PEDAGOGIA Y FORMACION DE DOCENTES EN El SIGIO XXI

Aura Elena Bernal de Rojas Docente Programa de Psicopedagogia Facultad de Educación aurebes@hotmail.com

CULTURA Y EDUCACIÓN

Cultura proviene del término latino 'cultus', que designa la acción de cultivar la tierra y, en sentido figurado, la acción de cultivar el espíritu.

Los etnólogos Malinowsky y Mead definieron la cultura como el conjunto de representaciones y de comportamientos adquiridos por los humano en cuanto seres sociales.

En cuanto los escenarios de la cultura, Ricardo Nassiff, señala que la cultura comprende desde el trabajo del artesano hasta la creación estética más elevada, desde la técnica hasta la ciencia, desde las formas básicas de la comunidad hasta las más complejas de la organización política o económica, fruto de la tendencia del ser humano de expresar sus deseos o sus concepciones más íntimas (Nassiff, 1984)

La cultura expresa la manera de sentir, pensar y hacer, que representa lo que una sociedad ha hecho y que es capaz de hacer en sentido retrospectivo y prospectivo, en una visión valorativa del mundo y de la vida que determinan su destino histórico-social (Ramírez, 2002)

Educación viene del latín 'educare, que denota criar, nutrir, alimentar, y de 'ex ducere1 , que significa sacar, llevar o conducir de adentro hacia afuera. (Nassiff, 1984).

Esta doble significación ha llevado a dos aspectos intervinientes en la educación, por un lado, la influencia que se ejerce desde fuera (educare), y por otro, el crecimiento de disposiciones ya existentes en el sujeto (ex ducere).

La educación es el componente esencial de la cultura que hace posible su adquisición, creación y re creación. Es la vía social por la cual se ejerce influencia sobre el ser humano para formarlo, en un permanente proceso de apropiación de cultura.

La educación condensa, sistematiza y concentra la cultura para transmitirla, para la supervivencia de la sociedad y la elevación humana


La educación tiene como agentes la familia, los grupos sociales, los medios de comunicación y las instituciones como la iglesia y los sistemas educativos.

La institución educativa se configura como campo específico para la educación, en un medio ambiente especial preparado para ejercer influencia sobre los individuos. En ella se originan los planes y programas que prefiguraron la idea de lo curricular y los procesos para la formación humana, que conllevaron al desarrollo de la ciencia pedagógica.

PEDAGOGÍA Y EDUCACIÓN

La palabra pedagogía proviene del griego 'paidós1, niño, 'agogía', guiar, conducir al ser en formación. Se llamaba 'paidagogo ' o pedagogo, al esclavo que acompañaba al niño a la escuela y por extensión a quien los educaba.

En el periodo helenístico, se introdujo el término 'paideia', núcleo de la pedagogía griega que concretó el ideal de la formación como fin supremo de la educación.

' Paideia', no significaba únicamente el esfuerzo y la técnica aplicada a transformar un niño en hombre, era el resultado de toda una vida dedicada a realizar un tipo ideal de hombre educado, del ciudadano con devoción a la comunidad, del político preparado al más alto nivel para dirigir la polis, la ciudad. Los latinos tradujeron esta palabra por 'humanitas ’: lo que hace de un ser, un hombre, en el sentido de la cultura y de la personalidad distinguida.

La cultura en la civilización de la ’ paideia' tenía ante todo un valor personal. Se guiaba por el precepto de Platón, según el cual la cultura era el bien más preciado que pudiera concederse a los mortales.

La ' paideia’, se proponía la formación general e integral del hombre educado. Se propiciaba la preparación básica o ' enkyklyospaideia' y combinaba la formación física, moral e, intelectual. El cuerpo en primer lugar, su desarrollo armónico, su belleza y su fortaleza; luego, la formación del espíritu, la bondad, la fuerza de la personalidad y la perfección; finalmente, el adiestramiento de la razón, el saber pensar lógicamente, mediante el estudio de las artes de las palabras y de las cosas (retorica, dialéctica, gramática, matemáticas, música, geometría y astronomía), que más tarde constituirían el currículo de las instituciones educativas de la edad media, como las siete artes liberales o ciencias que debía poseer el hombre libre , organizadas en el Trívium y Quadriviúm Jaime Jaramillo, concluye que la 'Paideia' para los griegos antes que enseñar unas ciencias, fue el arte de moldear en otros o ayudar a modelar en sí mismos un tipo ideal de hombre. Caramillo, 1990).

En la pedagogía actual, el legado de los griegos tiene vigencia en dos sentidos:

1.    Se designa como pedagogo al que guía o acompaña al educando en el proceso de formación. Esta guía se traduce en el término 'enseñar', de mayor uso, pero que se entiende como señalar o mostrar para que se aprecie.

2.    El fin de la pedagogía es la formación integral del ser humano, (saber, ser y hacer), para que se desarrolle como ser racional, autónomo y solidario.

Los anteriores conceptos fundamentan hoy dos núcleos de saber pedagógico estrechamente relacionados: la ’educabilidad' y la "enseñabilidad". La primera, se centra en el proceso de humanización que caracteriza el desarrollo individual y social, y la disposición de los individuos para la formación, frente a las fuerzas educadoras, mediada por la razón. La segunda, hace referencia a las características de los saberes que les permiten ser enseñados y a los docentes como portadores de la cualidad de la enseñanza.


La formación es el proceso por el que se adquiere la cultura, como el modo específicamente humano de dar forma a las disposiciones y capacidades naturales del hombre, en un proceso incesante de edificación propia, de asimilación crítica de la cultura. (Gadamer, 1984).

El ser humano nace inacabado, por tanto a cada ser humano que nace le corresponde hacerse humano y al hacerse humano continuar el proyecto de humanidad. En este sentido el ser humano es un ser no -terminado; está en una permanente y continua tarea - por- hacer para sí mismo y de sí mismo. Su ser es su pro-yecto, siempre lanzado hacia adelante. Su horizonte es aquello que está siempre más allá y que jamás es alcanzado aun cuando siempre se camine hacia él. (Campo y Restrepo, 1999).

La enseñanza es el principal proceso intencional mediante el cual la sociedad moderna convierte a sus individuos en herederos de su saber de su tradición y de su pasado histórico, de su competencia productiva, de su capacidad de convivencia presente y de sus posibilidades de proyección hacia el futuro. La enseñanza es la experiencia sistemática que la sociedad diseña para que los jóvenes se humanicen y se enriquezcan espiritualmente (Florez, 1994)

La enseñanza, constituye un campo intelectual de objetos, conceptos y métodos que trascienden la concepción instrumental, para ubicarla no sólo como saber y como práctica sino como elemento integrador entre el conocimiento, la sociedad y las cultura, y sus relaciones con los otros saberes, con la persona humana y sus formas de conocer. (Zuluaga, 1987)

La enseñanza como campo de saber se construye en el pasado puesto que recoge la tradición educadora; en el presente porque cubre la cotidianidad del docente y de la institución educativa, explora las relaciones con el entorno socio cultural, la práctica política, las formas de articulación con las disciplinas que se enseñan y sus didácticas; en el futuro en la perspectiva de la formación humana como proyecto social. Como práctica, constituye un acontecimiento cultural y social y el espacio de saber en el cual unas regiones de conceptos de una disciplina o teoría tienen una forma de existencia en las instituciones. Los procesos de institucionalización del saber pedagógico, las particularidades que optan los sujetos y los saberes constituyen la práctica pedagógica (Bernal 2004).

En el desarrollo de la Pedagogía han surgido paradigmas que dan respuesta de las distintas dimensiones que adquiere la enseñanza, posibilitando diferenciar diversos modelos pedagógicos que tienen existencia en la educación actual.

Paradigma, en el sentido de Thomas Khun, es el conjunto de teorías, métodos, problemas, objetos de estudio, técnicas y patrones de solución que caracterizan el trabajo investigativo de una comunidad pedagógica (Khun, 1982). Los modelos son instrumentos analíticos para describir, organizar e inteligir la multiplicidad, la diversidad de contingencias y estructuras que presenta un paradigma pedagógico, cuyo análisis parte de las preguntas básicas del saber pedagógico, que deben ser resueltas en todo modelo pedagógico y que hacen referencia a los interrogantes: ¿Para qué enseñar? ¿A quién enseñar? ¿Qué enseñar? y ¿Cómo enseñar?, cuatro interrogantes básicos, que según Rafael Flórez, deben ser respondidos y estar presentes en todo modelo pedagógico para que sea reconocido como tal; y que para Eloísa Vasco constituyen los elementos básicos del saber pedagógico del docente.

La orientación que asume la enseñanza a instancias de los interrogantes del saber pedagógico da lugar a diferentes Modelos Pedagógicos que adquieren vida en la cotidianidad de la institución educativa y determinan la forma como se realiza la enseñanza y sus resultados. Por tanto, la orientación del modelo pedagógico es factor importante a tener en cuenta en la construcción de la educación y la sociedad.


PEDAGOGIA Y CIENCIA

Una visión de la ciencia de la educación es necesaria, ya que la práctica cotidiana no es suficiente para orientar su accionar. Los contextos sociales e institucionales, donde se desarrolla la educación influencian claramente el proceso educativo, de ahí la complejidad.

La pedagogía, es la reflexión sistemática sobre la enseñanza, como proceso conscientemente organizado y dirigido. La pedagogía como ciencia fundamenta su derecho a la autonomía y a la especificidad en tanto ciencia, en el hecho de que ninguna otra ciencia o disciplina toma la responsabilidad de analizar la acción educadora.

En comparación con otros discursos científicos, el pedagógico se formó relativamente tarde, apoyándose en teorías específicas ya constituidas en otros saberes como la filosofía, la psicología y la sociología. Aunque en el siglo XVII se desarrollaron ciertos sistemas pedagógicos, especialmente con el aporte de Juan Amos Comenio, sólo en el siglo XIX, como consecuencia de la división de las ciencias se planteó la cuestión de cómo la pedagogía, en términos de Herbart, podría reflexionar sobre sus conceptos autóctonos y cultivar más un pensar autónomo. (Bedoya, 1998).

En estos primeros esbozos teóricos de la pedagogía se trataba de pensar la práctica educativa bajo determinadas condiciones políticas que intentaban modificarla, o se entendía la pedagogía como parte de un sistema filosófico en que debía encontrar fundamento, también se planteó si debía la pedagogía apoyarse en la experiencia, criterio de todo lo aceptado como científico, o en su carácter histórico - social.

La ciencia de la educación se constituyó totalmente como disciplina científica en Alemania, cuando se reencontraron tres tradiciones: la pedagogía empírica, la pedagogía crítica y la pedagogía de las ciencias del espíritu. Cada tradición tenía un paradigma de la educación que estaba constituido por problemáticas, interrogantes y formas de relación con la práctica. (Wulf, 1995).

La ciencia empírica de la educación, se concentró en el sentido que revela la práctica. Ella permite diferenciar el contenido de los dominios de la educación y aquello que debería encontrar allí.

La ciencia crítica de la educación, se desarrolló en el marco de la propuesta de la teoría crítica de la escuela de Frankfurt. Señaló el carácter social de la educación y de la ciencia que la estudia. Trató de orientar la educación hacia la formación y emancipación del hombre. Una de las condiciones para la realización del proceso de emancipación es el análisis crítico - ideológico del contenido social en que se ubica.

La ciencia del espíritu, puso de manifiesto la historicidad de la educación y su significado en la comprensión de la práctica educativa, para los cual se vale de los métodos hermenéuticos. Se interesó por la relación pedagógica en tanto proceso de interacción entre un adulto y un joven, que tiene por finalidad la autonomía del joven.

La pedagogía de las ciencia del espíritu se desarrolló a partir de 1.920, gracias a los trabajos de Scheleiermacher, Dilthey y Nohl, quienes se oponían a la educación normativa cuya ambición general era la de asentar los objetivos de la pedagogía en valores y normas universales. Según Wulf, la pedagogía de espíritu definió la ciencia de la educación como parte de la práctica social, que pone en evidencia su historicidad, por tanto, con validez relativa y variable, según las situaciones. (Wulf, 1995).


La Pedagogía como ciencia está en intima relación con varias disciplinas, aunque no depende de ellas (Luzuriaga, 1982). La pedagogía no es sólo otra disciplina sobre el hombre paralela a las demás, sino que es también un especie de 'super saber social 'que reelabora y construye los sentidos producidos por aquellas bajo la perspectiva de la formación de los jóvenes dentro de un horizonte histórico' cultural determinado. (Florez, 1994)

DOCENTE Y PEDAGOGIA

La pedagogía es la ciencia del docente, del que enseña, y se manifiesta cuando al enseñar, de alguna manera responde a las preguntas para qué enseño, a quién, qué, y cómo. Cuando el docente trabaja en torno a estas preguntas, también reflexiona sobre su autoimagen, como respuesta a la pregunta 'quién soy', como alguien que enseña, lo cual permite afirmar que el docente genera conocimiento pedagógico. (Vasco, 1996).

Eloísa Vasco, considera que para que el docente se concrete y perciba como profesional e intelectual y fortalezca su percepción e imagen social, es de la mayor importancia que reencuentre, construya y reflexione un saber propio, capaz de integrar en forma explícita los diversos elementos de su quehacer: la pedagogía. Es el saber pedagógico, junto con la conciencia de ser un sujeto privilegiado de ese saber, lo que puede dar al docente la posibilidad de ser mediador de diversos saberes y de conferirles sentido en condiciones que respondan a las realidades de su quehacer. Será esa conciencia la que pueda modificar positivamente tanto la autoimagen del docente como su imagen social. Desde su propio espacio pedagógico el docente puede apropiar y transformar para sí los aportes de otras disciplinas y de generar un conocimiento que se legitima desde la reflexión propia, de los otros docentes, y desde el quehacer mismo de enseñar. Es allí donde encuentra un punto de contacto con los conocimientos científicos, una motivación para profundizar y especialmente relacionarse con los saberes que le son propios y con su pertenencia a una comunidad de saber en la cual él forma parte y a la cual él puede hacer una contribución. Esta comunidad de saber puede pensarse en analogía con las comunidades científicas, en el sentido utilizado por Khun, constituirse en torno a la pedagogía.

FORMACIÓN DE DOCENTES

La formación tiene que ver con el ser de la persona. Formar es dar forma es decir organizar las estructuras del ser humano de acuerdo con una determinada concepción o ideal. Por consiguiente, la formación tiene que ver con la interioridad de la persona, su estructuración no puede darse sino desde dentro, desde los fundamentos del propio ser.

Un proverbio popular dice que ' nadie da de lo que no tiene', tratándose del docente de traduciría como ' nadie da lo que no es', porque formar ante todo hace referencia al ser de la persona, es por esto que el docente ha de someterse él mismo al proceso de formación para construir lo que quiere y debe ser.

Es imprescindible que el docente tenga, además de un reconocimiento social especial, unas calidades específicas. En los eventos previos a las reforma de las escuelas Normales y a la acreditación de las facultades de educación, se analizaron las competencias requeridas por docentes, concluyendo que estas se podían agrupar en tres:


♦    Competencias personales, sensibilidad (empatia, afecto, tacto, tolerancia), ética (vocación, compromiso, honestidad), liderazgo, sentido crítico, de participación y trascendencia.

♦    Competencias Pedagógicas, reconocimiento del estudiante como sujeto del saber, manejo teórico-práctico de las categorías fundamentales de la pedagogía y su relación interdisciplinaria con otras ciencias, manejo de métodos y técnicas de investigación para producir conocimiento pedagógico, dominio de las diversas formas de comunicación y tecnologías de la información.

♦    Competencias profesionales: conocimiento de la disciplina que enseña, de su historia de su estatuto epistemológico y de sus implicaciones didácticas.

La formación de los docentes ha sido tema de interés en nuestro país. Desde el momento en que se estableció la república se crearon instituciones formadoras de docentes y se emitieron sus regulaciones. En 1.921 Francisco de Paula Santander autorizó el establecimiento de las primeras escuelas normales en las principales ciudades y con ellas la educación normalista en Colombia. Un poco más de un siglo después (hacia 1.934), se crearon las facultades de educación en las Universidades de Tunja y Nacional de Colombia; el aumento de las facultades se da en el periodo 1.960-1.980 con la expansión de las universidades.

Las diversas tendencias de formación de docentes se resumen en dos grandes modelos reconocidos en el texto de la Misión de ciencia, educación y desarrollo, que de alguna manera a través de diversas combinaciones han sido probadas en nuestras facultades de educación: una de ellas hace énfasis en la formación sólida en una o varias disciplinas del conocimiento antes de complementarla con la formación pedagógica correspondiente. La otra, opta por la preparación de un profesional de la pedagogía entendida esta como la ciencia comprensiva que trata todos los aspectos involucrados en la educación, complementada después con la especialización en el área de conocimiento. (Téllez, 1998)

Graciela Amaya y Gustavo Téllez, identifican tres escenarios académicos en que se están plasmando las reformas más recientes en la formación de los docentes de las facultades de educación:

♦    En el plano discursivo hace presencia, por un lado, una tendencia al dominio sobre el saber, la ciencia y la técnica o el arte de enseñar, y por el otro, el dominio en el discurso y en la práctica pedagógica. Se presenta el debate sobre la prevalencia disciplinaria que debe tener el docente tanto en los saberes pedagógicos como específicos. Como superación a esta contradicción, se está dando una tendencia hacia un enfoque interdisciplinario.

♦    En el plano de las mediaciones, las reformas académicas de las facultades de educación se dirigen al cuestionamiento de la relación entre el docente, el estudiante y el conocimiento, por consiguiente al revelamiento de la responsabilidad escolar del docente. De la concepción del docente como ejecutor y organizador del currículo, administrados de procedimientos técnicos de instrucción se ha ido pasando a la manera como el docente concibe y sume el conocimiento.

♦    En el plano proyectivo, el aula resulta ser un espacio restringido en el accionar del docente, que limita en el llamamiento como promotor, gestor y artífice de transformaciones de la realidad, tomando en consideración que el contexto desborda el aula y el conocimiento no se agota en la escuela. Por tanto, se tiende hacia la preparación del docente como formador de hombres nuevos. (Amaya y Téllez, 1987)


RETOS DE LA EDUCACIÓN

El fin del siglo y la entrada del nuevo milenio trajeron consigo profundas transformaciones en el orden económico, científico- técnico, cultural y social. Momento histórico caracterizado por la revolución del conocimiento, el desarrollo de las comunicaciones, la globalización de la economía y de la cultura, que se manifiesta en una estado de crisis estructural, cuya principal característica radica en que las dificultades de funcionamiento se producen simultáneamente en las instituciones responsables de la cohesión social (el estado, la familia), en las relaciones entre la economía y la sociedad (crisis del trabajo), y en los modos a través de los cuales se forman las identidades individuales y colectivas (crisis del sujeto). (Tedesco, 2005).

Uno de los fenómenos más preocupantes es el aumento de la desigualdad social y la exclusión. El crecimiento económico generado por la incorporación masiva del conocimiento en la productividad, en lugar de lograr una mejor distribución tiene una mayor concentración.

Dadas las situaciones actuales, se espera que la educación de respuestas nuevas para atender a las necesidades específicas de los individuos, de su comunidad y las de la sociedad mundial, replanteándose, no para imitar, sino para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, con valoración del ser humano, su dignidad y derecho a la realización plena. La educación debe afianzar la cultura, formar el talento humano, superar el aislamiento integrándose a los sectores sociales y productivos, pensar la sociedad y aportar soluciones a los grandes problemas del país y del mundo, ser el centro de la democracia, la solidaridad y el ejercicio libre del pensamiento.

Las instancias a través de las cuales se producen y distribuyen los conocimientos y los valores culturales - las instituciones educativas, los docentes, los intelectuales en general- ocuparan un lugar central en los conflictos y en las estrategias de intervención social y política. La educación no es solo escolarización, si bien es el principal instrumento de la educación, como ámbito de acción socializadora, tiende a comportarse como una variable que define la entrada o la exclusión del ámbito en el cual se realizan las actividades socialmente más significativas. Para que la educación pueda jugar un papel democratizador y no un papel vinculado a la exclusión y la segregación, será preciso avanzar más rápida y radicalmente en el proceso de universalización y de aseguramiento de la calidad. La formación universal de calidad deberá ser capaz de dotar de los instrumentos y las competencias necesarias para un desempeño ciudadano. (Tedesco, 2005)

La formación inclusiva está íntimamente asociada a la formación del sentido de pertenencia. Al respecto el desafió educativo implica desarrollar la capacidad de construir una identidad compleja que contenga la pertenecía a múltiples ámbitos: local, nacional internacional, político, religioso, artístico, económico y familiar. Lo propio de la ciudadanía moderna, es precisamente, la pluralidad de ámbitos de desempeño y la construcción de la identidad a partir de esta pluralidad y no de un solo eje dominante y excluyente. El desarrollo de este sentido plural de pertenecía que combine la adhesión y la solidaridad con la apertura a la diferencia, implica introducir masivamente en las instituciones escolares la posibilidad de realizar experiencias que fortalezcan este tipo de formación. El desafío para los educadores consiste, en definir los diseños institucionales más apropiados y elaborar las herramientas técnicas y metodológicas más eficaces paira que estos objetivos se transformen en metas concretas de formación. (Tedesco,

2005).


Como lo manifestaron hace ya quince años los sabios de la misión ciencia educación y desarrollo, la educación debe ayudar a alcanzar un futuro más promisorio. Y Como ló afirmó Alfonso Borrero, el futuro se puede intervenir aquí y ahora. "El futuro es algo que está en el presente, sobre lo cual se piensa porque está en nosotros, no está definido por determinismos de la historia. El futuro se encuentra en nuestras manos con ilimitadas posibilidades, en estrecha relación con nuestras posesiones culturales. De ellas y de modo inevitable se delineará el porvenir, sin por ello pensar que le son ajenas a nuestra responsabilidad actual postularle al aún intangible futuro los rasgos deseados y, desde ya, obrar en consecuencia". (Borrero, 1990).

" HABLAR DEL FUTURO SOLO ES UTIL CUANDO CONDUCE A LA ACCION, Al AHORA".

F.E CHUMACHER

Los invito a este reto

Referencias Bibliográficas

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BEDOYA, José Iván (1.998). Epistemología y pedagogía. ECOE Ediciones. Bogotá.

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