país, por los grupos de poder del gran capital, no corresponde evidentemente a una realidad Nacional; políticas neoliberales que rayan en un capitalismo salvaje, lejos de fundamentar una solución en el mediano plazo, continuarán generando los desequilibrios sociales, detonante que día a día desestabiliza nuestra rancia democracia.

Los estudiosos del proceso de desarrollo, entendido este como el cambio hacia una sociedad más equitativa, con necesidades económicas, sociales y culturales satisfechas en la base de un país, han identificado que el progreso sólo es posible, bajo principios paulatinos propios, sólidos y articulados de los tres sectores; el primario, el industrial o de transformación y el de servicios. Por ello afianzar un proceso de desarrollo a espaldas del sector agropecuario, como lo hace nuestra nación, es tanto así como pretender ser potencias marítimas, sin tener acceso a la mar.

Culturas como la japonesa y la misma norteamericana han fundamentado su desarrollo a partir del sector primario de la economía, sin desconocer su articulación y concurrente interacción con los demás sectores de la misma.

Es inconcebible que un país como el nuestro, con la diversidad de pisos térmicos y calidad de suelos; importe hoy en día, seis millones de toneladas de alimentos por año, ocho veces mas que hace una década.

La globalización de la economía y el inequitativo intercambio transnacional de mercados, además de la abrupta articulación del impreparado sector agrppecuario y las politícas apérturistas, han puesto a competir a nuestro país con naciones que tienen sus economías subsidiadas y altamente tecnifi-cadas; lo que ha dado lugar a la crisis estructural del mismo y la pauperización de la sociedad rüral.

Nuestra economía campesina, no ha desaparecido ni desaparecerá del panorama económico nacional, a excepción, por razones del conflicto armado, como agente protagónico. Por ello a diferencia de los demás sectores de la economía, el sector primario en esta crisis nacional registra índices de reactivación.

La sociedad campesina y agroempresarial rural, mas que un fundamento de la economía de mercado, es un sistema de vida, es una indisoluble célula socioeconómica; por tanto el sector agropecuario prevalecerá

aún así tenga las políticas nacionales a su espalda.

Es de destacar que Colombia cuenta con reconocidos institutos de investigación de gran importancia en el mundo. Por tanto las herramientas tecnológicas existen, lo que falta es aplicarlas, sobre todo las que utilizan los últimos conocimientos de la biotecnología agropecuaria.

De ahí la importancia de los profesionales del agro, especialmente del Ingeniero Agrícola y de todas las actividades que se emprendan en virtud de incrementar procesos educativos, con el propósito de aumentar la productividad y preservar el medio ambiente; y lo que es más necesario aún, el bienestar de la sociedad rural que contribuirá de hecho a fundamentar procesos de desarrollo sólidos, autónomos; afianzando el funcionamiento del motor del progreso nacional en que se debe constituir al sector.

Sólo así, se emprenderán hechos efectivos que contribuirán a alcanzar la paz, en la cual los Ingenieros Agrícolas tenemos una gran preponderancia y responsabilidad.

Ingeniería y Región