Hacia una Pedagogía de la lingüística El Rol niscurslvo del lingüista

Resumen

Miguel Ángel Mahecha B. Magíster en lingüística Docente Programa de Lengua Castellana Facultad de Educación Universidad Surcolombiana mamahechab@usco.edu.co

En el presente trabajo se hacen algunas reflexiones teóricas que apuntan a generar una discusión epistemológica sobre el lugar que ocupa la lingüística en nuestro referente colombiano, en particular en el ámbito universitario (plan extradisciplinar). Se plantean igualmente algunos problemas conceptuales (plan intradiscipiinar) en torno a la posibilidad de integrar (i.e.armonizar) lingüística lingüística y lingüística cognitiva.

Palabras Claves: lingüística, epistemología, ciencia cognitiva, estructura del discurso.

Abstract

In this present work the author is doing some theoretical reflections that aims to generate epistemological discussions on the place that linguistics occupy in our Colombian context, and in particular in the university environment. He acknowledges in the same breath that thewre are some linguistics and cognitive linguistics.

Key Words: Linguistics, Epistemology, Cognitive science and discourse structure.

I

"Es muy interesante que los lingüistas a quienes frecuentemente se acusa, y se acusa con razón, de no salirse de los cauces de su materia concreta, se percaten de lo que su ciencia puede significar para la interpretación de la conducta humana en general. Les guste o no, han de ocuparse cada vez más de los muchos problemas antropológicos, sociológicos y psicológicos que invaden el campo de la lingüística."

Edward Sapir

1 Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en una charla en la Semana Cultural de la USCO, el 3 de octubre del 2006.

Seguramente la ¡dea evocada por el título de este ensayo sería la presentación y discusión de una propuesta de orden teórico/metodológico con el fin de enseñar la lingüística, i.e. su contenido, de una forma más comprensible a los estudiantes de una carrera ya sea de lingüística, de filología e idiomas, de lengua castellana o de lenguas modernas. No obstante el propósito es otro: proponer una mirada propedéutica del objeto lenguaje a través de una dimensión discursiva de la lingüística, entendida ésta última como el proceso de reconstitución de su objeto, o en otros términos, el análisis epistémico de su discurso teórico-histórico.


Para nadie es un misterio que el trabajo lingüístico en nuestro país ha estado mediado por la actividad pedagógica en las universidades. Se ha hablado (parafraseado) bastante sobre los diferentes autores, enfoques, escuelas y teorías lingüísticas, pero no se maneja (cuestiona e integra) casi la lingüística en sí misma, es decir en su base teórica (epistémica). Encontramos pues posiciones polarizadas en torno al tipo de teoría o autor que se deben seleccionar (el poder de los programas de trabajo como reflejo de un interés personal particular) y se llevan a cabo adaptaciones que no corresponden siempre con el espíritu inicial de la propuesta teórica. Nuestros cursos de lingüística (i.e. lingüística general, morfosintaxis, semántica, psicolingüística, sociolingüística, semiótica, pragmática, análisis del discurso, filosofía del lenguaje, fonética y fonología, etc.) han sido una suerte de repercusión de las orientaciones lingüísticas gestadas en Europa y en Estados Unidos sin sobrepasar siquiera el nivel de la paráfrasis. Esto es lo que Ambrosio Rabanales criticó en un artículo publicado en 1978 al afirmar que los latinoamericanos se han formado un "complejo de inferioridad" tan grande que prefieren buscar conocimientos, orientación y reflexión entre los congéneres extranjeros que entre sus congéneres iberoamericanos. Es por eso que él habla de repercusión como la "influencia que un investigador ejerce sobre otro afianzándole o modificándole su conducta en el campo de la lingüística" (pág. 222). Claro está que dicha repercusión se refiere al aspecto negativo de la influencia. Existe en nuestro medio una excelente capacidad para acumular saberes pero muy poco para su integración, transformación y por ende proyección. La prueba está en la gran cantidad de datos que se manejan a través de las fuentes bibliográficas y en las adaptaciones, no siempre felices, de los modelos extranjeros. El interés se ha manifestado más en los temas de las escuelas que en sus propias metodologías y por ende cuestionamientos. El sociólogo Gonzalo Cataño (1995:98) lo manifiesta con bastante claridad:

"Pero si la unión entre enseñanza y producción intelectual no es extraña en el medio latinoamericano, su aliento es muy pobre en nuestros días, sobretodo cuando se observa que el aparato universitario y su cuerpo docente han crecido considerablemente en las últimas décadas. Como en el pasado, los profesores que presentan una actividad sostenida en materia de publicaciones constituyen una minoría. Herederos de una enraizada tradición de dependencia intelectual y de una subordinación científico-tecnológica, la actividad de los docentes se ha reducido a la piadosa lectura de libros y materiales académicos elaborados en otros escenarios. Son meros transmisores de ideas, teorías y estrategias de pensamiento en cuya elaboración no han participado y cuya lógica interna muchas veces apenas comprenden."

Sin embargo, es innegable también que en Colombia la actividad lingüística se ha "normalizado", es decir, forma parte del bagaje cultural en donde sus aportes no son ajenos a la realidad social del país. Esto lo podemos apreciar en la institucionalización de la disciplina en las universidades, en centros de investigación como el Instituto Caro y Cuervo, incluso en la Academia de la lengua con una Comisión de lingüística, en los proyectos de investigación presentados a Conciencias, en la articulación de metodologías para el trabajo con la lengua española, las lenguas indígenas y criollas así como las lenguas extranjeras. No obstante dicho proceso de normalización no implica que la actividad lingüística sea una actividad de punta, precisamente porque las condiciones sociales del país son las de un país subdesarrollado, en donde no hay grupos de referencia académicos y se impone el colonialismo intelectual (sobre este fenómeno véase Fals Borda 1981). A ello se le suma el trabajo limitante del aula de clase en la universidad, un espacio que, si no se logra manejar, genera la temida "falta de productividad académica".

Ahora bien, la referencia anterior sirve para ilustrar someramente la influencia de factores extradisciplinares en la determinación de un campo del saber. Es lo que la escuela francesa, específicamente en las líneas de Bourdieu, Charaudeau y Foucault, así como la alemana en las líneas de Arendt y Habermas denominan los cortes "administrativos" y "epistémicos" de las disciplinas. Esto quiere decir que una disciplina se define en principio partiendo de los imperativos de gestión social, ya que se requiere necesariamente de visibilidad social (lo extradisciplinar) para continuar luego con la fundamentación epistemológica (lo intradisciplinar). Luego de esta operación que podemos denominar "discursiva", se añade un acto de poder que consiste en imponerle a la sociedad (p.ej. a través de la constitución de los sistemas educativos) una división en campos que se asume como algo natural: partir de lo disciplinar para llegar a lo interdisciplinar con el fin de dar cuenta de las diversas manifestaciones socioculturales. Dicho en otras palabras, las configuraciones simbólicas producidas por el cerebro humano se convierten en configuraciones (i.e. fuerzas) materiales de gran envergadura: un ejemplo contundente de ello, la "religión". Ahora bien, el estudio del fenómeno simbólico ha tenido un desarrollo especial desde la perspectiva "mediològica" (cf. Debray, 1991) en donde se estudia el proceso de transformación de las ideas en formas materiales. El lexema "mediología" designa, en una primera aproximación, el conjunto técnica y socialmente determinado de los medios de transmisión y de circulación simbólicos que no se limita a las esferas de los medios masivos de comunicación o a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC).


Así las cosas, espacios tales como la Academia, la Escuela, el Congreso, la Iglesia, la Opinión pública entre otros, no son meros espacios de difusión de información sino vectores que constituyen matrices discursivas de sociabilidad, es decir, hacen explícito el proceso de correlación de las diferentes formas simbólicas dentro de un determinado marco social.

En este sentido, las reflexiones de varios estudiosos del lenguaje constituyen un ejemplo claro de ello. Tomemos dos casos representativos: Chomsky y van Dijk.

Para el primero, un programa de investigación científico (intradisciplinar) no está diseñado para aportar soluciones a problemas extradisciplinares por ejemplo, aportar soluciones a los diferentes conflictos mundiales. La lingüística, como cualquier otra ciencia (i.e. como configuración científica argumentativa) no tiene nada que decir al respecto. Un programa de investigación en lingüística busca elaborar un modelo sistemático explicativo que dé cuenta de esa propiedad específica de la especie denominada "lenguaje" (o "Facultad del lenguaje). Para tal efecto, resulta conveniente conectar lingüística, biología, psicología, filosofía y matemáticas, y rescatar, entre otras cosas, ideas clásicas que se creían superadas verbigracia el "racionalismo cartesiano". De igual forma, Chomsky destaca que las diferentes ideas que posee un individuo, producto de la socialización, del intercambio, son el resultado de una capacidad humana creadora y esto lo ha llevado a plantear problemas concernientes a la naturaleza humana que se reflejan en dicha creatividad: "La cuestión de la creatividad sólo surge cuando se combina la libertad y la necesidad", ¿el resultado?: la denuncia de los abusos de ciertas sociedades en la reconstitución de un nuevo orden mundial. Finalmente, como él mismo lo indica, las ideas sociopolíticas no tienen por qué configurar las ideas científicas; pueden existir puntos de convergencia, pero logrados de manera natural, es decir, sin ser forzados: cualquier persona puede expresar sus inquietudes, sus esperanzas, sus ilusiones pero esto no tiene nada que ver con un proyecto científico. Es por eso que él mantiene separadas sus dos imágenes: la del lingüista y la del analista político.

El segundo caso, el de van Dijk, es opuesto. Para él, el lingüista tiene una función social, ética y política. Por esta razón debe hacer análisis crítico del discurso (ACD) que se constituye en una actividad que va más allá de una reflexión sobre la gramática o cualquier otro problema lingüístico. Es más, desde su perspectiva, se es mejor lingüista o maestro si se conoce mejor los mecanismos de producción y extensión del poder: sexismo, desigualdad social, control social, etc., ya que pueden producir trabajos científicos, saberes apropiados para neutralizar dichos abusos.

Ahora bien, la noción de disciplina se asocia con frecuencia a la organización de un campo del saber, es decir a un pensamiento conceptualizado como ámbito teórico, como campo y como ejercicio epistemológico (intracientífico). Sin embargo, desde la óptica que hemos venido considerando, se van a privilegiar los factores sociales e institucionales y no las propias teorías o la respectiva historia de los conceptos (p.ej. cómo se gestaron), pues permiten explicar cómo una escuela de pensamiento, una corriente de saber, se pudieron normalizar (i.e. legitimar). Si se sigue este razonamiento, los enfoques de cada una de las disciplinas muestran su particularidad, esto quiere decir que las sociedades en donde ellas se han gestado, van determinando cuáles son sus prioridades para la reconstitución y mantenimiento de sus productos culturales: por ejemplo, ciencia y tecnología, literatura, arte, tradición oral, pedagogía, etc. En este caso, las fronteras que separan la historia interna y la historia externa de las formaciones disciplinares difieren considerablemente en varios aspectos, pues cada comunidad establece su propia cosmovisión y por ende su sistema de creencias, ideologías, etc. Bastan dos citas para ilustrar este caso, la ciencia y la crítica en España:


"De tiempo atrás se ha hecho notar el desvío de la nación española hacia las disciplinas científicas y racionalistas o experimentales. La ciencia pura no fue predilecta de esta nación, sino la técnica, en lo cual fue heredera consecuente de Roma." (Patiño, 1992:164).

"(...) En las Españas en cambio, ha sido rara la invitación al 'atrévete a saber', en el sentido kantiano (...) en las Españas, el 'rastacuerismo' o la simulación no permite superar ese 'complejo de inferioridad' y envidia frente a la Europa moderna (...) sino que lo mantienen con la ilusión de que el gesto 'científico' equivale a trabajo sistemático, de que la forma puede sustituir al contenido. De esa manera, la simulación se ha convertido en el elemento vital de la vida intelectual de las Españas; no es la excepción, sino generalmente la regla. Y en este elemento de simulación no cabe la crítica sino el dogma, que a su vez posibilita el rastacuerismo y lo alimenta." (Gutiérrez Girardot, 1997: 37 y 45).

A pesar de la diversidad de enfoques, los desarrollos recientes en la historiografía de las ideas tienen en común dos propiedades esenciales por las que toda disciplina se caracteriza y se diferencia de las demás configuraciones discursivas: la primera es el modo de historicidad. Esto quiere decir que hay disciplina cuando un dominio del saber es considerado representativo en su recorrido histórico con el fin, ya lo dijimos, de legitimación, de reconstitución. La segunda característica tiene que ver con la delimitación de un dominio del saber como disciplina (intradisciplina): esto supone que en diferentes niveles se analizan las relaciones y se fijan las fronteras entre las disciplinas de acuerdo al objeto de estudio nuclear. Así pues, en el ámbito de las ciencias del lenguaje, la disciplinariedad puede mostrarnos el espacio de proyección hacia el objeto lenguaje. Se puede partir por ejemplo de la gramática, luego de la teoría lingüística y configurar dominios con otras disciplinas con las cuales estarían ligadas: psicología, sociología, antropología, filosofía, etc. Para el caso del análisis del discurso que parece ser una de las zonas más vastas y menos delimitadas de los estudios lingüísticos, se puede abordar la búsqueda de constitución desde las teorías lingüística, psicológica, histórica, antropológica e incluso literaria. En este punto pueden comprenderse, o mejor, se justificarían los morfemas prefijos (bio-, psico-, socio-, etno-, pragma-, texto-, etc.) que acompañan al lexema lingüística , pues en últimas, siempre se ha necesitado la colaboración entre disciplinas guardando, claro está, las debidas proporciones. Precisamente, Albert Sechehaye, uno de los redactores del Curso de lingüística general, en un artículo publicado en el Journal de Psychologie, es muy insistente en ello:

" La psychologie, la logique et d'autres branches du savoir sont intéressées, comme nous le disions, avec la linguistique à la solution de notre problème (le problème de l'homme MM). Mais ces disciplines ne le résoudront autant qu'il peut l'être qu'en fonction d'une science plus générale ayant pour objet l'être humain avec sa constitution toute entière et toutes les formes de son activité". (1933 :81, el destacado es mío).

En esa misma dirección apuntan los autores del Manifiesto de la Transdisciplinariedad de donde tomamos el Artículo 3:

"La transdisciplinariedad complementa el enfoque disciplinario. Aparte del diálogo entre disciplinas, ellas produce nuevos resultados, nuevas interacciones entre ellas. La transdisciplinariedad no busca el dominio en varias disciplinas, sino abrir todas las disciplinas a lo que todas tienen en común y a lo que yace más allá de sus fronteras."


II

Mi intención es mencionara continuación algunas perspectivas teóricas que se ocupan del lenguaje, considerando el eje de la lingüística. En esto, sigo la línea trazada por las reflexiones de Patrick Charaudeau quien se declara lingüista con un interés marcado en el análisis del discurso. Vale la pena mencionar aquí, a manera de anécdota, un comentario suyo sobre los niveles de análisis lingüístico y sobre la pervivencia de la lingüística, pues algunos autores colombianos, en particular analistas del discurso, han afirmado que ella ya no existe, que ya murió:

" Cela dit, je ne pense pas que la linguistique soit morte. II y a deux linguistiques : une 'linguistique de la langue' et une 'linguistique du discours'. Mais, du point de vue de l'analyse, la seconde présuppose la première alors que la première peut se suffire à elle-mème. " (Comunicación personal, enero del 2005).

Así pues, analizar el discurso en calidad de lingüista es interesarse inicialmente en el sistema lingüístico, luego en las condiciones de empleo de dicho sistema. Acto seguido, se analiza la diversidad de discursos que se presentan en la vida cotidiana para determinar cómo se constituyeron sus condiciones de producción y recepción. Sin embargo hay que hacer una aclaración: analizar el discurso es 'abstraer1 desde un punto de vista, un sujeto reducido, idealizado de manera coherente. El sintagma uso real no deja de ser una abstracción, ¿quién o qué determina lo que es real? Todo modelo de análisis (reflexión) lingüístico apunta hacia dicha dirección, esto es, se caracteriza por la abstracción que definimos como la posibilidad de considerar un objeto -o un conjunto de ellos- desde un solo punto de vista, excluyendo todos los demás. Eso lo hizo Chomsky al proponer su "hablante/oyente ideal que sabe su lengua perfectamente". Sin embargo este estudioso fue atacado por algunos sociolingüistas, textolingüistas, semiólogos y analistas del discurso que no lograron comprender dicha selección epistémica. Muchos de esos ataques no tuvieron respuesta (¿no es esa una

actitud discursiva?). Aguiar e Silva lo ilustra muy bien:

"Ya hemos dicho que Chomsky parece preferir a filósofos y psicólogos como interlocutores en sus polémicas. Debemos añadir que, si bien son numerosas las críticas que se le han dirigido, Chomsky ha ignorado deliberadamente buena parte de ellas. Resulta arbitrario decir en esta deliberación, dónde acaban las razones de orden científico y donde empiezan las de orden personal." (1980:54).

Es más, se ha olvidado que la primera dificultad que se debe superar en la construcción de un modelo (proceso teórico) es la limitación de lo observable ya que en lingüística se estudian procesos y fenómenos inobservables tales como el lenguaje, el significado, la regla gramatical, el contexto, la isoglosa, el sintagma, entre otros. Surge entonces un interrogante necesario, a manera de ejemplo, que muestra las dificultades de una adecuada interpretación: ¿Qué es lo que nos impide comprender aspectos como la pertinencia de los tres niveles de adecuación en lingüística tal como los planteó Chomsky? Probablemente posiciones teóricas -que buscan reformular los niveles de 'realidad' y atacar la posición mentalística de una ciencia social como la lingüística- como las del profesor Luís Alfonso Ramírez al proponer su "modelo" discursivo:

"Buscamos así, entender el lenguaje como acción y no como producto, una perspectiva de los procesos implicados en la acción y no en la abstracción del lenguaje o de la lengua para estudios formales o inmanentes. Se trata de examinar la comunicación y el discurso en sus diversos orígenes y posibilidades, sobre todo, en la búsqueda del nacimiento del discurso, no en su estructura formal o textual sino en las condiciones de producción en que se mueven sus actores."

No obstante, dicho modelo es confuso en cuanto a sus directrices epistemológicas. Si estas no son claras, o mejor, no existen, ¿cómo se puede permitir una crítica como la que hace? Es más, ¿cómo se deben interpretar afirmaciones discursivas de su autoría como las que siguen: "En un enfoque basado en el discurso no hay .


delimitación de objetos ni espacios para la formalización y, menos, para las clasificaciones. Basta con reconocer algunos ejes de producción de sentido de extensión imprecisa, pero, si hay alguna necesidad de precisión, esta se basa en los ámbitos de la cultura y no en parámetros inmanentes o estructurales del discurso." (2005:116).

Ahora bien, cuando nos acercamos a las diferentes propuestas teóricas sobre el lenguaje, aquellas que lo ligan a la "acción" sin incluir por supuesto las que se centran en el sistema de la lengua, podemos recoger tres enfoques principales: 1) el enfoque psicológico que se interesa en el binomio comportamiento/acción. Este se define por un lado como un acto, llevado a cabo por un hablante que está orientado hacia una finalidad mediada por una intuición (intención) y un plan de acción (propósito); por otro lado se define también como el resultado de una regulación entre la interacción de factores intersubjetivos en la cual aspectos individuales y sociales de los actores están controlados por las convenciones sociales. Este enfoque es denominado "teoría psicológica de la acción" cuyas tesis fueron esbozadas por P. Bange en un artículo titulado Analyse conversationnelle et pratique de l'action (1989). 2) el enfoque sociofilosófico que afirma que el lenguaje está inscrito en una teoría de la acción, o en términos de Habermas, en una acción comunicativa. Ésta última caracteriza la acción como algo que presenta tres rasgos definitorios: a) finalizada, es decir, en donde los actores sociales utilizan estrategias eficaces para lograr un consenso en el acto mismo de comunicación, b) regulada, es decir que la acción depende de las normas que son establecidas por el grupo o comunidad y c) intersubjetiva, es decir, los actores sociales ofrecen a los demás una imagen de sí mismos que va a tener, sin duda alguna, un efecto sobre ellos. 3) tenemos finalmente el enfoque del análisis conversacional que provienen de los principios de la etnometodología y de la sociolingüística. Este enfoque también cubre la reflexión pragmática y se ocupa de analizar las interacciones cotidianas de los hablantes en situaciones puntuales de comunicación.

A estos tres enfoques podríamos añadirle un cuarto, el cognitivo (denominado también por algunos estudiosos como naturalista y por otros como biolingüístico) que determinaría las características biológicas del lenguaje ya que éste puede ser estudiado como parte del mundo natural, es decir, como una propiedad del organismo humano que se desarrolla en el cerebro. En esta perspectiva el lenguaje se refiere a un componente interno de la mente/cerebro, lo que Chomsky (1994-2004) ha denominado I-language.

Estos enfoques que acabamos de presentar son vistos desde una óptica discursiva que se desprende de la reflexión lingüística y en este caso se puede plantear una pregunta central (Cf. Páramo, 1982): "¿Qué ocurre cuando una persona habla y la otra escucha?" Las respuestas que se le puede dar, son el producto de la interdisciplinariedad. Ninguna ciencia humana puede desentenderse del lenguaje y debe precisar además sus relaciones con la lingüística y definirse como un dominio coherente de funcionamiento del sentido. Ya muy bien lo manifestaba Ducrot, " Il n'y a guère d'activité humaine qui ne se serve du langage En resumen, podemos aseverar con Achard (1995:83) que el objeto de las ciencias sociales -y aquí concordamos con otros estudiosos del discurso como Culioli, Pécheux, Maingueneau, Charaudeau- es semiótico, es decir, "cualquier hecho o fenómeno sólo es psicológico, lingüístico, social o histórico si se le considera en el sentido, es decir, de manera directa o indirecta en el lenguaje". Esta postura ha sido fuertemente defendida en nuestro medio por los profesores Baena y Oviedo, quienes desarrollaron el enfoque semántico-comunicativo y cuyo aporte lo apreciamos en las siguientes tesis: (i) "El trabajo de filósofos, psicólogos, antropólogos, etnólogos, semiólogos, lingüistas y otros estudiosos del hombre y la sociedad permite intentar una síntesis que postule que, en el proceso de construcción de su 'Realidad' mental, el hombre toma, de una manera integradora, elementos de su experiencia biofísica, psíquica y cultural para representar, interpretar, recrear y comunicar significativamente su mundo ( o sus mundos)" (Oviedo 1992:10), (ii) "No existe una lingüística de la lengua por fuera, por encima o al margen de un análisis científico del lenguaje y del habla; la lingüística no agota su objeto en el 'sistema', abandonando el análisis de unas condiciones que lo determinan y unas funciones que lo explican; la lingüística, si cabe reducirla a una definición, es la disciplina científica que explora la posibilidad de dar una explicación al nexo que existe entre lo que decimos con una intención comunicativa, y los objetos, relaciones y eventos de la realidad objetiva, material y social." (Baena, 1996:92). En esa misma dirección apunta la propuesta teórica de la profesora Lucía Tobón de Castro en cuanto a la lingüística del lenguaje. Según su visión, el lenguaje es una "condición ingénita típicamente humana que, unida a la memoria, la atención, la imaginación y la evocación, convierten a cada individuo en un ser capaz de generar o participar en procesos cognitivos que dan lugar a un universo de ideas" y añade luego, " es un producto de la función neural que hace posible que el hombre construya un universo de opciones de significado, lo almacene en su memoria (de corto o de largo plazo), lo evoque y lo enriquezca o lo rectifique y/ o represente cuantas veces quiera, incluso sin tener el propósito de comunicar" (2001:68 y 109). Así caracterizado el lenguaje y asumiendo que la lingüística es la ciencia que se ocupa de él, "(le) compete a ella estudiar todos los fenómenos relativos al proceso conceptualizar-significarque se operan en la mente, amén de descubrir los principios que regulan tanto la producción como la interpretación de mensajes cifrados en cualquier sistema de representación" (2001: 38). Pero ¿cómo partir de lo eminentemente lingüístico? ¿Es posible semejante aspiración? Tal parece que las tesis que acabamos de citar negarían en parte tal posibilidad. No obstante, deberíamos pensar seriamente en propuestas teóricas como las del danés Hjelmslev que busca construir una lingüística lingüística soportada por la epistemología. Veamos una cita:


" Pour construire une véritable linguistique il convient de procéder autrement. La linguistique ne saurait être ni une simple science auxiliaire ni une science dérivée. Elle doit chercher à saisir le langage non comme un conglomérat de faits extralinguistiques (physiques, physiologiques, psychologiques, logiques, sociologiques), mais comme un tout qui se suffit à lui-même, comme une structure sui generis. " (Hjelmslev, 1968 :12).

Así pues, la lingüística se interesa, entre otras cosas, en las propiedades del lenguaje que permanecen intactas cuando se desconecta un enunciado de las condiciones singulares de su enunciación. En efecto, un ejemplo lingüístico cualquiera como "Tiburcio monta en triciclo", es por definición algo tomado fuera de contexto, fuera de situación. Podemos sin duda añadir precisiones circunstanciales, hipotéticas sabiendo de antemano que no lograrán describir perfectamente la complejidad de la enunciación. Es por eso que en la obra de Ducrot encontramos la diferencia establecida entre " Phrase " y " Enoncé " (Cf. Ducrot, 1980:7). Eso es evidente. La enunciación es todo lo que se presenta cuando se verbaliza. Ahora bien, la lingüística (la inmanente) se interesa en lo que se repite en la verbalización, i.e. lo sistèmico (lo sintagmático/ paradigmático) lo que se repite es lo que le da cuerpo al ejemplo citado. Sin embargo esto no basta para los sociolingüistas y los analistas del discurso que le critican a Chomsky sus oraciones 'vacías' e 'irreales como: "Colorless green ideas sleep furiously; thè child seems sleeping; I called up the man who wrote the book that you told me about, Mary saw the man walking to the bus station", etc.

La preocupación por configurar un modelo lingüístico no sólo descriptivo sino explicativo se remite a observaciones teóricas como las de Ferdinand de Saussure. En una nota titulada, 'Crítica a la expresión Gramática Comparada', él manifestaba su malestar al comprobar que la imagen (i.e. el trabajo) del lingüista se limitaba simplemente a la de un comparatista:


" On est arrivé, on ne sait trop pourquoi, à faire du linguiste essentiellement un comparateur. Il est entendu que l'astronome observe et calcule, que le critique critique, que l'historien raconte, et que le linguiste compare. Pourquoi le linguiste comparerait-il, ou pourquoi serait-il condamné de son métier à comparer ? " (2002 :173).

El ginebrino aspiraba a que el lingüista hiciera algo más, pero, ¿qué podría ser? Ser lingüista en la época de Saussure era hacer lingüística histórica y comparada. El siglo XIX estuvo marcado por un formidable despliegue de esta disciplina (específicamente enfoque): al final del siglo XVIII se descubre el lazo genético entre el sánscrito, el griego, el latín y la mayoría de lenguas europeas. Al comienzo del siglo XIX se establecen las leyes fonéticas, por ejemplo las leyes de Verner y de Grimm. En el momento en que Saussure llega a la lingüística la escuela dominante era la de los Neogramáticos. Esto nos muestra la presencia de posturas, de tendencias y de opiniones frente a lo que se debería entender por "hacer lingüística". Es época, así como otras tantas, se caracterizó por una configuración discursiva que determinó la cultura, la literatura, el saber científico, o en términos de Foucault, lo que se denomina una épistemé.

No es común encontrar en los modelos teóricos de los siglos anteriores al siglo XX la preocupación por la identidad del lingüista. Es solo en el siglo XX que autores como Saussure, Bloomfield, Hjelmslev, Martinet, Jakobson, se preocuparon por determinar qué debía hacer el lingüista: estudiar las lenguas para comprender el lenguaje pero con criterios propiamente lingüísticos, o en términos de Martinet, lingüistas preocupados solo de lingüística. Hjelmslev en particular insiste en ello:

" Le langage devient l'objet tantôt de la logique, tantôt de l'histoire, tantôt de la physiologie, de la physique, de la psychologie, de la sociologie. Malgré la multitude de ces perspectives, un point de vue sur le langage a été négligé, celui-là même qui semble le plus important et le plus naturel, à savoir le point de vue linguistique. " (1966 :25, el subrayado es mío).

Así pues, los lingüistas propusieron modelos teóricos de acuerdo a su manera de ver la realidad lingüística enmarcada, claro está, en un momento cultural determinado. Se estudian las lenguas para comprenderlas y por ende para comprender los mecanismos que están detrás de ellas. Dichos mecanismos son mentales a los cuales no hay acceso directo. El lingüista no puede sustraerse tácitamente como observador consciente del hablar y del significar ya que es algo que él hace por naturaleza biológica.

Volviendo a Saussure, éste le insistía a su amigo y discípulo Meillet en una carta fechada en 1894 que hay que " montrer au linguiste ce qu'il fait", Esto quiere decir que esa es una tarea indispensable ya que el objeto de la lingüística sólo existe cuando se ha determinado el punto de vista (Cf. CLG, 1964:23-27 y Saussure, 2002: 19,22-24). Hay que concientizar al lingüista de cuál es su actividad, su responsabilidad, su trabajo en el momento de hacer lo que hace para comprender el lenguaje. La primera materia con la cual se confronta el lingüista es del orden de la 'parole' (la verbalización). El acceso a la 'langue' no se da de manera inmediata ya que ésta es una suerte de red abstracta que es la sustancia del habla. Viendo esto en la actualidad, la lingüística existe porque hay individuos lingüistas que la cultivan, que elaboran un discurso de y sobre ella. Ha llegado del momento histórico en el que el hombre intenta determinar cómo se establece el puente entre la base física (biológica) del cerebro humano y sus manifestaciones mentales. Desde esta perspectiva ya no es pertinente determinar si estudiamos cualquier aspecto de la lengua, o cualquier autor o escuela en particular o si decidimos abordar la lingüística interna o externa. Lo que se debe ver es el factor 'naturaleza humana', pues a ella pertenecen el conocimiento, el lenguaje, el pensamiento y otras tantas facultades superiores que el hombre ha estudiado a lo largo del tiempo. Claro está que al asumir esta actitud no se busca reducir las manifestaciones humanas a un mero determinismo genético que aplastaría al sujeto cultural constituido por el intercambio social con la 'sólida' evidencia del individuo biológico. Lo que se busca es recorrer una nueva vía de conocimiento con el fin de lograr una conciliación de puntos de vista. Tal parece que el ámbito de la


Ciencia Cognitiva (como proyecto intelectual o si se quiere como programa de investigación) se constituye en el espacio ideal para llevar a cabo dicha tarea.

Es por eso que la lingüística se reconfigura sin cesar a través de los diferentes objetos de estudio y la lingüística de la última década del siglo XX y de esta parte del siglo XXI es (y probablemente sea) lingüística del lenguaje, de la mente, o si se quiere, cognitiva. ¿Qué es lo que el lingüista del siglo XXI puede y debe hacer? La respuesta menos comprometedora y tal vez más viable sea la de intentar comprender, a través de la historia de la disciplina, de las diversas teorías propuestas sobre el lenguaje y las lenguas no sólo por la lingüística sino también por otras disciplinas, qué es lo que pasa en la mente i.e. el cerebro) de una persona cuando ésta 'significa', 'representa' su mundo a través de signos ya sean estos verbales o no verbales. El lingüista (llámese analista del discurso, biolingüista, dialectólogo, gramático, lexicógrafo, psicolingüista, sociolingüista, etc.) tiene hoy la responsabilidad más que nunca de contribuir con su pieza para resolver el rompecabezas de cómo la mente podría considerarse como una propiedad emergente del cerebro y cómo se lleva a cabo los procesos de representación-significación.

El ser humano es Ser por el lenguaje. Tala como lo afirmaba Heidegger, "Gracias al lenguaje permanece abierto el campo en que el hombre habita la casa del mundo, sobre la tierra, bajo los cielos" y continua más adelante, "En verdad, no es el hombre sino el lenguaje el que habla. El hombre no habla más que en la medida en que corresponde con el lenguaje" (1982:233 y 239). Si éste último se considera como parte de la naturaleza, es porque se considera como la propiedad de una especie viva. La ciencia que se ocupa del lenguaje debería ser pues (este es un juicio hipotético) una rama de la biología, entendida ésta última en su definición más general como ciencia de las propiedades distintivas de los seres vivos. En este orden de ideas podemos incluir los enfoques mencionados supra en dos elementos que constituirían la naturaleza humana: naturaleza biológica y naturaleza social. En la primera incluiríamos una dimensión psicológica

L


y una dimensión neural. En la segunda incluiríamos una dimensión cultural y una dimensión simbólica (Cf. Milagros Fernández Pérez 1999:35). La conexión entre naturalezas y dimensiones se establece en virtud del tipo de relación que se dé entre las formas discursivas y las condiciones de producción-circulación-recepción de ellas. Ahora bien, cuando se quiere responder a la pregunta qué es la lingüística (pregunta metafísica) se puede dar una rápida respuesta diciendo que es el estudio del lenguaje. No obstante, dicha respuesta no es de por sí muy satisfactoria. Mejor aún, podemos tomar el toro por los cuernos y responder que la pregunta no debería formularse en esos términos; se debería preguntar más bien por las condiciones que permitieron la emergencia de un concepto (i.e. realidad) como la lingüística. De igual forma se ha intentado precisar que es a través del estudio del sistema gramatical de las lenguas (la lingüística inmanente) que se ha podido percibir el fenómeno lenguaje. Pero también es de todos sabido que la dimensión gramatical no es la única que ofrece una explicación total del lenguaje. A ella se aúnan otras tantas como la discursiva, la psicológica, la social, la semiológica (denominadas también como lingüística externa).

Si queremos etiquetar y justificar la etiqueta de cualquier disciplina, nos encontramos con problemas que se salen de nuestras manos si no se les sabe conducir. Esto sucede cuando decidimos asumir la denominación de un campo del saber y caprichosamente determinar desde cuando las reflexiones propuestas, las llamadas 'tesis fundacionales' comenzaron a ser científicas (operación discursiva de legitimación). Para el caso de nuestro campo del saber, la lingüística, hemos asumido que es a partir del CLG (con la imagen ilusoria de Ferdinand de Saussure como autor) que la lingüística adquiere su carácter de ciencia, i.e. sus enunciados son científicos. No obstante, si echamos una mirada historiográfica a las épocas anteriores a Saussure, también se hacía lingüística científica. Esto nos llevaría a afirmar que una de las mejores maneras de definir la lingüística sería definirla no solo a partir de su descripción histórica, es decir, asumiéndola como la totalidad de los momentos de su desarrollo, sino también desde la propia actividad conceptual . (i.e. cognitiva) llevada a cabo por un ser humano.


Desde esta perspectiva, la lingüística es el conjunto de tesis, organizadas en un discurso, elaboradas por un investigador que se dedica a observar y a estudiar el proceso de verbalización en los seres humanos. Dicha verbalización está mediada por los sistemas de significación. Así las cosas, la lingüística sería también la actividad dei lingüista, es decir, el conjunto de métodos utilizados para sistematizar (intra y extradisciplinarmente) las observaciones sobre el objeto lengua(je).

III

Quisiera finalizar este ensayo con dos reflexiones a manera de proyección. La primera tiene que ver con el cultivo de la propia identidad cultural por parte del estudioso colombiano: proponer modelos teóricos a partir de sus propias reflexiones, sus propios recorridos con el fin de involucrarse en el cauce de los avances lingüísticos. Ese sería el ideal. Sin embargo éste busca afanosamente modelos extranjeros de moda para adaptarlos al referente nacional. Es así por ejemplo que en el ámbito de la sociolingüística se han presentado trabajos que reproducen sin fórmula de juicio los métodos utilizados por Labov, Hymes, Gumperz, etc., imitando las situaciones y los métodos de recolección de datos y de organización de la información. Cómo olvidar los trabajos en centros comerciales para recolectar muestras aisladas de fonemas o las famosas entrevistas que buscan recoger respuestas a la pregunta: "¿Ha estado usted alguna vez en peligro de muerte?". De igual forma, tenemos los intentos de apropiación, sin una justificación válida, de un nuevo marco teórico (distinto al de la etnolingüística) para analizar las lenguas indígenas: el diagnóstico sociolingüístico. Véase por ejemplo el número 13 de la revista Forma y Función del Departamento de lingüística de la Universidad Nacional, así como el libro 'Lenguas Amerindias, condiciones sociolingüísticas en Colombia'.

En el ámbito del análisis del discurso sucede lo mismo, en particular con el análisis crítico del discurso en donde un buen número de trabajos parafrasean el discurso de van Dijk o el de Charaudeau sin hacer aportes sustanciales. Se intenta tan solo describir los discursos de los políticos, el discurso mediático, la visión de ciudad, los textos literarios, etc., a través de los esquemas de jerarquización de sentido como un producto de la imposición cultural. No obstante, las reflexiones epistemológicas están ausentes, así como los aportes novedosos de dicho tratamiento. Cuando pasa la moda del modelo tratado, se pasa a uno nuevo y es algo que ha caracterizado a la lingüística iberoamericana durante muchos años. En nuestro medio es mucho más patente lo denunciado por Feyerabend (1979:50):

" On n'étudie jamais une idée dans toutes ses ramifications et l'on ne donne jamais á une conception toutes les chances qu'elle mérite. Des théories sont abandonnées et remplacées par des discours plus á la mode, bien avant qu'elles n'aient eu l'occasion de montrer leurs vertus."

Los frutos de la investigación lingüística en Colombia, ya lo dijimos, son el producto de la situación de subdesarrollo del país. Las condiciones extradisciplinares son decisivas para la comprensión de la dimensión discursiva de la realidad social colombiana a través de una de sus instituciones, la educativa. Un análisis del discurso propio y proyectivo podría ayudar a consolidar lo que Fals Borda define como el 'Principio de Endogénesis Contextuar. Dicho principio sostiene que:

"Las realidades básicas observables van condicionas al entorno vital a través del proceso de la socialización, locuaz induce a la creatividad orgánica y respeto por las raíces culturales y por las características específicas del ambiente natural y social de los pueblos."

Un trabajo de esta magnitud nos ayudaría a comprender mejor la identidad cultural colombiana y se lograría implementar, entre otras cosas, políticas lingüísticas, educativas y culturales, acordes con la realidad social colombiana.

Como se ha venido mencionando, la lingüística constituye no solo un campo disciplinario del saber que hemos denominado intracientífico (epistemológico) sino que también posee una dimensión discursiva extracientífica que se perciben en factores sociológicos, ideológicos e institucionales. Se supone que estas dos facetas constituyen las dos caras de la misma moneda, no se pueden separar muy a pesar de la selección puntual de un objeto de estudio determinado verbigracia la 'lengua', el 'signo', el 'significado', la 'comunicación' la 'facultad del lenguaje’, etc. Las clases de lingüística en la universidad (no así la actividad) se han limitado a mantener de manera forzosa, una separación que no permite visualizar la dimensión integral de la lingüística. Así las cosas, podemos proponer tres objetivos (con orientación hacia la práctica) que ayudarían a consolidar, en un curso de lingüística, el proceso de integración: 1) generar una reflexión teórica y multidisciplinaria alrededor de las ideas lingüísticas. Este punto es importante para la consolidación de un acervo lingüístico lo suficientemente rico para comprender cómo, a través de la historia del hombre, las reflexiones (i.e. las ideas) sobre el lenguaje han ocupado un lugar privilegiado y que estamos en capacidad -así como en la obligación- no solo de recibirlas, comprenderlas y asimilarlas sino también de reelaborarlas a partir de un trabajo unificado en nuestro medio sociocultural. 2) elaborar un perfil del estado (actual) de los estudios lingüísticos en Colombia con el fin de reconocer y mantener la tradición a través de una proyección teórica/ metodológica. No contamos con un trabajo historiográfico de las ideas lingüísticas en Colombia. Esta carencia ha producido visiones polarizadas frente a la contribución de diferentes estudiosos y su justo papel en la comunidad general de lingüistas. El desconocimiento y la poca valoración de ideas lingüísticas en el medio colombiano son las causas que impiden apropiarse del acervo lingüístico universal; en otros términos, nos hace desviar del cauce intelectual de la comunidad internacional. 3) diseñar módulos de trabajo que se constituyan en anteproyectos de investigación productivos teniendo en cuenta los nuevos (actuales) desarrollos de la lingüística. Una vez involucrados en el desarrollo de los puntos anteriores, se pueden proponer dichos anteproyectos de investigación partiendo de nuestras necesidades culturales para involucrarlas con los desarrollos de la teoría lingüística.


La segunda reflexión, en consonancia con lo que acabamos de proponer, tiene que ver con la consideración de los nuevos programas de investigación en lingüística. Uno de ellos es el 'Programa Cognitivo' que recogería tanto el

aspecto formal (lingüística interna) como el aspecto comunicativo (lingüística externa) que se ve reflejado en lo que se podría denominar "lingüística cognitiva".

En los últimos años del siglo XX, al lado de diferentes enfoques, la lingüística presentó un programa ambicioso y novedoso: la lingüística cognitiva. Ésta última forma parte del complejo de las ciencias cognitivas, considerado como uno de los paradigmas recientes de la ciencia actual y que busca develar los procesos de cognición en la mente humana a través de los diversos métodos de las disciplinas involucradas tales como la inteligencia artificial, la psicología cognitiva, la antropología cultural, la filosofía de la mente, la neurociencia y la lingüística de cuño chomskyano. Es pues en el espacio de la ciencia cognitiva en donde las diferentes aproximaciones sobre el lenguaje pueden unificarse para . determinar cómo se relaciona con otras


capacidades cognitivas, es decir, identificar, entre otras cosas, los correlatos físicos de la cognición. En resumen, la lingüística cognitiva plantea un método científico (teórico-experimental-aplicado) interdisciplinar que articula teorías lingüísticas y epistemológicas con el fin de comprender y fundamentar la génesis de los significados, de los conocimientos, sin hacer abstracción de las condiciones y los medios de su emergencia y difusión en la diversidad de las lenguas y las culturas. Es más, hay que tener presente que la lingüística cognitiva no deja de ser una ciencia de la cultura cuyos objetos son las obras humanas. El sentido, y detrás de él la Facultad del lenguaje (FL), es algo importante y los métodos que se proponen para analizarlo buscan establecer tanto su legitimidad así como su relación con lo formalizable. Es por eso que para tener un conocimiento de la FL se requiere de una cooperación interdisciplinar. Los recientes desarrollos de la lingüística cognitiva pueden ser aprovechados por la biología evolutiva, la antropología, la psicología y la propia neurociencia. Así las cosas, podríamos aventurar tres posibilidades para comprender el camino de la cognición desde nuestra disciplina:

1)    Comprender el cognitivismo y su programa ideológico-político de naturalización de las disciplinas que forman parte del ámbito cognitivo.

2)    Clarificar la epistemología general de las ciencias de la cultura. Hay que caracterizar la distinción epistemológica entre las ciencias de la cultura y las ciencias de la naturaleza con el fin de poder manejar el concepto de 'naturalización', entendido inicialmente como la reducción de lo mental a lo físico (lo neurofisiológico).

3)    Identificar la conexión que existe entre la biología y la lingüística en la constitución de un modelo explicativo de la FL.

Cada una de dichas posibilidades constituye un campo de trabajo teórico independiente que se explayaría en el ámbito exclusivo del enfoque cognitivo. Por supuesto, la tarea no puede ser más que interdisciplinary el objetivo, muy puntual: la comprensión del lenguaje para determinar las representaciones mentales que se utilizan para (de)codificar las estructuras lingüísticas y las operaciones cognitivas que las crean e interpretan. De esta forma se lograría explicar no sólo los aspectos que se conocen como lingüística interna, sino también aquellos aspectos que se denominan sociodiscursivos, es decir la lingüística externa.

Bibliografía

Achard, Pierre.1995. «Formation discursive, dialogisme et sociologie ». Langages 117, París, Larousse. Pp. 82-95.

Aguiare Silva, Vítor Manuel. 1980. Competencia lingüística y competencia literaria. Madrid, Gredos.

Arendt, Ana. 1993. La condición humana. Barcelona, Paidós.

Baena, Luís Ángel. 1996. «Lo semántico en la enseñanza de lenguas extranjeras ». Lenguaje 24, Cali, Universidad del Valle. Pp. 91-97.

Bange, Pierre. 1989. «Analyse conversationnelle et pratique de l'action ». Verbum tome 12.

Bourdieu, Pierre. 1980. Questions de sociologie. Paris, Editions de Minuit.

_.1982. Ce que parler veut dire.

Paris, Fayard.

Cataño, Gonzalo. 1995. La artesanía intelectual. Bogotá, Plaza y Janés.

Charaudeau, Patrick. 1995. « Une analyse sémiolinguistique du discours » Langages 117, Paris, Larousse. Pp.96-111.

Chomsky, Noam. 2004. New Horizons in the Study of Language and Mind. Cambridge, CUP.

_.1994. El Conocimiento del

lenguaje. Barcelona, Ediciones Altaya.

_.1977. Problemas actuales en

teoría lingüística. México, Siglo XXI

_.1965. Aspects of the theory of

syntax. Cambridge, MIT Press.


Debray, Régis. 1991. Cours de médiologie générale. Paris, Gallimard.

Ducrot, Oswald et al. 1980. Les Mots du discours. Paris, Editions de Minuit.

Fais Borda, Orlando. 2003. « Ciencias sociales: integración y endogénesis». Grandes conferencias de la Facultad de Ciencias Humanas 1, Bogotá, Universidad Nacional. Pp. 19-29.

_. 1981. Ciencia propia y

colonialismo intelectual. Bogotá, Carlos Valencia editor.

Fernández Pérez, Milagros. 1999. Introducción a la lingüística. Barcelona, Ariel.

Feyerabend, Paul. 1979. Contre la méthode. Paris, Editions du Seuil.

Foucault, Michel. 2005. Les Mots et les choses. Paris, Gallimard.

__.1968. «Sur l'archéologie des

sciences. Réponse au Cercle d'épistémologie ». Cahiers pour l'analyse 9, Paris. Pp. 9-40.

Gutierrez Girardot, Rafael. 1997. Provocaciones. Bogotá, Ariel.

Habermas, Jürgen. 1987. Teoría de al acción comunicativa. Tomos 1 y 2. Madrid, Taurus.

Heidegger, Martín. 1982. « Hebel, el amigo de la casa ». Eco 249. Bogotá, Buchholz, Pp. 225-240.

Hjelmslev, Louis. 1968. Prolégomènes à une théorie du langage. Paris, Editions de Minuit.

___ 1966. Le langage. Paris,

Editions de Minuit.

Oviedo Tito Nelson. 1992. Hacia una base semántico Comunicativa para la gramática. Cali, Universidad del Valle.

Páramo Pomareda, Jorge. 1982. «La lingüística » Foros Interdisciplinarios 2, Bogotá, Universidad de los Andes. Pp. 65-77.

Patino, Víctor Manuel. 1992. «Antecedentes de la tecnología ibérica » Historia de la cultura material en la América Equinoccial, Tomo V. Bogotá, ICC. pp. 163-170.

Rabanales, Ambrosio. 1978. «Repercusión de las corrientes lingüísticas contemporáneas en Iberoamérica ». Separata del Boletín de Filología, Tomo 29, Universidad de Chile, Santiago de Chile. Pp. 219-257.

Ramírez, Luís Alfonso. «De las reducciones del significante a las libertades del sentido». (Documento inédito).

_, y Acosta, Gladys (Comp.)

2005. Estudios del discurso en Colombia. Medellín, Universidad de Medellín y ALED.

Saussure, Ferdinand de. 2002. Ecrits de linguistique générale. Paris, Gallimard.

_____________.1964 Cours de

linguistique générale. Paris, Payot.

Sechehaye, Albert. 1933. « La pensée et la langue ou comment concevoir le rapport organique de l'individuel et du social dans le langage ». Journal de Psychologie 30. pp. 57-81.

Tobón de Castro, Lucía. 2001. La lingüística del lenguaje. Estudios en torno a los procesos de significar y comunicar. Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional.


-53-    Rev. Paideia Surcolombiana No. 13