir de los diálogos propiciados por el encuentro forzoso mientras se proveían de agua; quedó claro que el propósito inmediato era conseguir la instalación del servicio de acueducto y el alcantarillado para suplir esta necesidad de saneamiento básico.

En defensa del patrimonio y del espacio público

El primer gran logro del barrio fue la consecución de los servicios públicos de acueducto y alcantarillado; sin embargo, surgió otra dinámica que requería la organización comunitaria: una vez instalados estos servicios, las piletas ya no tenían razón de ser. Por lo tanto, los lotes en que funcionaban eran muy apetecidos por las autoridades municipales7.

En efecto, el alcalde, sin consultar con la comunidad, sorprendió a los habitantes del barrio con la venta de uno de estos lotes; los granjunos rápidamente reaccionaron y evitaron la venta de los otros; una vez establecido que estos terrenos eran comunitarios, decidieron la construcción de parques, polideportivos y obras con sentido social. Por esta razón, a lo largo de la carrera séptima se aprecian polideportivos debidamente enmallados, parques bien arborizados, biblioteca, espacios públicos para el goce, disfrute, esparcimiento y diálogo de los granjunos; estas decisiones hicieron que Las Granjas tenga actualmente 12 parques, constituyendo la más alta densidad de la ciudad de Neiva.

Así como las piletas fueron el punto de encuentro inicial del barrio, y luego los parques espacios de recreación, el campo de fútbol es el sello de identidad del granjuno; en él expresaban abiertamente su orgullo, donde aún dan rienda suelta a todo el potencial de su niñez y juventud, donde comienza su formación deportiva; de acuerdo con el Dr. Roland Renson, "A través del juego, descubrimos nuestros límites espaciales, sociales, mentales y físicos, y a través de los deportes, intentamos extenderlos."8


El campo de fútbol desde el punto de vista urbanístico queda en el corazón del barrio, es un integrador por excelencia, alrededor de él gravitan todas las actividades y es utilizado además del deporte como una referencia para el encuentro y tertuliadero de los granjunos. Sobre este escenario se han llevado a cabo innumerables gestas deportivas, es el templo sagrado del fútbol aficionado y patrimonio neivano.

Los pioneros

¿Quiénes fueron los que hicieron posible este proceso? Personas de origen campesino, sin preparación pero inteligentes y trabajadores, con una actitud decidida y valores que caracterizaron a toda la generación, honestos, solidarios, bondadosos, responsables y leales; preocupados por levantar a sus familias y a la comunidad con el ejemplo. Sentaron las sólidas bases de un trabajo que ya lleva medio siglo.

A estas personas se les atribuye la organización y construcción de la junta y la caseta de acción comunal, la consecución de los servicios públicos de acueducto y alcantarillado, la iglesia, la defensa del espacio público, los parques, la construcción de espacios lúdicos, el puesto de salud, las aulas escolares y la gestión para el mejoramiento del servicio de transporte público al barrio.

Si bien estas obras son esfuerzos de construcción, no son sólo cemento y ladrillo; el proceso tiene implícito un arduo trabajo de convocatoria, de desarrollo local, de participación, de organización, de ciudadanía, de democracia, de cultura y de construcción de capital social. Se utilizaron como medios los bazares, las mingas de trabajo, las presentaciones artísticas, etc. Todos estos son activos sociales que redundaron en autoestima, en sentido de pertenencia y en identidad granjuna.

Nombres como Don Juan Horta por su poder de convocatoria, el Paisa Vallejo por su liderazgo deportivo, el profesor Bobadilla por su labor educativa, la familia Barón, participando desde diferentes estamentos, reconocen en el padre Armando Vargas un tesonero trabajador e incondicional apoyo a las causas comunitarias: su labor se enmarca entre los primeros 15 años del barrio.

La reina popular de las granjas

La relación de la iglesia católica con la comunidad fue desde la fundación del barrio muy cercana, se crearon nexos, con frecuencia acciones comunitarias fueron iniciativa de la iglesia, promovidas muy efectivamente desde el canal natural de comunicación comunitaria como es la homilía. A comienzos de la década de los ochenta el padre Víctor Ulises Cortés, párroco de Las Granjas, quien orientaba la asignatura de religión en el colegio INEM, decidió realizar las fiestas patronales con más despliegue, involucrando a los diferentes estamentos comunitarios, pero especialmente a los jóvenes, a quienes invitó para que se vincularan a esta celebración.

Les dio autonomía para que desarrollarán de puertas para afuera de la iglesia las iniciativas que le habían propuesto, consistentes en juegos populares, bazares y actividades culturales para convocar a la comunidad a su alrededor. Los muchachos no defraudaron la confianza del padre y para su sorpresa organizaron el evento con responsabilidad y creatividad; a la cabeza de esta empresa estaban, entre otros, Yael Garaviño, líder natural, educador y gestor de proyectos comunitarios; Carlos Montealegre, Constantino Castro; los hermanos Luis Alberto y Ever Motta. Quienes ya daban muestra de su potencial como dirigentes cívicos y deportivos.

Una vez concluidas las fiestas patronales y en el proceso de evaluación de las actividades, los jóvenes dirigentes comentaron la intención de participar en el Reinado Popular del Bambuco con una niña del barrio; solicitaron que la selección y preparación fuera de su absoluta responsabilidad. Sorprendido, el padre les dio el respaldo y confió nuevamente en ellos.

No fue difícil seleccionar la candidata; entre las diversas aspirantes, Olga Lucía Fierro, por unanimidad, fue escogida; a esta niña, dueña de una belleza singular, que generaba muchas simpatías, a ella le apostó el recién constituido comité del Reinado Municipal del Bambuco para que el barrio tuviera su primera Reina Popular.

La primera y osada decisión que tomó el comité fue recoger fondos entre la comunidad para pagarle a la candidata dos meses de salario con el fin de que solicitara una licencia no remunerada en el consultorio médico donde trabajaba, en la carrera séptima con calle séptima, edificio de los Profesionales, ya que necesitaban que la dedicación a la preparación fuera de tiempo completo.

Durante esos dos meses todo el comité organizador liderado por Garaviño trabajó sin descuidar detalle en la preparación de la candidata de las granjas, desde el vestuario para los ensayos hasta el de las presentaciones en los diferentes eventos. Para evitar distracciones de la reina, le compraban todo lo que ella necesitaba, realizó presentaciones en la comunidad y cada día los granjunos estaban más confiados en el desempeño de su representante.


El día de la elección se volcaron en masa a acompañar a Olga Lucía, quien en las rondas sampedrinas había refrendado el acierto de su escogencia; la comunidad se sentía triunfadora, y en efecto, fue tal el apoyo de sus vecinos y las condiciones en la interpretación del sanjuanero, que ganó con total convicción. Este logro dio confianza fuerza a sus dirigentes para emprender otras obras comunitarias con el tejido social de las granjas.

El hexagonal de Las Granjas

El barrio Las Granjas tiene en su epicentro geográfico un campo de fútbol; casi todas las actividades deportivas gravitan alrededor de este escenario deportivo, orgullo de los granjunos. La escuela, hoy denominada Luis Ignacio Andrade, queda colindando con la cancha; por lo tanto, los niños disponían de este enorme patio de recreo: después de cumplir con los deberes escolares y de traer el agua de las piletas, disponían de bastante tiempo para jugar.

Ante esta aceptación generalizada del fútbol, los padres de familia decidieron organizar torneos para sus hijos; primero lo hicieron intercuadras, permitiendo de esta manera hacer un proceso selectivo donde los diferentes simpatizantes conocieron los jugadores que se iban destacando en el barrio; son famosos los torneos entre solteros y casados. Después de esto se realizaron torneos interroscas, con mayor nivel de exigencia desde el punto de vista técnico y organizativo. Estas experiencias permitieron consolidar una especie de escuela de promoción y formación deportiva natural, y la cantera de jugadores aumentaba.

Estos torneos sirvieron de base para hacer campeonatos más grandes como los que se efectuaban al final del año, entre los jugadores locales y los "extranjeros", jugadores nativos de Las Granjas pero que estudiaban o trabajaban fuera de la ciudad. Luego surgieron rivalidades deportivas entre sectores del barrio y cada uno tenía su propio equipo, uno conformado por jugadores de la Avenida 26 a la calle 30 y otro de la calle 31 a la 40. Cansados de jugar siempre entre los mismos adversarios y conociendo el potencial futbolístico del barrio, decidieron hacer un cuadrangular más amplio e integrar equipos representativos de otros barrios de la ciudad como Calixto Leyva, Cándido Leguízamo, Chapinero, Mártires y otros.

Estos cuadrangulares tuvieron muy buena acogida entre la afición, posicionando a esta cancha como cuna del fútbol aficionado en la ciudad de Neiva. Con base en esa "selección natural" se conformó un equipo representativo del barrio para jugar los cuadrangulares en donde oficiaban como anfitriones en los torneos organizados por la Liga Departamental; este conjunto se denominó Boca Juniors, integrado por jugadores como Eduardo Barón, Alberto y Carlos Rujana, Juan López, Carlos julio García, Ibagón y Ruiz.

Fue tal el éxito de estos cuadrangulares y la demanda de diferentes barrios en busca de una invitación para participar que la organización lo amplió a hexagonal. La filosofía de estos torneos era la de impulsar el fútbol de carácter aficionado, dadas las pocas posibilidades que para esa época (1976) tenía el jugador neivano y huilense.

Este torneo se realizó gracias a las inquietudes de los integrantes del Club katakandrú; la idea surgió como una oportunidad para estimular el desarrollo del fútbol aficionado en los diferentes barrios de la ciudad. Se convocó entonces al primer hexagonal respetando el espíritu que lo motivaba; para dar oportunidades a equipos representativos de otros barrios, el que quedaba de último perdía la invitación para el año siguiente. De esta manera el campeonato cumplía varios propósitos: de un lado se constituyó en la vitrina del fútbol aficionado, y del otro en un satisfactor lúdico no solo para la comunidad granjuna sino para la sociedad neivana que se deleitaba con los partidos arduamente disputados en la temporada de fin de año.

Este evento emuló a certámenes aficionados de carácter nacional como el efectuado en los barrios Olaya y Tabora en Bogotá; pero los equipos de barrio que participaban en su pretensión de lograr el campeonato y/o de conservar la invitación para el año siguiente, se fueron reforzando con jugadores de otras partes de la ciudad, incluso con invitados de otros departamentos y jugadores ex-profesionales en el ocaso de su carrera (Walter Escobar por ejemplo). Esto implicaba un costo que los barrios no podían asumir; por tal motivo, empresarios de la ciudad terminaron patrocinando equipos y comenzaron a darles un carácter comercial, desdibujando el espíritu aficionado con que se creó. Se instaló toda la parafernalia propia de eventos de esta naturaleza, cubrimiento periodístico, radial y prensa escrita, vallas publicitarias, pago a jugadores por vestir una camiseta, costosa dotación de uniformes y guayos, etc.


La forma como evolucionó el torneo limitó las posibilidades de participación a los jugadores en formación; se llega al extremo que equipos de las mismas Granjas patrocinados por padres de familia no pueden con los altos costos que exige la participación. Por lo tanto los jóvenes perdían la posibilidad de mostrar sus cualidades en este torneo. Así como los equipos se fueron "profesionalizando", la organización fue perdiendo el norte; ante este estado de cosas, los organizadores originales fueron dando paso a otros con criterios comerciales y de esta manera vemos cómo el poder de convocatoria del torneo se convirtió en un fracaso educativo: una idea y gestión comunitaria terminó en una operación comercial.

La escalada de costos, incluso para la organización, hizo que se perdiera la periodicidad de su realización; anualmente la afición esperaba el torneo, pero comenzaron las dificultades y dejó de hacerse durante varios años. Uno de los factores que más influyó fue la falta de un relevo generacional; los dirigentes originales habían conformado sus hogares y muchos habitaban otros barrios: aunque mantenían todavía estrechos nexos con el barrio, no le dedicaban el tiempo suficiente por sus nuevas responsabilidades, y para agravar la situación, sus hijos, herederos directos de esta vocación de servicio comunitario, crecieron en otros barrios. Además se persistía en realizar un torneo ostentoso, por lo tanto costoso y, sobre todo, carente de los criterios de servicio al fútbol aficionado.

En el año 2008 y con el fin de celebrar la edición número 25 del evento (sus bodas de Plata), dirigentes katakandrusianos como Yael Garaviño, Omar Cuéllar, Edgar Cuéllar y Hernando Ruiz López sacaron adelante este evento en las diversas categorías para beneplácito de la afición del barrio y la ciudad.

El Club Nuevos Valores

Un sobresaliente líder, gran deportista y mejor persona, Germán Enrique Ruiz Vásquez, en vista de la gran convocatoria que tenía el hexagonal de Las Granjas y la creciente demanda de los jugadores para acceder a instancias superiores dentro de su proceso de formación para convertirse en jugadores profesionales, convoca a los dirigentes de las granjas a un conversatorio en torno a esta situación. De esta convocatoria surge la idea de hacer un representativo con una selección de los más destacados jugadores que participan en el hexagonal; de ahí surge el equipo denominado Nuevos Valores del Huila.

El Huila había tenido un equipo representativo en el campeonato de ascenso de la categoría B denominado campeonato semi-profesional hacia finales de la década del 60 con el nombre de Deportivo Huila, patrocinado, entre otros, por el doctor Miguel Ramírez, primer pediatra de Neiva y propietario de la Clínica Nueva. Dado que la Difútbol organizaba por esa época el campeonato de Segunda División, un campeonato paralelo el de la Dimayor, pensaron en la posibilidad de inscribir en dicho torneo al Club Nuevos Valores, con la posibilidad hacia el futuro de poder estructurar un equipo profesional.

Esta posibilidad entusiasmó a jugadores, familiares, dirigentes, afición y comunidad en general; después de consultas se legaliza la formación del Club Deportivo Nuevos Valores del Huila, como un organismo de derecho privado, sin ánimo de lucro. Se realizan las gestiones pertinentes para participar en el torneo de segunda división en la zona centro. El equipo, cuyo origen y sede está en el barrio Las Granjas, es inscrito para participar en el año 1987; el uniforme lleva los colores del departamento del Huila: blanco, verde y amarillo; rivaliza con los equipos: Deportes Tolima, Millonarios, Líbano, Villavicencio, Monaguillos, Girardot, Juventud Huila, este último equipo organizado por los comerciantes de la ciudad en cabeza del señor Arturo Hoyos.

La parte financiera era la gran debilidad del Club; sin embargo, el apoyo incondicional de la comunidad de Las Granjas y otras instituciones como el colegio Reynaldo Matiz, lo mantenían a flote, pero era necesario el apoyo de la empresa privada.

En ese sentido se solicitó el apoyo de confeccionistas de ropa deportiva como Ropa Estrellita, cuya propietaria era doña Oliva Zuleta, quien algunas veces daba los uniformes como contraprestación a la exclusividad que daba el colegio Reynaldo Matiz (cuyo Rector era Humberto Quintero C.,9 educador y activo dirigente del Club) para


confeccionar los uniformes de los estudiantes; el empresario Edgar Perdomo obsequiaba la boletería cuando se jugaba de local y el alcalde de Palermo Luis Alberto Collazos con una dotación de guayos para todo el equipo.

En vista de este esfuerzo el gobierno departamental, a través de la Industria Licorera del Huila, para el año de 1987, apoyó al Club con una partida publicitaria en la camiseta por una cuantía de $3.000.000, recursos obtenidos después de innumerables trámites y transcurrido un gran tiempo, que sirvieron para cancelar algunas obligaciones contraídas por el Club.

Los medios de comunicación, inicialmente escépticos, comenzaron a cubrir las actuaciones del Club y se realizaron transmisiones radiales en directo de sus partidos, al cual asistían familiares de los jugadores y afición en general; se fue creando un concepto de espectáculo deportivo.

Después de varias participaciones en Segunda División se adquirió conocimiento en el manejo administrativo del Club y se fue dando la confianza para acometer nuevos retos. Éste llegó con la creación por parte de la Dimayor de un campeonato de ascenso por primera vez en la historia del país; ante esta oportunidad de tener fútbol profesional en el Huila y aprovechar las ventajas de promocionar el departamento ante el país, se fusionaron los Clubes Nuevos Valores y Juventud Huila para conformar el Club Atlético Huila y de esta manera afrontar el campeonato de Primera B, que le brindaría la posibilidad de participar en el campeonato del fútbol profesional colombiano, como efectivamente ocurrió en 1992 cuando el Atlético Huila subió a la categoría Primera A del fútbol profesional colombiano por primera vez en su historia de la mano de Alberto Rujana, el mismo entrenador del Club Nuevos Valores.

La idea que surgió de directivos de las granjas, con jugadores y cuerpo técnico del mismo barrio, tuvo repercusiones departamentales y nacionales. Entre los integrantes del cuerpo técnico y jugadores del barrio destacamos al profesor Alberto Rujana Perdomo como director técnico y a jugadores como Luis Eduardo Medina quien ahora es entrenador de la Liga Profesional de Fútbol en El Salvador.

Conclusiones

Con base en todo el proceso de recolección de testimonios, evidencias históricas y la construcción de sentido, podemos concluir lo siguiente

1.    Los fundadores del barrio de origen campesino, algunos víctimas de la violencia política y despojados de sus bienes, asumen la organización comunal como único medio para la reivindicación de sus necesidades básicas y la construcción del tejido social.

2.    Las obras públicas emprendidas por la organización comunal, consistentes en construcciones locativas para diverso uso, tenían implícito en su proceso un arduo trabajo de convocatoria, desarrollo local, de participación y organización ciudadana, de apertura democrática que fue formando el activo más importante del barrio, el capital social.

3.    Una parte muy importante, constitutiva del tejido social, es la autoestima y la construcción de identidad, y esto lo logró el barrio en sus primeras fases de desarrollo y sentó un precedente para el trabajo; los medios utilizados para tal propósito fueron una buena organización comunal y la dirigencia deportiva creativa.

4.    El deporte fue determinante en la construcción del tejido social del barrio Las Granjas, sirvió entre otros aspectos como: integrador social en los campeonatos intercuadras y las olimpiadas internas promoviendo la comunicación, la lealtad y la solidaridad; medio educativo buscando la formación integral del granjuno, opción profesional a través de las escuelas de formación deportiva en fútbol y con el Club Nuevos Valores que participó en el campeonato de Segunda División; espectáculo de masas y satisfactor lúdico a través del hexagonal de Las Granjas, que se puede disfrutar desde la perspectiva del espectador dirigente o jugador. Sirvió además para mantener y mejorar el sentido de pertenencia con la participación en las diferentes versiones de los Juegos Populares.

5.    El desarrollo de las potencialidades culturales y educativas, a través diferentes manifestaciones artísticas y recreativas, fueron otros medios utilizados por la organización comunal para sanar el tejido social sobre todo en las primeras fases de formación del barrio.

6.    Es necesario hacer una revisión de los procesos de participación al interior del barrio para estimular a los jóvenes para que se comprometan con las organizaciones y obras comunales.


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1

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2

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3

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4

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5

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6

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7

   Testimonios de Edgar Cuéllar, Licenciado en Educación Física, líder deportivo Barrio las Granjas.

8

   R. Renson, "La rebelión del cuerpo: El Movimiento Humano desde una Perspectiva Postmoderna". Revista Kinesis 36 (2003):10-18.

9

Con base en sus testimonios se construyó este relato.