Informe de Investigación
Revista Erasmus Semilleros de Investigación, 2016;1(1): 40-55

CONTEXTO INTERNACIONAL DE LOS NIÑOS EN LA GUERRA1

Erly Viviana Flor Pulido2, Miryam C. Fernández-Cediel3

 

1 Este trabajo es parte de los productos realizados en el marco del proyecto Concejo de Niños para la Construcción de una Mejor Ciudad (2014-2015) apoyado por la Universidad Surcolombiana.
2 Estudiante de Psicología de la Universidad Surcolombiana y miembro del semillero IDEAS del grupo de investigación y proyección social CRECER. ervivianita.25@gmail.com
3 Psicóloga, Magister en Psicología, Magister en Conflicto, Territorio y Cultura. Estudiante de Doctorado en Psicología de Vrije Universiteit Brussel. Miembro activo del grupo CRECER y Docente de la Universidad Surcolombiana. cristina.fernandez@usco.edu.co
 
Recibido: 21/09/2016 Aceptado: 23/11/2016

Resumen

El objetivo de este artículo es hacer una revisión temática acerca de las causas y efectos de la guerra en la población infantil haciendo énfasis en algunos países como Argentina, África, Chile, Salvador, España, Cuba. Realiza una descripción de la salud mental, emocional y del trauma psicosocial al igual que el rol del psicólogo durante y después del conflicto armado. Se presentan las formas de participación de los niños y niñas en el conflicto reflejadas de diferentes maneras tales como, por ejemplo: los niños soldados, niños que juegan un rol de adultos y niños que son obligados a dejar su lugar de origen para participar en guerras; lo que provoca la vulneración de sus derechos. 


Palabras clave: Conflicto, causas, efectos, niños, niñas.


Abstract

The objective of this article is to make a thematic review about the causes and effects of war on the child population with emphasis in some countries like Argentina, Africa, Chile, Salvador, Spain and Cuba. Performing a description of the mental, emotional health and psychosocial trauma just like the psychologist's role during and after the conflict. The participation of children in armed conflict is reflected in different ways; such as child soldiers, children playing a role of adults and children who are forced to leave their place of origin; causing the violation of human rights.


Key Words: Conflict, causes, effects, children.


Introducción

A lo largo de la historia, las guerras y distintos conflictos han formado parte del ambiente cotidiano en ciudades y países enteros, lo que ha modificado el contexto social de las poblaciones sometidas a estas situaciones; y ha generado secuelas emocionales, psicológicas y del comportamiento que comúnmente afectan la población infantil y provoca graves daños en la salud mental. Se han realizado diversas investigaciones a nivel mundial por autores como Punamaki (2000), Matín-Baró (1990), Cardet (2012) , Regueiro (2010), Santacruz & Arana (2002), Papageorgiou, Frangou-Garunovic, Iordanidou, Yule, Smith, & Vostanis (2000), Palacios & Florez (2009), Möhlen, Parzer, Resch, & Brunner (2005), Macksoud & Abeh (1996), Grajales (1999), Cyrulnik (2006), Beristain (1999), Aguilera Torrado (2003), Bello (2004), entre otros y organizaciones como la UNICEF, Watchlist on Children and Armed Conflict y Médicos sin Fronteras que pretenden a partir de los testimonios y vivencias de los niños que presencian estas guerras, mostrar los efectos y secuelas que influyen en su bienestar, y quienes están caracterizados por ser vulnerables y carecer de cuidado y protección.

La psicología juega un papel crucial en los distintos tipos de investigaciones realizadas con la niñez en conflictos, puesto que no solo debe evaluar las situaciones post traumáticas, sino que también tiene que realizar un análisis más profundo correspondiente a las causas que generan los traumas y malestares más graves en la salud mental de la población infantil. Las guerras, a nivel mundial, se han caracterizado principalmente por la participación de niños de forma involuntaria, lo que ha generado consecuencias que han marcado sus vidas para siempre.

Con el propósito de aportar en la configuración del estado de la población infantil, este trabajo avanzó en la construcción de un estado del arte sobre la infancia en escenarios de conflicto y violencia en el contexto internacional. Para consolidar dicha idea se hizo uso de la metodología del Estado del Arte como una forma de investigación que es común actualmente y que hace posible hacer investigación en el campo de las ciencias sociales y humanas (Gómez, Galeano, & Jaramillo, 2015). Se adelantó en la identificación de las diferentes formas de participación de los niños en los conflictos armados, conocer el panorama que vive la población infantil en los distintos escenarios internacionales donde

se han presentado conflictos armados a partir de una revisión documental exhaustiva, una vez recopilada, analizada y consolidada la información académica encontrada. Como producto de este ejercicio, el presente documento expone una síntesis de los principales hallazgo.

Objetivo General

Construir un estado del arte sobre la producción científica que en los últimos 10 años se ha realizado sobre la situación de los niños en la guerra, las causas, consecuencias, formas de participación y las acciones que se han implementado para mitigar dicha situación dentro del contexto internacional.

Objetivos Específicos

Método

El trabajo realizado fue dentro de los lineamientos de los estudios cualitativos, mediante el diseño de investigación documental donde la interpretación, la crítica y la argumentación racional juegan un papel central preponderante, permite llevar a cabo inferencias y relaciones. El estado del arte se realizó siguiendo las siguientes fases (Hoyos, 2000):

Población

En el marco de esta investigación documental la población fue constituida por producción científica encontrada en repositorios y bases de datos disponibles en la web, trabajos realizados en los últimos 10 años. 

Técnicas e instrumentos

Se diseñó un instrumento denominado Ficha de Recolección de Datos mediante la cual se identificará: el documento, la temática, la delimitación contextual, el propósito del estudio, enfoque, metodología de investigación y resultados.

Se seleccionaron documentos teniendo en cuenta, primero que se refirieran a un conflicto fuera de Colombia, y segundo que su contenido respondiera a los cuestionamientos que se tenían de la situación de los niños en la guerra, por ejemplo, las causas, las consecuencias físicas, emocionales y sociales; quienes los reclutaron o los involucraron, las modalidades de participación y en materia de reglamentación jurídica que se ha hecho al respecto para brindar apoyo a la población infantil, quien es la directamente afectada y a sus familias.

Una vez escogidos se realizó esta búsqueda se aplicó la ficha de recolección de datos con una herramienta en Google Drive para caracterizar los documentos, la cual reunía la siguiente información: título del documento, tipo de documento, año de publicación, editorial, centro de documentación o institución, delimitación del documento, especificación del país de procedencia, tipo de autor, tema del documento, ciudad, tipo de investigación, metodología de la investigación, población de la que habla el documento, medio en el que se tiene el documento, base de datos de la que se extrajo el documento. Luego de esta caracterización, se procedió a realizar una lectura más detenida y a realizar el análisis de cada uno de los documentos para posteriormente consolidar los ejes temáticos que a continuación se presentan.

Resultados

A continuación se describirán las causas y consecuencias en la población infantil por dicha participación en conflictos bélicos. Del mismo modo, los distintos roles de los niños y niñas, como soldados, exiliados, retornados, y la manera de vulneración de sus derechos.

Consecuencias en la salud mental y emocional de los niños en el conflicto

Las consecuencias más fuertes que produce la guerra en la población infantil no solo afectan la salud física de los niños, sino que también influye en aspectos importantes de la vida, generan un impacto emocional, social e interpersonal, que deja secuelas en la salud mental de los niños víctimas del conflicto armados en diferentes países del mundo (Cyrulnik, 2006; Grajales, 1999; Macksoud & Abeh, 1996; Martín, 2012; Matín-Baró, 1990; Möhlen, Parzer, Resch, & Brunner, 2005; Papageorgiou, Frangou-Garunovic, Iordanidou, Yule, Smith, & Vostanis, 2000; Punamaki, 2000; Regueiro, 2013; Santacruz & Arana, 2002; Vigil Alted,1996).

Gracias a los conflictos que han surgido en el mundo, la salud mental ha estado expuesta y se ha visto afectada cada día más por la poca atención que en algunos lugares se le brinda a este aspecto, el cual es crucial para la tranquilidad y buena salud del ser humano.

A nivel mundial existen aproximadamente 50 millones de desplazados los cuales, la mayoría, viven en países en desarrollo, y donde poco o nada se atienden las dificultades psicológicas y sociales que ellos viven. Un error que es frecuente en el momento de intervenir esta situación es la de hacerla desde una perspectiva psiquiátrica, la cual limita el éxito de dicha intervención porque esta se debe abordar desde lo psicosocial con el fin de prevenir consecuencias permanentes en el tiempo y procurar el bienestar integral de las personas que participan de alguna forma en los conflictos.

En cuanto a investigaciones realizadas se encontró que para el caso de Guatemala en 1998 se realizó un estudio con un método cualitativo el cual arrojó los siguientes resultados: los problemas psicológicos aparecieron después de ocurrida la guerra; en los indígenas hay frustración y desesperanza, lo que aumenta la conducta suicida en los jóvenes, y los vuelve propensos al consumo de alcohol y drogas, al presenciar muertes, violaciones, entre otros hechos. También quedó la desconfianza entre la misma familia, lo que impide la buena comunicación y el continuar con la cultura de la población. Además, se encontró que un mecanismo de defensa crucial fue el de creer en un Dios y el apoyo de amigos y familia.

En Uganda se encontró que tanto los adultos mayores como niños entre los 6 y 14 años sufrieron de estrés postraumático. Otros de los problemas psicosociales más comunes son el desorden social, la violencia, el miedo, las reacciones de estrés agudo, el trastorno depresivo o ansioso, y el trastorno de estrés postraumático. Para el abordaje de estas consecuencias psicológicas se debe evitar el uso de medicamentos y la hospitalización. Se plantea que se deben utilizar técnicas terapéuticas, tanto individuales como grupales, las cuales son de gran ayuda.

También se identificó que los gobiernos deben: tener planes para la atención de emergencias en salud mental con un enfoque de gestión del riesgo; no aislar a la víctima de su grupo social para la intervención; tener un conocimiento básico de la cultura de la población; fortalecer los mecanismos de defensa; realizar un diagnóstico preliminar, el cual será dinámico; y priorizar la atención a niños, niñas y jóvenes (Rodríguez, De La Torre, & Miranda, 2002).

Ana Freud y sus colegas (1943), citado por Punamaki (2000), realizaron un estudio para profundizar los aspectos mencionados anteriormente. Tomaron como muestra niños sobrevivientes a los bombardeos de Londres, aquellos que lograron ser evacuados a los campos durante la Segunda Guerra Mundial. Se planteó la hipótesis que los niños sufren síntomas iguales a los mostrados por los soldados en el frente de batalla, tales como miedo ante ciertos estímulos aun cuando esto no les causa ningún daño psicológico crónico. En este estudio se logró demostrar que los niños poseen mecanismos psicológicos de defensa que les permiten hacer frente a experiencias dolorosas y superarlas, incluso mejor que los adultos. No obstante, la guerra tiene gran influencia en el desarrollo emocional de los niños y se refleja en las actitudes y las experiencias de estos sobre las relaciones humanas, que modifican su forma de ver la vida y las normas morales.

Estas no son las únicas secuelas y consecuencias que deja la guerra en la población infantil, también se crea en los niños deseos y sentimientos de venganza, acompañados de actitudes nacionalistas y destructivas, aspectos que componen su vida emocional y modifican en gran manera su contexto, truncan las fases del desarrollo y genera sentimientos de vulnerabilidad, desamparo, impotencia y desconfianza (Punamaki, 2000).

El rol del psicólogo en la actualidad ha tenido auge y ha sido de gran importancia en la intervención de aquellas poblaciones que han estado expuestas a diferentes situaciones que alteran el desarrollo personal e interpersonal, como lo es el conflicto armado. Una de las consecuencias que más deja huella en los niños, jóvenes y adultos a raíz de la participación en la guerra, ya sea de forma directa o indirecta, ha sido el trauma psicosocial (Cyrulnik, 2006; Matín-Baró, 1990; Estrada, Ripoll & Rodríguez, 2010).

Según afirma Amir Mouhammad Bayat, psicólogo que trabaja con niños adictos, antes de la invasión liderada por EEUU en 2003, la adicción a las drogas entre niños era prácticamente inexistente. En muchos casos, afirma este autor, los niños recurren a las drogas para aliviar el dolor y el sufrimiento infligidos por la guerra. (CEOSI, 2012, p.3).

Asimismo, se presenta la explotación sexual en niñas menores de 18 años, quienes ya no estudian, ni juegan, sino que se dedican a la prostitución, la cual ha ascendido al 65 por ciento. En la mayoría de las ocasiones hay alguien detrás del negocio quien las vende y entre más joven sea la niña aquella persona obtendrá más dinero. Para darle solución a este problema es de vital importancia que el gobierno acepte la situación problemática para así buscar alternativas para eliminar este flagelo.

Otro estudio realizado en 2005 en el Departamento de Psiquiatría Infantil del Hospital General Pediátrico de Bagdad reveló que el 22 por ciento de casos padecía trastornos de ansiedad; el 18 por ciento problemas de conducta (trastornos hiperquinéticos y de conducta); el 15 por ciento enuresis no orgánica; el 14 por ciento casos de tartamudez; el 10 por ciento epilepsia y el 1,3 por ciento de depresión (como se citó en CEOSI, 2012, p.5).

Por otra parte, si para los niños que no tiene una discapacidad se les presentan dificultades para asistir a la escuela, para los que sí la tienen son más, puesto que las escuelas quedan en ocasiones lejos y es de difícil acceso. Todas estas situaciones de vulnerabilidad de las que son víctimas de los menores de edad hacen que se haga un llamado a las Naciones Unidas y al Consejo de Derechos Humanos para que se investigue y condene a los culpables y se identifique, acepte y busquen soluciones para cambiar la situación de los niños de los países en conflicto.

La participación de los niños como soldados en la guerra civil del Salvador, les generó consecuencias psicoso-ciales las cuales en su momento no tuvieron el abordaje adecuado por la falta de recursos, por lo que permanecieron en el tiempo y se reflejaron en la etapa adulta. Además de no contar con los recursos, para el momento de firmar los acuerdos de paz, esta población no se tuvo en cuenta para la intervención en el proceso de postconflicto, a pesar que de 8.000 excombatientes guerrilleros, un poco más de 2.000 no habían cumplido 18 años en el momento de su desmovilización después de los acuerdos de paz (Arana & Santa Cruz, 2002).

Estos niños hicieron parte de las filas de estos grupos por dos situaciones la primera ante la indefensión que sentían siendo civiles, por la marginación que Vivian, por venganza entre otros y la segunda por que fueron reclutados de forma ilegal. Una de las consecuencias fue el del trauma psicosocial el cual no se limita a ubicar las variables explicativas del fenómeno a nivel intrapsiquicos o individual, sino que incluye la dimensión contextual con la que el individuo se relaciona y sobre la cual éste influye. (Arana & Santa Cruz, 2002, p. 386).

Los niños ex soldados aunque viven la misma situación actual de pobreza y marginalidad como los otros que no fueron soldados, ellos adicionalmente tienen una desventaja social. Es así como el nivel educativo fue bajo al ingresar a las filas al salir de estas se mantuvo en ese nivel puesto que ya conseguían pareja, lo que les obligaba a velar por el hogar y no les quedaba tiempo para estudiar. Al hecho de que no todos los ex soldados cuentan con los servicios públicos básicos en sus viviendas, se añade que 5 de cada 100 jóvenes reciben o recibieron terapia física y 7 de cada 100 terapias psicológicas como consecuencia de la participación en las filas (Arana & Santa Cruz, 2002).

Como ya se mencionó, el impacto psicosocial en estos jóvenes fue relevante puesto que aún recuerdan las experiencias vividas en los campos de batalla, se sienten cansados y nerviosos y calificaron a la muerte de un familiar y/o conocido como la peor experiencia para ellos. Y para sobrellevar todas las consecuencias y experiencias, la familia jugó un papel importante de apoyo para el proceso de transición a la vida civil (Arana & Santa Cruz, 2002).

La guerra ha sido un instrumento político durante la existencia e historia de la humanidad que ha afectado a toda la población en sus diferentes sistemas: político, social, familiar, económico y psicológico como se evidenció en la guerra de 1914 en donde más de la mitad de los soldados británicos presentaron algún trastorno psicológico. La psicología y la psiquiatría obtuvieron gran auge en Norteamérica por dicha época y en todo el transcurso del siglo pasado, porque se empezaron a realizar pruebas psicológicas a aquellos soldados antes de ir a combate con el fin de identificar alguna psicopatología y tener acompañamiento permanente durante el mismo.

A pesar de las medidas preventivas en salud mental desarrolladas por el ejército norteamericano, se estima que la Guerra de Vietnam (1964-1973) dejó unos 700 mil veteranos que han requerido de algún tipo de ayuda psicológica. El denominado síndrome post Vietnam se diagnosticó con una alta frecuencia en la década de 1970 y este hecho constituyó uno de los factores importantes para que la Asociación Psiquiátrica Americana incluyera al Trastorno por estrés postraumático (TEPT) (PSTD) como una de las patologías en el DSM-III de 1980. (Peña Galbán, Espíndola Artola, Cardoso Hernández, & González Hidalgo, 2007, p. 3).

Por otra parte, en una lucha de poder generada en El Salvador entre las fuerzas armadas salvadoreñas y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), los niños, de una forma directa o indirecta, vivieron las consecuencias de las acciones violentas y en muchos casos se produjo el llamado trauma psicosocial. Bajo este contexto, Martín-Baró (1990) mencionó que el psicólogo no debe centrarse solamente en la situación pos-traumática con el tratamiento, sino que además debe prestar bastante atención a la raíz, es decir, a lo que desencadena dicha situación que generará el trauma psicosocial.

Hay que tener en cuenta que el trauma es producido socialmente y se puede concebirse como una “normal anormalidad social” en la que los niños son los más afectados, puesto que tienen que construir su identidad en medio del conflicto, lo que provoca que resuelvan de la misma forma las dificultades que se les presentan, además reaccionando con miedo o ansiedad. Es por esto que es de vital importancia su atención y construcción de entornos alternos (Matín-Baró, 1990).

Gómez (2000) menciona que en los últimos años se ha evidenciado el aumento de niños soldados debido a los cambios que han tenido los conflictos bélicos alrededor del mundo en cuanto al aumento de los conflictos internos, lo cual aumenta su condición de vulneración. Esto es un hecho de indudable violación de los derechos de los niños, quienes no solo se han involucrado como combatientes, sino también han sido testigos de homicidios y torturas.

Las razones por las que los niños participan en dichos conflictos de forma ‘voluntaria' tienen que ver con las precarias condiciones en las que viven y las dificultades económicas y sociales por las que atraviesa su país de residencia, además de su entorno en el que viven, la parte social y familiar. Gómez (2000) encontró evidencia que, en algunos casos, la familia de los niños ejerce presión, ya sea de forma indirecta o directa, para que participen en la guerra, un ejemplo de esto es cuando los grupos militares le ofrecen dar una parte del ‘sueldo' del menor. Lo más frecuente es que estos niños pertenezcan a zonas marginales tanto rurales como urbanas, con hogares incompletos, con necesidades insatisfechas, poca seguridad y protección.

A esto se suma los deseos de venganza que tienen los niños cuando han presenciado la muerte y tortura de sus padres y familiares. Ellos ven como una opción para lograr la represalia participar en los conflictos (Gómez, 2000). Aunque anteriormente se describió que los niños toman una decisión voluntaria, realmente no lo es, puesto que existe algún grado de manipulación y ellos no tienen amplias opciones para elegir, sino que es su única opción, la de participar en el conflicto.

Los niños sufren consecuencias tanto físicas como psicológicas que tienen gran impacto en sus vidas. Entre las físicas se encuentran las deformaciones de espalda, el insomnio, la mal nutrición, las infecciones de transmisión sexual, las respiratorias y cutáneas, problemas auditivos, todo esto conlleva a que no tengan un desarrollo adecuado. Las minas antipersonales han sido muy comunes en los conflictos bélicos, las cuales han dejado a niños muertos o mutilados porque los utilizan para ir en el frente de batalla y explorar tierras antes de avanzar la tropa (Gómez, 2000).

Por otra parte, están las consecuencias psicológicas que afecta más a los niños que a los adultos, puesto que los primeros no tienen la misma capacidad para afrontar la carga emocional que se suscita en el conflicto. Los niños son preparados psicológicamente para que sean fuertes ante la guerra, mediante la tortura, la humillación, también son obligados a presenciar actos de barbarie, tortura y asesinatos con el fin de insensibilizarlos para que cometan todo tipo de delitos. Se vuelven insensibles, lo que en determinado momento puede dificultar el proceso de desmovilización y reintegración. Otro aspecto que es notable es “la regresión, es decir, el retroceso o involución del niño a una fase evolutiva anterior. Así, es frecuente que al terminar las hostilidades, los niños realicen conductas supuestamente superadas como orinarse en la cama, chuparse el dedo” (Gómez, 2000, p.25).

No solamente son niños varones los que están como soldados en la guerra, sino que también existe una cifra considerable de niñas que son víctimas de discriminación de género, puesto que además de ser obligas a participar en el conflicto armado y desempeñar un rol de ama de casa haciendo oficios caseros, también son víctimas de violaciones y obligadas a tener compañeros permanentes. Una vez que se acaba el conflicto todas estas vejaciones repercutirán en la integración a la sociedad de las niñas porque son discriminadas por la sociedad y les niegan oportunidades de trabajo y educación, por lo que toman la decisión de prostituirse para sobrevivir.

A inicios del siglo XXI aumentó el aumentaron los conflictos y por ende el número de víctimas. Es por esto que varias figuras de la vida pública y artística se han manifestado al respecto “para ofrecernos la realidad desde los diferentes puntos de vista de un niño soldado, de un traficante de armas, de una mujer torturada y violada o de un refugiado que logró escapar de los horrores de la guerra” (Barrios, 2009, p. 129). Es así como escritores han hecho relatos, libros, novelas entre otras en donde se expone la realidad de las víctimas de los conflictos, como los ocurridos en África. Estos conflictos se desarrollan hoy en día de forma muy fácil por la accesibilidad que tienen los diferentes grupos en conflicto para la adquisición de armas con el apoyo de otras naciones, como es el caso de la República Democrática del Congo en donde han llegado armas desde Estados Unidos, España, Bélgica, entre otros.

La pobreza aumenta notablemente cuando existe un conflicto en algún país, sin embargo esta es tanto causa como consecuencia del mismo. Otra de las causas que suscita el conflicto y que, por ejemplo, es muy común en África, es por el apoderamiento de los recursos naturales especialmente los mineros, de petróleo, entre otras (Barrios, 2009). Algunas organizaciones no gubernamentales como: Amnistía Internacional, Greenpeace, Intermón Oxfam, y Medicos sin Fronteras se han dado a la tarea de implementar estrategias para combatir el flagelo de las armas mediante campañas.

Como se ha mencionado, las consecuencias de los conflictos son muertes de inocentes, pobreza, niños sin posibilidad de recibir educación porque sus escuelas fueron destruidas. También se presentan hambrunas porque la ayuda humanitaria se interrumpe por los combates y además aumentan los niños huérfanos y las familias desplazadas. Los niños y niñas soldados son otras de las victimas siendo combatientes, pues son sometidos, dentro de su entrenamiento, a matar a otros y si no lo hacen son golpeados, así mismo cuando no podían cargar las armas y provisiones.

Por último, para el caso de México, los niños están en una situación de guerra, en el marco de narcotráfico. En materia de salud son daños irreparables e incalculables que podrían dividirse entre los físicos, como lesiones por arma de fuego, quemaduras, afecciones auditivas y visuales, mutilaciones, maltrato físico, discapacidad y muerte; y los psicosociales donde se puede identificar la afectación en relación con la intensidad de explosión a la violencia, lesión grave o muerte de un ser querido.

Los niños mexicanos en estos contextos desarrollan conductas de agresivas, angustia por la separación de sus padres, ansiedad, miedo, trastorno del sueño, problemas de atención, dificultades académicas, agresividad, y perspectiva de vida orientada hacia la participación bélica. En adolescentes es común: labilidad emocional, trastornos del sueño, evasión, sentimientos de intensa humillación, culpa, vergüenza e impotencia (López Navarrete, Perea Martínez, Loreda Abdalá, Trejo Hernández, & Jordán González, 2007).

La situación del estado de Chiapas refleja condiciones de las comunidades afectadas por la guerra, donde los niños sufren consecuencias propias de esta, como las ya mencionadas, y se suman la desnutrición, ya que este tipo de conflicto genera en las familias problemas económicos (López Navarrete, Perea Martínez, Loreda Abdalá, Trejo Hernández, & Jordán González, 2007) 

Niños como adultos

Los niños deben disfrutar de cada una de las etapas de crecimiento por la que pasan, en especial debería aprovechar el entorno del juego, el cual les ayuda a su desarrollo mental y físico. La UNICEF (2006) manifiesta que los niños tienen derecho a la educación, al ocio y la cultura, a no ser trasladados ni retenidos ilícitamente, a no trabajar y al no involucramiento en conflictos armados. Los estados deben garantizar todos estos derechos, pero desafortunadamente en algunos países pasan desapercibidos estos derechos y suceden hechos de secuestro, abandono, persecución, entre otros ocurridos en, por ejemplo, Cuba, Argentina, Chile, entre muchos otros países.

Latinoamérica ha sido un territorio marcado por conflictos armados en diferentes países y se ha identificado como factor común en cada uno de los conflictos la implicación tanto de niños y adolescentes quienes:

...son víctimas directas del conflicto, sufriendo las consecuencias de la destrucción, el abuso, la pérdida de la protección más elemental, los perjuicios para su salud física y mental, así como el desplazamiento territorial forzoso producto de la violencia. [...] la violación más flagrante de sus derechos, trata del reclutamiento de niños y adolescentes como parte de los cuadros combatientes o como parte de los grupos de apoyo a las tropas durante las confrontaciones (Instituto Interamericano del Niño, 2002, p. 3).

Esta situación se remonta desde mucho tiempo atrás, por ejemplo, para el caso de Cuba, en la época de la independencia, se encontraron una serie de relatos de insurrectos refiriéndose a personas que estaban en contra del poder de los españoles, en el que se describía respecto a la participación de los niños, adolescentes y familias en el proceso de independencia de Cuba. En los relatos, los niños eran perseguidos, capturados, esclavizados y asesinados de forma escalofriante. Justo cuando llegaban los españoles a las casas de los cubanos, los niños y adolescentes para lograr huir tuvieron que ir a los bosques y asumir el rol de adultos cuando se perdían, tenían que caminar sin zapatos, sin ropa, con hambre, sed, desnutridos, dormir a la intemperie, estar expuestos al cólera, a bubas (tumor de pus en cuello, ingle y axilas); por lo que algunos niños murieron o estuvieron a punto de morir. Todo esto generó que los niños maduraran apresuradamente, para poder sobrevivir ante las circunstancias de la guerra (Cardet, 2012).

Vulneración de los derechos humanos

La violación de derechos no solo afecta a los adultos, también afecta a los niños y niñas que son ajenos a las causas que generan los conflictos armados. Bajo este panorama, a los niños se les niega la posibilidad no solo de asistir a la escuela, sino también de vivir dignamente. Es claro que se viola la carta de los derechos humanos en cuanto a la integridad, seguridad, buen trato, libertad, salud, bienestar a tener una familia (Naciones Unidas, 2004).

Existe varios ejemplo que dejan clara esta idea uno de ellos es el ocurrido en los países del cono sur cuando las dictaduras de la segunda mitad del siglo XX. En este contexto se perseguía, asesinaba, secuestraba y torturaba a las personas que estuvieran en oposición al oficialismo político de la época.

En la última dictadura militar argentina provocada por el golpe de Estado en 1976, se dio la apropiación de miles de niños por parte de la represión, tras el secuestro de sus padres quienes eran llamados subversivos y terroristas por las fuerzas armadas y quienes nombraron a estas apropiaciones de los niños como abandono por parte de los padres.

A partir de esta práctica, se promovió la adopción que se llevó a cabo “con la inscripción de esos niños como hijos propios en los Registros Civiles a partir de un certificado falso de nacimiento expedido por un médico” (Regueiro, 2010, p. 176). Las familias y especialmente las Abuelas de la Plaza de Mayo, las abuelas de estos niños, se dieron a la tarea de buscar a sus nietos y lograr que se los devolvieran, mediante el proceso de adopción.

Estos niños tuvieron consecuencias psicológicas tras el encuentro con su familia biológica puesto que a ellos les habían dicho, entre otras cosas, que sus padres los habían abandonado y que por eso habían sido adoptados. Fue un largo proceso mientras los regresaban a su verdadera familia, se adaptaban a ellos y a lo que realmente había sucedido (Regueiro, 2013). Aunque han pasado casi 40 años desde esta dictadura militar que afectó significativamente a los niños y niñas y por ende a sus familias, aún no se ha logrado localizar a todos los niños que fueron adoptados, pero sus familias, especialmente sus abuelas, aún están reclamando justicia. Hasta el año 2014, 114 hijos de aquellos padres y madres secuestrados, torturados, y asesinados han encontrado su verdadera familia (Rebossio, 2014).

En Guatemala, los niños víctimas del conflicto armado estaban en zonas geográficamente estratégicas en las que prevalecía la crisis social, política y económica. En este país, como lo menciona ODHAG (2000),

...entre el año 1980 y 1983 se calcula que 90 aldeas de área Ixil fueron destruidas de forma parcial o total. Solo en el municipio Santa María Nebaj fueron destruidas 54 aldeas. Se supone que entre el 75 y 90% de todas las aldeas de los municipios de Nebaj, Chajul y Cotzal fueron arrasadas durante ese tiempo. Esta situación que sirve de ejemplo, fue una constante a lo largo y ancho de los departamentos contemplados en la investigación sobre niñez desaparecida (p.29).

Algunos de estos niños lograron escapar de ser capturados y sobrevivieron. Pero otros desaparecieron y nunca se reunieron con sus familias de nuevo. Dichas desapariciones se dieron de dos formas: una la desaparición forzada en la que se enlistan más casos, esta entendida como el secuestro, captura y posterior desaparición de los menores de edad. Estas desapariciones fueron justificadas por el gobierno “las personas que estaban organizadas en diferentes sectores de la sociedad civil (sindical, estudiantil, popular, campesino) atentaban contra la seguridad del estado” (ODHAG, 2000, p. 36). El otro modo es la de la desaparición por otras circunstancias del conflicto armado interno en el cual no se dio una captura directamente pero sí estuvo dentro de los ataques a las comunidades como el caso de los niños que se alejaron de sus familias y se extraviaron.

Los niños y niñas que desaparecieron en el conflicto guatemalteco fueron llevados a diferentes lugares con diferentes personas como, por ejemplo, con un miembro del ejército, a una municipalidad, a un centro de asistencia, a una unidad militar y otros no se sabe (ODHAG, 2000). Estas desapariciones trajeron consecuencias irreversibles para las familias especialmente a los padres

...las familias que tienen hijas e hijos o parientes desaparecidos, viven entre la presencia-ausencia del ser querido, entre la duda-certeza, entre la esperanza y la desesperanza, situaciones emocionales que afectan lo cotidiano de las relaciones intra y extra familiares (ODHAG, 2000, p. 54).

En África Subsahariana, por ejemplo, los niños y las mujeres son los principales actores desprotegidos de la población civil en medio de contextos de violencia. La educación para los niños es limitada, se presentan genocidios, violencia sexual, privaciones que los exponen al hambre y enfermedades, y son esclavizados como combatientes, es por esto que según Martín (2012) desde que se conoció el Informe de Machel en 1996 se ha buscado implementar estrategias para evitar los conflictos, consecuencia de las alianzas con las empresas tanto nacionales como extranjeras y el aprovechamiento de los recursos naturales, y el poder entregado a las elites y restringido a las tribus o autoridades tradicionales (Farré, Lourenço, & Tomàs, 2009; Martín, 2012).

En Iraq, sus autoridades han incumplido los lineamientos de la Convención de los Derechos de los Niños desde la invasión en 2003. Los niños se encuentran en medio del conflicto armado y en muchas ocasiones no cuentan con una familia, viven en la calle, y se enfrentan diferentes abusos que los priva de un bienestar integral (CEOSI, 2012).

Para el caso de Siria, un gran número de refugiados son especialmente mujeres y niños menores de 12 años, quienes además de este flagelo, presentan depresión, ansiedad y el trastorno del estrés postraumático, los cuales no reciben atención. Al ser refugiados, es decir que han tenido que dejar sus casas por miedo a ser víctimas de ataques, ha hecho que los niños no logren continuar con sus estudios, que sean vulnerables al consumo y comercialización de drogas, que deban hacer trabajos pesados e indignos (CEOSI, 2012).

A partir del siguiente testimonio de una refugiada de 18 años de Timor Oriental, se evidencia como las mujeres y niñas se vuelven víctimas potenciales cuando hay un conflicto:

La milicia me sacó de mi pueblo y me obligó a cocinar para ellos mientras se iban a cometer actos vandálicos. Por las noches me violaban. La esclavitud sexual duró varios días. Ahora estoy embarazada y llevo al hijo del hombre que me violó. Mi gente no me apoya porque no entienden que estuviera allí varios días sin escapar. El terror de la degradación y la falta de libertad de esos días nunca se irán de mi mente. (Celia & De Luis, 2010, p. 63).

Adicionalmente, aunque existe legislación para evitar que se vulnere el derecho a la educación aún se presentan casos de discriminación por el género, por ejemplo, en África Subsahariana, Pakistán, Yemen, Chad, Níger y Afganistán, los niños tiene más probabilidades de asistir a una escuela que las niñas quienes son discriminadas, quienes son el 64% del total de las personas analfabetas. Esta discriminación aumenta para aquellas mujeres y niñas de los campos de refugiados, en donde aunque inicialmente haya una leve consistencia en la asistencia a la escuela entre las niñas y los niños a medida que pasa el tiempo queda una gran diferencia en número, puesto que las niñas no van más a las escuelas porque deben encargarse de la casa, cocinar para sus padres y cuidar a sus hermanos (Fernandez Aller & De Luis, 2010).

Algunas causas de que los niños tengan priorización a la educación son las dificultades del contexto social, familiar y económico, dificultades derivadas de la falta de seguridad; algunos padres para proteger a sus hijas prefieren dejarlas en las casas, por esto mismo existe la falta de mujeres maestras (Celia & De Luis, 2010). Como ya se ha mencionado:

La guerra viola todos los derechos del niño y la niña, viola el derecho a la vida, el derecho a estar con su familia y con su comunidad, el derecho a la salud, el derecho al desarrollo de la personalidad y el derecho a ser formado y protegido (Serra, 2010, p. 82).

Es así como surge la necesidad de buscar acciones para proteger a los menores de edad. La Protección es entendida como “una prevención para que no se pase a ser víctima” (Serra, 2010, p.79) entendida como aquellas personas que de forma individual o colectiva han sufrido consecuencias físicas, mentales, económicas, daño emocional, entre otras. Sin embargo, aunque los derechos de los niños descritos en los protocolos del Derecho Internacional Humanitario y demás documentos se aplica a los Estados partes, se les siguen vulnerando la condición de protección, crecimiento integral y con dignidad (Serra, 2010).

El Secretario General de las Naciones Unidas en el 2005 realizó un informe en donde se plasmaron seis violaciones graves en contra de los niños: la primera de ellas fue matar o mutilarlos; reclutar o utilizarlos como soldados; atacar escuelas u hospitales; violarlos y realizar otro tipo de violencia sexual grave; secuestrarlos; y denegar el acceso humanitario (citado en Martín, 2012).

Niños soldados

Según el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas el uso de niños como soldados es una “práctica dañina y despreciable” (Coalición Internacional, 2004, p.5). Aunque casi la mitad de los países del mundo han tomado alguna medida para evitar y/o erradicar esta situación, son miles los niños y niñas que han luchado y muerto en los conflictos armados.

Cada vez los grupos armados quieren llevar al conflicto a la población civil especialmente a los menores de edad y para este propósito han hecho que las nuevas armas sean ligeras, aptas en tamaño y peso para que los niños las puedan manipular. Esta práctica se gesta en Somalia, Sri Lanka, Ossetia del sur (Georgia), donde el proceso de participación de los niños en los conflictos bélicos es a partir del poder que los actores armados ejercen sobre la población civil, la manipulación psicológica y el negarles satisfacer sus necesidades básicas.

Para que los niños lleguen a ser soldados se da primero un proceso de reclutamiento, del cual se ha hecho una anotación errónea en cuanto a lo que realmente es el reclutamiento forzoso y el reclutamiento voluntario. En el primero se entiende que es cuando un grupo al margen de la ley o el ejército recluta al menor contra su voluntad, y la otra forma es cuando el niño se presenta a alguno de los grupos armados de forma ‘voluntaria'. Se dice que no son aceptables estas definiciones porque independientemente de si es forzoso o ‘voluntario' siempre será una forma de reclutamiento que atenta contra la integridad del niño. Arrellano (2008) menciona que: “tenemos que reiterar que no es correcto hablar de modalidades de reclutamiento (obligatorio, forzoso y voluntario); mientras que si lo es hablar de mecanismos utilizados para el reclutamiento” (p. 102).

El reclutamiento obligatorio o conscripción es más conocido como el servicio militar obligatorio, el cual esta instaurado desde tiempos atrás, especialmente para los hombres, ya sea en tiempos de guerra o paz de forma gratuita. Existieron varios mecanismos para escoger a quienes se presentaban al servicio militar, por ejemplo, por clases sociales, se prefería a los de clase social baja, o cuando podían mandaban a otra persona para que los reemplazara o pagaban dinero, posteriormente se instauró de forma universal, pero se escogían por sorteo sin distinción de clase social (Arellano, 2008)

A mediados del siglo XX diferentes estados se preocuparon por el asunto y en el Convenio de Ginebra de 1949, se reguló jurídicamente a nivel internacional una edad mínima para prestar el servicio militar.

Para el caso de Paraguay, en una investigación se encontró que a pesar de que está reglamentada la edad mínima de dieciocho años para el servicio militar había más de 220 menores de edad en las filas del ejército ingresados con documentos falsos. Los países con más niños soldados son: Argelia, Angola, Burundi, Afganistán, Indonesia, India, Colombia, México, Perú, Irán, Irak, Israel, Líbano, Federación Rusa, Turquía y Yugoslavia en los que hacen parte de grupos tanto del gobierno, como de oposición, siendo la principal causa la escases de personas mayores como soldados. Se debe tener claro que el niño soldado no es solo quien lleva en su mano un arma sino que es aquel que es usado en la guerra con otros fines, por ejemplo, cocineros, espías, entre otros (Arellano, 2008).

En Birmania se reclutaban niños desde los 12 años en los colegios, estaciones de servicios y calles, y las niñas eran obligadas a casarse con comandantes, a realizar trabajos domésticos, a transportar munición y atender a los heridos (Coalición Internacional, 2004). Existe evidencia de que grupos al margen de la ley reclutaron a los menores de edad en varios países como Colombia, Afganistán, Sudan, Sierra Leona, Costa de Marfil, Líbano, Irán, Irak, entre otros.

En Sudán todos los grupos que participan en las hostilidades tienen a menores de edad, por lo que una de las acciones implementadas por el Consejo de Seguridad era la de sancionar a estos grupos impidiéndoles viajar y congelando los activos, pero antes de eso se debe investigar y hallar a los responsables del reclutamiento a menores de edad y que evitan que se geste la paz. Internamente los dos grupos principales que generan conflicto han formado acuerdos con el fin de evitar violaciones y el uso de menores de edad en el conflicto (Palación de Inzá, 2015).

En Paraguay se incumple la obligación de proteger a los reclutas del ejército a pesar de que estos son a menudo niños, aun estando el reclutamiento de menores prohibido por la Constitución Política. Amnistía Internacional sigue recibiendo denuncias de malos tratos en el servicio militar. Así mismo, el Servicio de Paz y Justicia Paraguay ha recibido informes de castigos físicos y psicológicos empleados para imponer disciplina. Además de denuncias por menores quienes aseguran que sus documentos fueron falsificados para demostrar su mayoría de edad. Lo que hace que se vea con inquietud que las autoridades no tomen medidas para prevenir, investigar y penalizar los maltratos. (Amnistía Internacional, 2005).

De acuerdo con la Coalición para Acabar con la Utilización de Niños Soldados (2004) en al menos 10 países como: Burundi, la República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Guinea, Liberia, Myanmar, Ruanda, Sudán, Uganda y Estados Unidos las fuerzas armadas gubernamentales utilizaron a niños como soldados y/o como espías, y fueron amenazados con represalias si los descubrían. En estos mismos países los niños o niñas acusados de participar en el agenciamiento de la guerra han sido torturados con el fin de sacarles información, otros han sido condenados a muerte en juicios sin garantías o desaparecidos y otros participan de forma ‘voluntaria' ante las precarias condiciones que les ofrecen los gobiernos como, por ejemplo, en la República Democrática del Congo, Burundi, Indonesia, Nepal, entre otros.

En comparación con la magnitud de la cuestión, el volumen de estudios que se ha llevado a cabo en cuanto a los efectos que pueden tener los conflictos bélicos sobre la salud mental de niños y niñas soldado todavía es escaso (Blom & Pereda, 2009, p. 333).

Los estudios sobre este flagelo se registran a partir de la segunda guerra mundial y entre las consecuencias que presentan los niños como soldados son síntomas de depresión, ansiedad, sentimientos de perdida, desarraigo, culpa, venganza, estrés postraumático oscilando entre el 10% y el 90%, embotamiento emocional, conducta agresiva y de violencia. (Blom & Pereda, 2009).

El reclutamiento forzoso es aquel “logrado a través de amenazas o atentados reales contra la integridad física o psicológica de las personas o de sus allegados” (Arellano, 2008, p.107). En un informe de Naciones Unidas sobre las repercusiones de los conflictos armados sobre los niños se muestra que durante la guerra entre Irak e Irán (1980-1988) hubo presencia de menores de doce años y que en Camboya reclutaban a los “huérfanos de los bombardeos estadounidenses para que mataran civiles incluso a sus familiares supervivientes” (Arellano, 2008, p.107).

Por otro lado, el reclutamiento voluntario se da luego de que la conscripción fue perdiendo fuerza por la educación obligatoria y se adoptó el mecanismo de incentivar el ingreso a prestar el servicio militar. Este modo ‘voluntario' de menores de edad es aceptado en el protocolo facultativo de la convención sobre los derechos del niño a partir de los 15 años de edad.

El Protocolo Facultativo de la Convención de los Derechos del Niño que se ratificó en el 2002 se estableció que la edad mínima para ser reclutados por parte del gobierno es de 18 años y que los estados aceptarán aquellos menores de forma voluntaria solo a partir de los 16 años garantizándole los derechos. La Corte Penal Internacional es la encargada de identificar, procesar y castigar a los que reclutan a menores de edad. A pesar de todo el marco normativo internacional y las elaboraciones legales de cada país, los niños soldados aún siguen haciendo parte de los grupos armados.

Cuando se realizó el proceso penal en contra de la Thomas Lubanga Dyilo, por parte de la Corte Penal Internacional (CPI), se demostró que aunque hay esfuerzos por aplicar la ley a todos los responsables de crímenes de guerra aún falta mucho en qué trabajar, puesto que este proceso se ha visto frenado ya que no hay consenso entre el fiscal de la CPI y el juez que lleva el caso. Lubanga está a punto de ser liberado sin ser juzgado por los crímenes de guerra. A dicho jefe se le señalaba de ser el responsable del movimiento Unión de Patriotas Congoleños (UPC) el cual ejercía poder y control sobre los recursos naturales del Congo, y para dicho fin utilizaba a menores de edad, especialmente en la minería, la cual es la principal causa de los conflictos en la historia de África (Romanutti, 2010).

Niños del exilio

La guerra altera el curso normal de la vida y afecta a unos más que a otros, pero es evidente que para el caso de los niños y niñas, ellos han sido obligados a pagar las consecuencias de hechos de los cuales son inocentes. Una de estas consecuencias es el exilio.

En 1937 durante la guerra civil española se dio el proceso de expatriación de menores de edad a países como México, Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Dinamarca, la URSS, entre otros. Una vez concluido el conflicto se pasó a realizar la repatriación de los mismos niños que pese a los esfuerzos desde 1950 aún no se logró culminar con dicho proceso. Aquellos niños repatriados enfrentaron un choque de experiencias propias y del entorno de los dos países, el de origen y al cual fue expatriado y posteriormente devuelta al país de origen. Ellos han conformado asociaciones con el fin de mantener y no dejar en el olvido dicho proceso como el caso de Vasnigue (Vascos Niños de la Guerra Civil 1936 - 1939 de la Última Repatriación de la Ex URSS) (González, 2003).

Para algunos el retorno fue interpretado como fin del exilio para otros fue un trance más de experiencias buenas, malas, de frustración, dificultades y adaptación. Para el caso de los niños ubicados en la llamada URSS, fueron víctimas además de secuestro por orden del Estado Franquista que realizó capturas ilegales en Francia y Bélgica.

De 1973 a 1991, Chile sufrió una importante transformación económica, política y social a raíz de la oposición al régimen operante, que trajo como consecuencia muertes violentas, torturas, exilios y más actos de violencia en todo el país que dejó profundas secuelas principalmente en los niños.

Castillo y Gómez (2000) estudiaron aquellos jóvenes que retornado del exilio y en base a la terapia grupal observaron que esta situación les desencadenó un complejo proceso de ruptura y adaptación, el cual no les permite concretar el proceso de la reincorporación al país porque este fenómeno social tiene repercusiones principalmente en la identidad.

Los niños que participaron como soldados en Angola, por su propia cuenta, solos o acompañados huyeron de allí a Namibia, en donde encontraron una opción mejor para sus vidas, la de poder estudiar. También como una de las estrategias implementadas, el servicio jesuita a refugiados formó el club de muchachas de Osire en el cual se empoderaban a las niñas de los refugios para que continuaran sus estudios y se matricularan si aún no estaban asistiendo a la escuela, gracias a la buena acogida que tuvo se creó el club de los muchacho en el cual se le adicionó enseñar estrategias para enseñar comportamientos no violentos hacia la mujer (Servicio Jesuita a Refugiados, 2004).

Los repatriados tienen dificultades de adaptabilidad en “dos planos de la realidad existencial complementarios entre sí: el psicológico, emocional e identitario, y el relativo a los problemas de infraestructura, vivienda, sanidad, empleo, pensiones. ” (González, 2003 p. 90). Los niños son expuestos a vulnerabilidades que afectan su parte física y psíquica; como las enfermedades por la falta de sanidad y los traumas psicológicos que los afecta notablemente y les genera conflictos emocionales, confusión, abandono; muchos con el dolor de estar solos, otros con su familia incompleta, con responsabilidades de adultos, sin condiciones materiales y constantes rechazos, por lo que tienden a presentar conductas suicidas, ansiedad, sentirse que no es de ningún lado y presentar episodios de depresión (Vigil Alted, 1996).

Con el exilio se altera la posibilidad de gozar de un desarrollo digno y en libertad. Estas dificultades en la consolidación de identidad se presentan porque el niño que se marcha de su país de origen construye experiencias que marcan la historia personal en el país de exilio. Los niños tratan de insertarse a la vida cotidiana pero se encuentran a sí mismos como distinto de los demás (Castillo & Gómez, 2000).

Conclusiones

La situación de los niños a nivel internacional ha sido y es difícil como lo demuestra la evidencia plasmada en los documentos revisados. Los niños que participaron en diferentes países lo hicieron por que fueron obligados por grupos al margen de la ley o del estado.

Respecto a la participación se han distinguido tres formas de reclutamiento, la primera es el obligatorio; el cual es el servicio militar que en el caso de muchos países esta instaurado para mayores de 18 años pero que en tiempos de guerra no se tuvo en cuenta esta regla y se permitió la participación de menores de edad. El segundo es el forzoso, en el que sin consentimiento alguno se llevaron los niños a participar en los frentes de guerra vulnerando sus derechos. Y el tercero es el “voluntario” en el que el menor de edad se presenta sin presión aparente a participar en los conflictos, es decir no hay alguien directamente que lo esté instando a involucrarse, pero que aquel niño luego de perder a sus familiares, crecer en medio de las balas sin una opción de sustento ni educación no tiene otras opciones por lo que se presenta para enlistarse.

Los diferentes acuerdos y tratados como el de Ginebra que se han firmado con el fin de preservar la integridad y salvaguardar los derechos de los niños manifiestan que cualquiera de las anteriores formas de participación no son permitidas porque violan los derechos de la población infantil.

Los niños en países tanto de América, como de África, Europa y Asia, han sufrido consecuencias tanto físicas como emocionales y sociales que afectaron y dejaron secuelas graves en los niños. Unas de las tantas consecuencias fueron: mutilaciones al ser usados como niños soldados y espías, perdida de sus padres hermanos y demás familiares, la falta de educación, el no poder desarrollar libremente su personalidad y cada una de las etapas propias de su edad puesto que algunos de ellos debieron adoptar el rol de adultos tanto para sobrevivir ellos mismo, como para cuidar a sus hermanos menores que sobrevivieron a una masacre, enfermedades, violaciones, angustia, depresión, confusión.

Aún existen países en los que se admite varias formas de violencia contra los menores de edad, es por eso que en el estudio realizado por (Pinheiro, 2006) desea transmitir el siguiente mensaje: “ninguna forma de violencia contra los niños y niñas es justificable y que toda la violencia es prevenible” (p. 3). La guerra en ningún tiempo es una buena opción, ni tampoco lo es, ni se justifica que participen menores de edad en los conflictos.


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