FACULTAD DE EDUCACIÓN « UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA

PROPUESTA TEORICA DEL PROCESO INTEGRAL DE LA COMUNICACIÓN

LITERARIA INFANTIL Y JUVENIL EN EL MONTECALVO Y ZORO DE JAIRO ANÍBAL NIÑO

EDNA BRICITTE TRIANA RODRIGUEZ LUZ ÁNGELA ORTIZ DÍAZ LICENCIADAS EN LENGUA CASTELLANA USCO

"LA LITERATURA PERMITE CONVERTIRSE EN MIL PERSONAS Y SEGUIR SIENDO UNO MISMO" C.S

LEWIS.

Para dar inicio a este artículo es necesario precisar los temas. El primero, será un breve resumen de la teoría que planteamos para analizar obras literarias infantiles y juveniles y, el segundo expondrá unas premisas útiles para que el maestro de la escuela primaria y secundaria sea un mediador entre el lector niño/joven y el texto, en miras de promover la lectura.

RESUMEN DE LA PROPUESTA

Al estudiar el panorama de la crítica literaria

infantil y juvenil en Colombia, se pudo observar que es muy escasa y que la poca que hay toma únicamente uno de los actores del proceso comunicativo literario1. Tal vez porque el tema de la literatura infantil y juvenil es muy reciente; puesto que apenas se dinamizó cuando se creó el premio ENKA en el año 1977, en el cual Zoro de Jairo Aníbal Niño ocupó el primer puesto.

Es de allí donde surge esta propuesta que permite analizar los actores que intervienen en el proceso de la comunicación literaria y al mismo tiempo se analice un autor representativo en la literatura infantil y juvenil colombiana, Jairo Aníbal Niño. Se planteó así la siguiente problemática ¿Cómo se presenta el proceso comunicativo en El Monte Calvo (1966) y Zoro (1977) de Jairo Aníbal Niño?


Para seleccionarlas se tuvo en cuenta dos estudios realizados sobre el autor. El primero de ellos realizado por Nubia Bravo (1988) llamado La Narrativa de Jairo Aníbal Niño, este estudio toma al autor con preocupaciones de tipo social a través del cuento, la viñeta y la fábula. El segundo fue realizado por Ornar Parra Rozo (2004), titulado Magia y Fantasía en los Relatos de Jairo Aníbal Niño, éste expone la faceta del escritor creativo trascendente, didáctico y lúdico.

Los anteriores estudios permitieron observar que el autor posee dos fases en su escritura. La primera, es la crítico social, tienen que ver con el compromiso social y el espíritu revolucionario reflejado en las obras por el autor a través de sus personajes; la segunda, tiene como fundamento el amor y la fantasía, alejándose completamente de la primera tendencia.

Contando con lo anterior, escogimos la primera fase, modificando el modo de análisis utilizado por Nubia Bravo y seleccionando únicamente dos obras importantes en dicha fase que nos permitiera aplicar la teoría de la comunicación formulada a partir de los teóricos Enrique Imbert, Louise Rosenblatt, Marisa Bortolussi y Gemma Lluch.

Por ejemplo de Enrique Imbert se tomó la teoría del proceso comunicativo como punto de partida para reformularla, él propone que el hombre, a ciertas horas del día, siente el llamado de la vocación literaria y adquiere una segunda naturaleza, ahora el hombre se ha convertido en escritor. Este delega la responsabilidad de narrar a un Narrador ficticio. Tanto el yo del Hombre de carne y hueso como su otro yo de Escritor se quedan fuera del cuento. Solo el yo del Narrador ficticio está dentro del Cuento, y desde dentro inventa personajes, agentes de una acción narrativa que transcurre en un tiempo y espacio imaginarios. Ahora bien, el Narrador también es lector que está en su mente. Porque está en su mente lo llamo Lector ideal. El narrador atiende, dentro de sí, a las reacciones del lector ideal. Se llevan bien. Colaboran entre sí. Hay, pues, entre el Narrador y El lector Ideal, una feliz identificación. Ambos, el Narrador y el Lector Ideal, existen dentro del cuento. El Cuento es un objeto viviente, intencional, autónomo, separado del Hombre que se convirtió en escritor real y también del Hombre (o mujer) que, a ciertas horas del día siente ganas de leer y se convierte en un Lector Real, inconfundible con el Lector Ideal. El lector real comprenderá las intenciones objetivadas en el Cuento en la medida en que sea capaz de acercarse al Lector Ideal2.

Esta teoría es base de nuestra propuesta ya que Enrique Imbertcuentacon conceptos muy precisos sobre los actores del proceso comunicativo, pero deja por fuera el contexto que rodea tanto al autor como al lector y con ello la concepción del niño en el hombre escritor, en el narrador, la obra literaria y el receptor. Ante esta carencia entra a complementar Marisa Bortolussi, la cual afirma que la época y el sistema social tienen un sistema de valores que afectan la formación del niño tanto como la del autor, este sistema lo ciñe y contribuye a su relación con el lector; esa relación naturalmente, afecta la enunciación del mensaje, la actitud y tipo de narrador, y la significación de la estructura profunda.

Aunque estos dos exponentes pareciese que sustentaran todo, no tienen en cuenta al Lector Real y su relación propiamente con el texto y por esto se retoma la Lectura Transaccional de Louise M. Rosenblatt, la cual consiste en que la lectura es un proceso selectivo, constructivo, que ocurre en un tiempo y en un contexto particular. La relación entre lector y los signos sobre la página avanza como un movimiento de espiral que va de uno a otro lado, en el cual cada uno es afectado por la contribución del otro. [...] Ambos, lector y texto, son fundamentales para el proceso transaccional de significado4. Llamo a esta relación una transacción a fin de enfatizar el circuito dinámico fluido, el proceso recíproco en el tiempo, la interfusión de lector y texto en una síntesis única que constituye el "significado3.


Esta concepción permite enriquecer la construcción teórica, pero aún así faltaba un actor supremamente importante y que es planteado por Gemma Lluch, el Mediador. Según esta teoría es él quien a través de su acercamiento al libro mediante los paratextos, se encargan de comprar o recomendar el libro a los que lo leerán.

Partiendo de estas luces teóricas transformamos la teoría de la comunicación así:

Un Hombre al pertenecer a un contexto socio-histórico específico adopta una ideología de aquella época o contexto, que se está desarrollando y cuando su vocación literaria lo llama como Escritor, en ese momento se encuentra condicionado por el Hombre que posee una ideología y una noción propia del destinatario (niño o joven) a quien se dirige, el Escritor al iniciar la escritura del texto (cuento o obra dramática) queda por fuera, el texto se independiza, pero refleja en el Narrador (si es cuento) o en los Personajes (si es obra dramática) esta ideología y percepción del destinatario (niño o joven) a través del Lector Ideal4.

Dentro de este ente viviente llamado cuento u obra dramática existe una relación dialógica entre el Narrador ficticio (o personajes si es obra dramática) y el lector ideal en un ambiente ficticio, aprobado por el escritor, que además de simularse narrador o personajes5 simula a un Lector Ideal que no está en las mismas condiciones, por lo que se revela más esfuerzo.

Ya cuando el texto se convierte en libro a través de los paratextos6 y lo proponen como tal al público, el Mediador Educativo, el maestro, es el que pone el libro en las manos del Lector Real y ayuda a comprender el libro a partir del

Lector Ideal que se encuentra implícito en el texto, el mediador educativo busca las estrategias necesarias para acercar a ese otro Hombre (niño/ joven) al texto, que en un contexto de lectura, se convierte en el Lector Real7.

Al igual que el Escritor, el Lector Real está en inmerso en un contexto socio-histórico determinado, con unos saberes previos y un paquete emocional, y cuando se enfrenta a la obra literaria, en un contexto de lectura, hace uso de sus experiencias pasadas con la vida y con el lenguaje para deducir la ideología del autor y el significado de las palabras impresas logrando una nueva interpretación a través de la recreación del libro en la mente8.

Es decir, se presenta una interacción porque el Lector Real interactúa con el Texto y lo resignifica a medida que va descubriendo el Lector Ideal y la intención comunicativa del narrador o personajes, al mismo tiempo que el texto resignifica los presaberes del Lector Real.

Al plantear lo anterior, para empezar a aplicar la teoría en las obras, Zoro y El Monte calvo, se utilizó el método descriptivo ya que nos permitía subdividir el trabajo en un proceso de selección y análisis, este último con tres subprocesos (contextual, estructural y crítico), que facilitaron el análisis de los actores del Proceso Comunicativo Integral dándonos como resultado lo siguiente:

1, EL YO HOMBRE Y EL YO ESCRITOR: Cuando se toma a estos dos actores, implica que ambos convergen en el mismo punto, el contexto en el cual están inmersos. En el caso de Jairo Aníbal Niño, la familia y la época de la violencia fueron cruciales para su formación. Esto se refleja en la primera fase de la escritura del autor, llamada por este trabajo: crítico social. Él tiene en cuenta


la violencia como hecho desencadenante y complejo que afecta a la sociedad directamente. En las obras se observa de la siguiente manera:

-El Monte Calvo: La construcción de este texto dramático parte de un hecho real, el cual le permitió al Yo escritor, hacer una crítica al Estado colombiano por su participación absurda en la guerra de Corea, igualmente a cualquier Estado, cuando a través del Coronel que no tiene un nombre definido simboliza la locura de la guerra, en otras palabras la simboliza. Por otro lado más que mostrar el absurdo de la guerra, muestra las secuelas que fueron producto de la misma y afectan directamente al pueblo.

-    Zoro: Las dos cotramas fundamentales del texto Explotación del hombre por el hombre y la trata de personas son ramificaciones de la violencia que afectan a niños y adultos en cualquier parte del mundo, de ahí que sus personajes no tienen un nombre definido y se unlversalizan, permitiéndole al lector real que lo resignifique de acuerdo a su contexto.

2.    EL LECTOR IDEAL: El lector ideal de Zoro y El Monte Calvo, que no es más que el mismo autor que escribe para sí, deja ver lo siguiente:

-    En la dramática se pudo percibir que el escritor brinda información suficiente por medio de los diálogos sostenidos entre los personajes para esclarecer la idea fundamental del texto. En cuanto a las acotaciones se considera que contienen suficiente información para realizar el montaje de la obra.

-En la narrativa: La utilización de un relato no focalizado directo e indirecto y ia mezcla de narrador cámara y narrador omnisciente, permite ir develando a los personajes humanos y no humanos, además como estos mantienen una relación directa con el lector y a su vez desarrollan un espíritu crítico.

3.    EN EL ANÁLISIS DE LA ILUSTRACIÓN EN: -El Monte Calvo: El libro contiene imágenes fotográficas acordes al público juvenil, este no exige cantidad de ilustraciones porque lo primordial es el texto. En el análisis de la portada se definió que no tienen nada que ver con el contenido del texto, sin embargo las dos fotografías presentes en el interior del libro encierran momentos importantes de la estructura textual, aunque una fotografía más podría complementar la totalidad de la obra.

-Zoro: Los textos infantiles, naturalmente exigen riqueza en imágenes que abran una ventana a posibles significados del texto y que le permita al lector real resignificar el texto; sin embargo, en el caso de Zoro, la ilustradora al tomar una vía señalética, no ofrece una secuencialidad entre una imagen y otra; además no aportan al texto. En conclusión la ilustración cumple una función decorativa, apropiadas únicamente para niños de la primera infancia y no para el lector al cual va dirigido.

4. EL MEDIADOR EDUCATIVO: El maestro en la escuela cumple una función importante porque a través de estrategias promueve la lectura en niños y jóvenes, abriendo caminos a un proceso transaccional entre la obra y el lector dentro del contexto de lectura. Él guiado por los paratextos, el análisis extraliterario del libro, decide con que público va a trabajar la obra, de qué modo los va a acercar y su pertinencia dentro del aula de clase. En ambos obras el mediador debe tomar una posición crítica frente al texto fundamentado en argumentos fuertes, pero no alienantes, y tener pleno conocimiento tanto del contexto del autor como el lector para lograr que el lector niño/ lector joven, resignifique la obra.

5. EL LECTOR REAL: Que es quien se enfrenta a la obra en un momento determinado con unos preconceptos y con unas expectativas se determinó así:

-El Monte Calvo: requiere un lector juvenil adolescente con un bagaje de conocimientos históricos básicos y literarios que le permitan acercarse a la obra para resinificarle y sentir un mayor disfrute durante la lectura. Es ideal entonces leerla en grado noveno, décimo y once, ya que en estos grados, los estudiantes pueden realizar una lectura inferencial y crítica para así mismo llegar a un nivel propositivo.


Zoro: requiere un lector juvenil preadolescente y un lector infantil de la segunda infancia. En el primero, se encuentra en plena construcción de su personalidad y está dando un paso de niño a joven, esa característica se hace visible cuando el texto mezcla la fantasía y la realidad sin que haya una fisura entre estas. En algunos momentos existen agentes no humanos que le dan cierta fantasía al texto, pero sin alejarse de acontecimientos reales e históricos, es apta para leerla con estudiantes de grado séptimo y octavo que estén desarrollando el nivel argumentativo e ¡nferencial. En el segundo, se encuentra a un niño con problemáticas e inquietudes propias de su edad -alejamiento del núcleo familiar, que busca identificarse con el héroe para hallar la solución al problema, volver al núcleo familiar. Este tipo de comprensión lectora netamente literal se presenta en grados cuarto y quinto y que a través de una lectura crítica motivada por un mediador educativo el niño puede lograr redescubrirse.

EL MAESTRO COMO MEDIADOR EN LA EXPERIENCIA LITERARIA

Una obra literaria es una puerta abierta a diferentes significaciones a diferentes mundos sujetos al lector que decida aventurarse en ella, sin importar el tiempo de escritura y el tiempo de lectura. Acercarse a esta implica que el lector debe contar con unos significados intelectuales y emocionales que faciliten su comprensión, su experiencia con el texto mismo; este acto cooperativo entre el lector y el texto, permite entender que una novela, un poema, una obra de teatro, permanecen tan sólo como manchas de tinta sobre el papel hasta que un lector los transforma en un conjunto de símbolos significativos9.

Sin embargo, el yo lector niño, joven o adulto que ingresa a una educación institucionalizada, sea oficial o privada, en ocasiones choca con circunstancias que obstaculizan o alteran el proceso lector. De estas se mencionarán seis aplicables a la institución educativa de primaria y secundaria.

1-    Algunos maestros de primaria y de secundaria, imponen una obra literaria sin tener en cuenta los estadios de desarrollo, cognitivo/afectivo, del niño y el joven, ni sus saberes previos.

2-    Seleccionan los textos del plan lector sin tener en cuenta elementos extraliterarios como los paratextos, no observan el número de páginas, las edades adecuadas...

3-    Imposición de textos que nada tienen que ver con el contexto real del niño o el joven. Lo cual no permite una apropiación o identificación con los personajes y el texto.

4-    Pretenden que el niño lea un texto cuando en muchos casos ellos no lo han leído. Mostrando poco o ningún placer por la lectura.

5-    Utilizan libro de texto para analizar un cuento, una novela, una poema, una obra dramática, exigiendo una lectura muy literal, poco inferencial y crítica.

6-    La lectura pasa a ser sinónimo de tortura, el maestro no se toma el trabajo de seducir al estudiante para que se deleite con el texto.

En el caso de la universidad, el mayor obstáculo se presenta con algunos maestros que desconocen al lector real o que confunden al lector con una tabula rasa, pues únicamente puede recepcionar información. Esa posición obsoleta y su pleno convencimiento de que la última palabra es la suya y la de los críticos, dejan ver su ignorancia de nuevas teorías sobre el proceso comunicativo literario como las de Louise M. Rosenblatt (2002) y Marisa Bortolussi (1994), las cuales demuestran que el estudiante es un lector real que cuenta con unos saberes previos y un contexto que


le permiten tener una actitud y unos propósitos antes de acercarse al texto y durante la lectura del texto, suficientes para que el lector resignifique el texto y el texto resignifique los saberes del lector.

Esa premisa de emisor-receptor crea un ambiente un tanto intolerante que no les permite escuchar puntos de vista porque suponen que todo está resuelto, no hay incertidumbres ni perplejidades, al mismo tiempo que se desconocen a sí mismos como mediadores entre el estudiante/lector y el texto. Cerrando probabilidades a la investigación en el área.

Retomando lo anterior, lo que tienen en común las instituciones educativas de primaria, secundaria y Universidad es que algunos maestros ven la lectura como una transferencia de datos, cuando el alumno debería ir a la escuela y a la universidad, no con el propósito de que le enseñen fórmulas ya hechas y actitudes fijas, sino para que pueda desarrollar el deseo de aprender10.

Partimos de estos obstáculos para plantear que el maestro debe ser consciente de su papel como mediador. Y a pesar de que muchos niños o jóvenes provengan de hogares en los cuales haya ausencia de textos, donde los padres o familiares no leen ni escriben e igualmente no cuenta con una formación suficiente para brindarle información o apoyo al niño o joven lector, la formación de los niños como lectores competentes y como productores de textos de calidad recae casi exclusivamente sobre los docentes11. Porque son los que cuentan con la formación suficiente para crear estrategias y gusto durante el proceso de lectura.

Teniendo en cuenta los anteriores argumentos, se harán algunas sugerencias a los maestros para mejorar en su tarea como mediadores:

1- Ser consciente de sus ideologías y esquemas de valores, no tratar de imponerlas en sus estudiantes directa o indirectamente.

2. Seleccionar el texto teniendo en cuenta la etapa de desarrollo del estudiante/lector y sus necesidades.

3-Darunvistazoenellibroaelementosextraliterarios como los paratextos e ilustraciones, y literarios, como la manera en que se presenta la historia, teniendo en cuenta su nivel de complejidad y así sepa que tipo de estudiantes puede leerlo.

4-    Tener en cuenta que antes de que haya un yo lector hay un hombre, en este sentido el estudiante está inmerso en un contexto con un paquete emocional y conceptual que se debe tener en cuenta durante el acercamiento con el texto. Su atención se desviará hacia aquellas facetas de cualquier obra que se apliquen con más claridad a sus propias tensiones y perplejidades emocionales12.

5-    Diferenciar entre el lector ideal y el lector real, ya que el estudiante como lector real es quien se enfrenta al texto (cuento, novela, poesía...) No idealizarlo.

6-    Estimular a los estudiantes para que resuelvan las dudas sobre el texto entre todos y llegar al conocimiento como un producto de todos.

7-    Asistir al lector para que desarrolle su conocimiento intelectual y emocional y pueda relacionar el contenido del texto desde su vivencia, desde lo conocido por él.

8-    Mostrar pasión y no presión al leer un texto. De manera que parezca una lectura propuesta y no impuesta.

Estas premisas no pretenden ser la panacea para el problema del gusto por la lectura o tal vez solucionar la comprensión lectora, pero son conceptos que se olvidan en la práctica por diferentes circunstancias, ya sean ajenas o propias del maestro y que son necesarias para que las letras germinen en el terreno infantil, juvenil y adulto y se conviertan en una forma de vida, en un cultivo de letras vivas útiles para aportar a la cotidianidad de ese yo- hombre/ yo-lector.


CONCLUSIONES

Como se advierte durante este artículo, el mediador tiene un papel decisivo en la relación que se establece entre el texto y el Lector Real, porque es él quien decide o, en el mejor de los casos, sugiere la lectura del libro.

Es primordial, dejar sentado que la importancia del maestro/mediador subyace en la capacidad de reconocer en el libro al Lector Ideal, y parta de él para proponerlo a un Lector Real específico y que paralelamente cumpla correctamente con la función de dotar de medios al lector real, para que se sientan dueños en su lectura y sean capaces de hablar sobre ella13.

El maestro/mediador también tiene el compromiso de propiciar el gusto por la lectura y ayudar a formar el hábito de leer por placer, lo cual se logra si tiene claro y conoce las características especificas del Lector Real, en el momento en que define la estrategia14 que utilizará para acercarlo al texto, ya que esto influye en la aceptación de la obra literaria, de modo que es vital que el mediador educativo tenga una posición crítica frente al libro y criterios válidos que le permitan dilucidar qué público es el apropiado a invitar a leer el texto literario e igualmente, tener suficiente pasión para contagiar al lector real en el momento en que comparte su visión del texto15, aunque es preciso aclarar que con ello no se pretende establecer un significado de la obra, sino las pautas para facilitar la comprensión del mismo, sin influenciar o irrumpir abruptamente en la percepción personal que tiene el lector real frente a la lectura.

Recuerden maestros que desconocer los actores del proceso comunicativo, en especial al Lector Real y el Mediador, es desconocer al otro y desconocerse a sí mismos, es practicar la lectura vacía de siempre y promocionar el desprecio por ella.

PAIDE1A • SURCOLOMBIANA • Mayo 2009 111

1

Esta constatación se llevó a cabo en el marco de la monografía presentada para optar por el título de licenciadas en lengua castellana. Este trabajo recibió la mención de Meritoria. Hace referencia a: Hombre-Escritor, Narrador-Personajes, Hombre-lector, Lector Ideal, Lector Real, Texto, Mediador.

2

   IMBERT, Enrique. TEORIA Y TÉCNICA DEL CUENTO. Editorial Ariel. Barcelona (Págs. 41-.42)

3

   ROSENBLATT, Louise M. La literatura como exploración. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. Primera Edición. 1995. p 53-54

4

   Es el lector que se encuentra dentro del texto y es a quien le habla el escritor (y aprueba las guías) para que el Lector Real encuentre el significado del libro.

5

   De acuerdo a Enrique Imbert son agentes de una acción narrativa en un tiempo y espacio imaginario.

6

   LLUCH, Gemma. Cómo analizamos relatos infantiles y juveniles. Norma, S.A. 2004. p55

7

   Es el lector que se enfrenta a la obra literaria y crea posibles significados a través su experiencia, sus necesidades, su desarrollo cognitivo y psicológico, dentro de un contexto de lectura; originando una resignificación del mismo

8

   ROSENBLATT, Luisa. La literatura como exploración. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. Primera Edición. 1995. p 52

9

ROSENBLATT, Louise Marie. La literatura como exploración. Fondo de Cultura Económica. México De.2002 p51

10

   ROSENBLATT, Louise M. La literatura como exploración. Fondo de Cultura Económica. México De.2002 p155

11

   KAUFMAN, Ana María. 4o Congreso colombiano y 5o latinoamericano de lectura y escritura. ¿Es factible enseñar a leer y a escribir en el mundo actual?1998

12

   ROSENBLATT, Louise Marie. La literatura como exploración. Fondo de Cultura Económica. México Dc2002. pi 16

13

   COLOMER, Teresa. El papel de la mediación en la formación de los lectores. Colección lecturas sobre lecturas. Coedición México/Colombia 2002. p28

14

   Estrategia se define como el método que utiliza el mediador para activar el conocimiento previo del lector real e involucrarlo y ayudar a que en él se produzca una comprensión adecuada del texto y se obtenga como resultado una lectura activa en el niño y joven.

15

   En el momento que pone en práctica la estrategia.