DOCENCIA UNIVERSITARIA: UN NUEVO ENFOQUE

Hacia el siglo cuarto antes de Cristo, Aristóteles caracterizó la función docente al decir que la mente del alumno era una “tabula rasa” y que el papel del maestro no era otro que el de llenarla, haciendo que los alumnos memorizaran los contenidos que éste exponía en su cátedra magistral. Los temas de las asignaturas eran seleccionados por él con el criterio de su autoridad. Este punto de vista determinó una actitud pasiva del alumno frente a los distintos campos del conocimiento y caracterizó a la educación como dogmática, autoritaria y acrítica donde se mitificaba al maestro creyéndole el sabedor infalible del co nocimiento.

Rousseau en el si$o XVIII cuestionó este estado de cosas y planteó la necesidad de desmitificar al maestro haciendo de él un guía y colaborador del alumno quien era, en última instancia el que decidía qué quería saber y criticó el hecho de que se aislara al alumno de su contexto natural y se le impusiera una silla en un aula a veces sin las condiciones mínimas de comodidad. Esta propuesta de Rousseau, enriquecida posteriormente por notables pedagogos y estudiosos de la educación, no ha pasado de ser eso, una propuesta, pues hoy al igual que hace más de veinte siglos seguimos en Colombia haciendo uso de una metodología probada como ineficaz para la formación humanística del hombre y para el ejercicio

Las profesoras LUZ INES GALEANO y DIANA PATRICIA IRIARTE cuestionan la educación de origen aristotélico basada en la relación del profesor alumno como relación del sujeto objeto y plantea un nuevo enfoque basado en contenidos - problema.


LUZ INES GALEANO DIANA PATRICIA C. DE IRIARTE

de su condicion de ser pensante capaz de innovar y crear.

En nuestra sociedad capitalista estamos formando hombres para callar, hombres mansos, subyugados, dogmáticos, sin afecto, sin comprensión por el otro resistentes al cambio; basta ver como se maneja la dis disciplina en las instituciones escolares: el mejor curso es el grupo de los callados, de los que no molestan, de los que no se mueven.

Teóricamente se ha hablado de la necesidad de cambiar este estado de cosas, de investigar el contexto del alumno, sus necesidades, sus intereses y sus características psicológicas; se ha planteado reiteradas veces que la función del maestro es hacer docencia, investigación y extensión a la comunidad y que la principal función de la Universidad es enseñar a indagar nuevos saberes con base en los conocimientos adquiridos; de esta manera la enseñanza y el aprendizaje son creativos, no contemplativos y suponen una actividad de indagación constante. La clase magistral de carácter aristotélico, donde la última palabra para la selección de temas y contenidos la tiene el maestro y donde la actitud del estudiante es pasiva, receptiva, dispuesto a recibir contenidos, retazos de ciencia que el profesor le quiere brindar, debe ser colocada en el museo donde se convertirá en objeto de estudio de la historia.


Como puede deducirse estafaos en contra de quienes afirman que la función de la educación es ver ter o atestar las materias de estu dio honoríficamente llamadas “las grandes tradiciones del pasado” > de quienes manifestando verbalmente la necesidad de cambio de muestran con su práctica educativa todo lo contrario.

Este tipo de educación acentúa la sujeción de los estudiantes en sus reacciones y su ajuste a lo que parece ser el “statuo quo”. Para lograrlo inhibe el momento creativo, la fase potencialmente reorientadora del comportamiento inteligente que es quien retoma, rehace, reconstruye y si es necesario revoluciona la sociedad y la vida del hombre dentro de ella; porque como dice Julius Sieber1 “alumnos que reciben toda ciencia en forma de alimentación digerida, no podrán desarrollar nunca su propia inteligencia y hombres educados así aceptan todo lo que se les dice, son víctimas pobres de la mentira, de una política falsa, de la propagación de tareas y supersticiones”.

Se hace urgente entonces la formación de un hombre “altivo” lo cual supone una nueva concepción y manera del quehacer pedagógico, sobre lo cual José A. Muñoz plantea:

“Naturalmente un estilo pedagógico del ser altivo, representa demasiadas amenazas para los detentores de un poder de dominación: surgen demasiadas respuestas inconvenientes a través de la búsqueda investigativa con sentido, severidad crítica para todas las instituciones socializadoras desde la familia hasta la escuela -como para no ser motivo de escarnio cualquier brote innovativo que intente reivindicarlo. Su búsqueda y exigencia de reclamar lo humanístico de lo humano, su afán por problematizar la realidad y emprender significativas búsquedas reivindicativas; su énfasis en el diálogo enriquecido: su esfuerzo por tener

una visión estructural del ser humano versus una superespecialización de la misma; su empeño por enfocar la educación a través de preguntas problema, donde un conjunto mterdisciplinario de profesionales intentan dar aportes desde diferentes miras hada la resolución del mismo, contrapuesto a un conjunto de asignaturas desvertebradas, son todos elementos suficientes para que estas propuestas sean duramente combatidas, pues representan de hecho una amenaza al “statu quo” de sociedades que en su conjunto o imponen planes quinquenales de producción, o remuneran mejor a quienes producen más de acuerdo con márgenes prefijados de libre ganancia”

Nuestra decisión es buscar la formulación superadora de la dicotomía planteada entre docentes y alumnos de “sometedor-sometido , “sujeto-objeto” mediante la aplicación de un enfoque basado, en lo que hemos denominado, CONTENIDOS-PROBLEMAS que nos permite trabajar interdisciplinariamente la pedagogía y la sociología, investigar mancomunadamente con los alumnos sus características sociales, económicas, políticas, psicológicas, culturales, sus intereses y necesidades, su experiencia laboral, etc. y a partir de allí formular los objetivos y los problemas de estudio, así como la distribución de ULAS, la metodología y las formas de evaluación.

La vinculación teórico práctica se efectúa a partir de los problemas de conocimiento, de los problemas de la práctica docente, al reflexionar y teorizar sobre dichos problemas y lo que es más importante transformando nuestra práctica educativa sobre la base de dichas teorizaciones. Por otra parte como se hace indispensable modificar el espacio físico tradicional (el aula), ampliarlo o mejor reemplazarlo, llevaremos las actividades de clase a las instituciones educativas y a la comunidad. Efectuaremos los debates en el auditorio, en el patio de la Universi-


dad, en los salones de las escuelas públicas; procuraremos efectuar foros en sitios amplios para propiciar la participación de profesores y alumnos. Sintetizando el proceso interdisciplinario y participativo que pretendemos realizar contempla las siguientes etapas:

1.    Reflexiones sobre el quehacer del pedagogo actual.

2.    Sondeo de las condiciones sociopedagógicas (características sociales económicas políticas, psicológicas, culturales...) de los alumnos que cursan las asignaturas de sociología de la educación y pedagogía y didáctica.

3.    'dentificación de problemas y necesidades de conocimiento tanto de tipo conceptual como metodológico y técnico.

4.    Formulación participativa de objetivos y contenidos problema.

5.    Distribución de ULAS, selección de metodología y definición de criterios de evaluación.

6.    Ejecución del proceso.

7.    Evaluación del proceso.

Tanto alumnos como profesores

llevarán un diario de clase que será analizado en dos momentos: al finalizar las ocho primeras semanas de clase y al terminar el curso.

Pensamos que el trabajo de carácter interdisciplinario y participativo basado en CONTENIDOS-PROBLEMA forma un hombre “altivo” y asegura el éxito del proceso enseñanza-aprendizaje.

BIBLIOGRAFIA

1 SIEBER, Julios

2MUÑOZ, José A. Anotaciones para una Reflexión Pedagógica. Polémicas. Cuadernos del Seminario. III Seminario Nacional de Investigación en Educación, REDUC, Abril de 1986.