Revista Jurídica Piélagus

ISSN 1657 - 6799 | e-ISSN 2539 - 522X




Revista Jurídica Piélagus, Vol.20 No.2

Julio - diciembre de 2021 / Neiva (Huila) Colombia




Memoria histórica: análisis comparativo de las experiencias de Colombia y Rusia *

Historical memory: comparative analysis of the experiences of Colombia and Russia


Polina A. Igóshina **

Politóloga, Universidad Estatal de Moscú (Lomonósov), Rusia

poligoshinka@mail.ru


Recibido: 27/03/2021 Aprobado: 25/06/2021

DOI : https://doi.org/10.25054/16576799.3005



RESUMEN


En este trabajo se examinan el fenómeno de la memoria histórica, los diferentes estados posibles de tal y dos acciones conmemorativas contemporáneas, una en Colombia y otra en Rusia, por las cuales se puede definir estos estados. Se presta especial atención al proceso de establecimiento y desarrollo del concepto de memoria histórica, a las condiciones que contribuyeron al desarrollo del fenómeno de la memoria histórica, así como a las situaciones históricas en países como Colombia y Rusia, cuyo resultado ha sido la celebración de las acciones conmemorativas examinadas. El artículo proporciona análisis comparativo de dos acciones e identifica las similitudes y diferencias entre los estados del fenómeno de la memoria histórica.


PALABRAS CLAVE


Memoria Histórica; Memoria Viva; Memoria Colectiva; La Violencia; Regimiento Inmortal.


ABSTRACT


This article examines the phenomenon of historical memory, the different possible states of the phenomenon and two contemporary commemorative actions, one in Colombia and another in Russia, by which these states can be defined. Particular attention is paid to the process of establishing and developing the concept of historical memory, to the conditions that contributed to the development of the phenomenon of historical memory, as well as to the historical situations in countries such as Colombia and Russia, which resulted in the holding of the commemorative actions under research. The article provides comparative analysis of two actions and identifies the similarities and differences between the states of the phenomenon of historical memory.


KEYWORDS


Historical Memory; Living Memory; Collective Memory; La Violencia; Immortal Regiment.


INTRODUCCIÓN


La memoria histórica es un fenómeno socio-político-cultural complejo principalmente relacionado con el proceso de reflexión y reconocimiento del pasado y de la experiencia histórica. No obstante, la actualidad nos demuestra que la memoria histórica también puede ser resultado de la manipulación de la conciencia de las masas con fines políticos (Miller, 2016).


Hoy en día, nos enfrentamos a cambios fundamentales en el orden mundial que, al mismo tiempo, son difíciles de predecir. El cambio político fomenta el cambio en el contexto de la memoria colectiva. La “guerra de la memoria” domina la escena internacional. Los conflictos relacionados con la interpretación del pasado y de los acontecimientos históricos que inicialmente parecían indiscutibles son cada vez más frecuentes. Después de la guerra la gran mayoría de los franceses y alemanes “creyeron que el Ejército Rojo había jugado el papel clave en el aplastamiento de los nazis, pero hoy muchas personas en estos países están convencidas de que los Estados Unidos hicieron el aporte principal a la derrota de Hitler” (Miller, 2016). Uno de los reconocidos investigadores de la política de la memoria, A.I. Miller, señaló que en muchos países poscomunistas algunos de los luchadores contra el comunismo “estuvieron involucrados en el Holocausto y en las masacres de representantes de otros grupos étnicos. Sin embargo, esto no impide su elogio como nuevos héroes nacionales. Así, en particular, en Ucrania se construyeron docenas de monumentos a Stepán Bandera” (Miller, 2018, p. 7).


En este trabajo se examinan el fenómeno de la memoria histórica, los diferentes estados posibles de tal y dos acciones conmemorativas contemporáneas, una en Colombia y otra en Rusia, por las cuales se puede definir estos estados. Se presta especial atención a las condiciones que contribuyeron al desarrollo del fenómeno de la memoria histórica, así como a las situaciones históricas en países como Colombia y Rusia, cuyo resultado ha sido la celebración de las acciones conmemorativas examinadas.


El objetivo primordial del estudio es establecer las similitudes y diferencias entre los dos posibles estados del fenómeno de la memoria histórica mediante el análisis comparativo de dos acciones conmemorativas: la colombiana y la rusa. A este respecto, se deben realizar los siguientes pasos:

• considerar el proceso de establecimiento y desarrollo del concepto de memoria histórica;
• examinar el problema de la construcción de la memoria histórica y sus características principales;
• explorar el estado de la memoria histórica con el ejemplo de la acción colombiana “Sumando Ausencias”, basándose en la experiencia histórica del país y en la situación actual;
• explorar el estado de la memoria histórica con el ejemplo de la acción rusa “Regimiento Inmortal”, basándose en la experiencia histórica del país y en la situación actual;
• identificar las similitudes y diferencias entre los estados del fenómeno de la memoria histórica en el análisis comparativo de dos acciones examinadas.


En el curso de la investigación, se utilizaron métodos tales como el análisis y la síntesis de fuentes (incluidos los recursos electrónicos, las publicaciones extranjeras y nacionales), la analogía lógica y la comparación (se refiere principalmente al cotejo de las acciones conmemorativas analizadas).


Se llega a la conclusión de que los dos países que se examinan tienen una rica experiencia histórica. Colombia y Rusia han pasado por períodos increíblemente difíciles, uno de los resultados de lo cual han sido las acciones conmemorativas. La principal diferencia entre los estados del fenómeno analizado en la actualidad es que en Colombia la memoria histórica necesita reconstrucción después de una prolongada Guerra Civil, y en Rusia, mantenimiento constante.


1. LAS CONDICIONES DEL DESARROLLO DEL CONCEPTO DE MEMORIA HISTÓRICA, SU APLICABILIDAD EN LA ÉPOCA MODERNA


La memoria es una placa de cobre cubierta de letras que el tiempo suaviza discretamente, si a veces no las reanuda con un cortador.
(John Locke)


La política histórica tiene por objeto promover “la afirmación y la reproducción en la conciencia pública de una narrativa histórica particular que establece la base de una comprensión más o menos unificada y una percepción emocional-figurativa del pasado nacional” (Yakhshiyan, 2016, p. 67) con miras a fortalecer la unidad nacional. Sin embargo, con frecuencia los círculos gobernantes la convierten en un arma política: se transforma en manipulación política. Resulta posible adoctrinar a sociedades enteras que su memoria histórica no fue construida en absoluto o que fue construida incorrectamente y, por lo tanto, debe ser abolida y modificada. Además, este estado de cosas se justifica a menudo por conflictos militares internos o externos, y hasta que las autoridades decidan poner fin a estos enfrentamientos armados, la nación supuestamente “no obtendrá” su memoria histórica.


En 2008 el “Llamamiento de Blois”, escrito por un grupo de historiadores y escritores de Europa Occidental con la ambición de impedir la definición legislativa de la interpretación de hechos históricos, a lo que los parlamentos de Europa Occidental tienden en gran medida, vio la luz: “En un estado libre, no es competencia de ninguna autoridad política definir la verdad histórica ni restringir la libertad del historiador mediante sanciones penales” (Miller, 2016, p. 114).


Al dirigir fielmente la memoria histórica, será posible salvar a un país, ayudar a la gente a comprender que forman parte esencial del proceso mundial universal, ocupan un lugar bien merecido en la historia, y así inspirarlos a la unidad contra los conflictos señalados.


1.1. La formación y el establecimiento del fenómeno de la memoria histórica


El término “memoria histórica” ha capturado la imaginación de las figuras de la ciencia y la cultura relativamente reciente, lo que constituye en gran parte la complejidad de su definición precisa hasta la fecha. Una serie de sinónimos no exhaustiva, que consiste en términos como, por ejemplo, “memoria colectiva”, “memoria cultural”, “memoria social”, etc., se explica por el número no tan extenso de investigaciones concluidas (es decir, por la “juventud” relativa del concepto): “La memoria social se manifiesta de muchas formas: la memoria histórica y ética, la memoria sobreindividual, con la que se relaciona el problema de la conservación de los recursos intelectuales de la humanidad” (Davletshina, 2012, p. 10). Sin embargo, existe otra visión de que todos los términos mencionados anteriormente aun así no son intercambiables (Hutton, 2004).


Si seguimos la formación del concepto, veremos un lazo común entre todos los términos indicados como elementos de desarrollo de la “memoria histórica”: cómo de un estudio a otro uno reemplaza progresivamente a otro. La atención de los historiadores se concentró en el problema de la memoria y, en general, se inspiró en los estudios realizados en la década de 1920 en Francia. Inicialmente, el enfoque fue socio-psicológico: se estudió tanto la posibilidad de transformar la memoria individual en la colectiva como la negación de la individual como tal.


El “impulso” al estudio, en gran parte, fue el trabajo del filósofo y psicólogo social francés, representante de la escuela sociológica de Émile Durkheim, Maurice Halbwachs. Halbwachs introdujo el término “memoria colectiva” que se explicaba como una construcción social: “Son los colectivos y grupos los que, al establecer y reproducir patrones de interpretación de los acontecimientos, cumplen la función de mantener la memoria colectiva que los constituye” (Halbwachs, 2005). Una idea igualmente importante de Halbwachs ha sido la historización de la memoria colectiva y, por lo tanto, la necesidad de crear una historia de la memoria como una descripción histórica de un proceso en el que las personas con el esfuerzo conjunto “aprenden o se desacostumbran de recordar algo” (Halbwachs, 2007).


El concepto de Halbwachs fue seguido por estudios significativos que lo reinterpretaron, principalmente desde el punto de vista de la formación del término “memoria histórica”. El filósofo francés Paul Ricker creyó que el trabajo de memoria se llevaba a cabo tanto dentro como fuera de la conciencia individual, en relación tanto con el individuo como con la sociedad en general (Ricker, 2004). A finales del siglo XX y principios del siglo XXI Ricker señaló que el mundo estaba atravesando un “estado histórico especial”: la conexión con el pasado se perdía, los acontecimientos se olvidaban, sus testigos morían, con lo que resultaba imposible recordar lo que había pasado a través de la “memoria viva” (es decir, la memoria comunicativa de los individuos como participantes inmediatos y testigos presenciales de los hechos históricos; puede surgir en el proceso de comunicación intergeneracional en la vida cotidiana; existe a lo largo de la vida de tres o cuatro generaciones) (Assmann, 2011). Según Ricker, el así llamado “estado histórico especial” requiere una reconstrucción histórica.


Cabe señalar un detalle: los investigadores separaron “memoria” de “historia” por algún tiempo, a veces incluso contrastándolas entre ellas. “La historia utiliza otros medios para recrear el pasado, a diferencia de la memoria”, señaló Halbwachs en sus obras (Halbwachs, 2007). Según Ricker, la historiografía simplifica la memoria de las personas; estudia “los testimonios de testigos presenciales junto con los documentos, que a veces no contienen memoria viva... Hace abstracción de los datos de memoria, diseña sus propios acontecimientos, fuera de la memoria. Muchos hechos reconocidos como históricos nunca fueron recuerdos de nadie” (Ricker, 2004, p. 689).


El camino hacia el acercamiento entre “historia” y “memoria” ha surgido en el siglo XXI. Aquel proceso fue iniciado por los escritos del historiador francés Pierre Nora. El teórico Patrick Hutton adoptó una posición similar (Hutton, 2004). La historia, desde el punto de vista de Nora, en realidad la impregna: “...Lo que actualmente se ha dado en llamar la “memoria” ya no se refiere a la memoria, sino a la historia, y, en consecuencia, el estudio de los “lugares de memoria” coincide con la “historia de la historia”” (Nora y Ozouf y Puimege y Winok, 1999, p. 27).


En la obra de Nora se propuso crear una “historia de objetos simbólicos” relacionados con los valores y recuerdos de la nación. Se trata de objetos como “archivos junto con la tricolor, bibliotecas, diccionarios y museos al igual que las conmemoraciones, el Panteón y el Arco de Triunfo, el Muro de los Comuneros” (Nora, 1997). Los “lugares de memoria” parecían a Nora lo poco que había quedado de la “memoria integral” de la sociedad después de perder la “memoria viva”. A medida que la memoria tradicional desaparece, sentimos la necesidad de “guardar con celos religiosos los restos, testimonios, documentos, imágenes, discursos, indicios claros de lo que pasó... La producción infinita del archivo es una propiedad de la nueva conciencia, una expresión más clara del terrorismo de la memoria historizada” (Nora, 1997).


En los últimos veinte o veinticinco años todos los países, grupos sociales y étnicos han redefinido fundamentalmente sus actitudes hacia el pasado. “El mundo se ha inundado con la ola de recuerdo” (Nora, 2005), hemos ingresado en la “era del triunfo mundial de la memoria”. Nora señaló que el desarrollo de aquel proceso tenía mucho que ver con acontecimientos importantes tales como la caída del Muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética, la caída de los regímenes dictatoriales en América Latina y del apartheid en Sudáfrica. El gran número de movimientos de liberación encaminados a la emancipación de las etnias, los pueblos, incluso los individuos aislados, la derogación de las ideas revolucionarias, por ejemplo, en Francia; todo eso también ha servido para revaluar la percepción del pasado y de la historia en general.


Nace la idea de la memoria nacional. Esta es bastante “joven”: tiene unos treinta años, pero continúa desarrollándose a un ritmo progresivo. Nora está de acuerdo con la posición anteriormente asignada de Paul Ricker. Él señala la necesidad mundial de recuperar el pasado perdido y en algunos aspectos olvidado, pedazo por pedazo, detalle por detalle, por signos como testimonios de lo que éramos y de lo que somos. Según Nora, antes el futuro se entendía a través de las categorías de revolución, progreso o restauración del pasado. Pero ahora, después del abandono de los modelos mencionados, el futuro no está definido. “Esta incertidumbre plantea al presente, que tiene capacidades técnicas sin precedentes de conservación, la obligación de recordar. No tenemos ni idea lo que nuestros descendientes necesitarán saber sobre nosotros para comprenderlos a ellos mismos” (Nora, 2005). El pasado no tiene derecho a llamarse garantía del futuro, lo que significa que la memoria se transforma en una especie de promesa de continuidad. Anteriormente, el presente era el hilo que conectaba el pasado con el futuro. “Ahora hay cohesión entre el presente y la memoria” (Nora, 2005).


1.2. Una visión moderna del fenómeno. El problema de la construcción de la memoria histórica


En los últimos años “historia” y “memoria” realmente se han fusionado, con lo que ya podemos hablar de la memoria histórica como tal. La historiadora rusa L.P. Repina en su propia definición del término combina muchos conceptos anteriores, incluidos los mencionados, señalando que la memoria histórica actúa como una dimensión colectiva (social, desde su punto de vista) e individual, “como una representación simbólica del pasado histórico” (Repina, 2003). La memoria histórica es tanto una forma de transmitir información y experiencia del pasado como un componente esencial de la autoidentificación no sólo del individuo, sino de la sociedad en su conjunto: “Las imágenes de acontecimientos, en forma de diferentes estereotipos culturales, símbolos y mitos consagrados por la memoria colectiva, actúan como modelos interpretativos que permiten al individuo y al grupo social orientarse en el mundo y en las situaciones específicas” (Repina, 2003).


En cuanto a la cuestión de la construcción de la memoria histórica, inicialmente hay tres puntos que merecen la atención: fuentes históricas (es decir, formas de fijación y transformación de la información histórica), mecanismos para la transmisión de la información histórica y factores que la afectan. Entre las principales fuentes de la memoria histórica destacan la ciencia histórica, el arte, la literatura y, sin duda, la experiencia personal, oral o documentada (es decir, fuentes de origen personal: memorias, recuerdos, cartas, etc.). Los mecanismos de transmisión pueden ser los medios de comunicación, el sistema educativo, los “lugares de memoria” y la comunicación oral. Los factores tienen el significado más importante de todo lo indicado, dado que son en gran medida los que establecen la dirección y determinan el desarrollo posterior de la conciencia histórica. Los factores incluyen la ideología, la religión, la política, el mercado, las tecnologías de la información: demuestran las características y peculiaridades del entorno de la información y de la cultura de la sociedad en un momento histórico particular; “los factores sirven para regular actualización, selección, interpretación, accesibilidad de la información histórica, es decir, en realidad dirigen la conciencia histórica y la memoria histórica” (Mazur, 2013).


En todas las culturas, en todos los grupos étnicos, durante mucho tiempo desde el momento de su formación, la manera principal de la creación de una base para la memoria histórica fue el “canal oral de información”, es decir, la experiencia personal de la gente y las tecnologías existentes para transmitir la experiencia: del testigo al oyente. En lo sucesivo, con el desarrollo social y tecnológico, a la luz de los diversos momentos cruciales en la historia del mundo, este método comenzó a reforzarse e incluso a transformarse principalmente bajo la influencia de los factores mencionados. La gente ha aprendido a manejar la memoria histórica.


“Historia” y “memoria”, entre otras cosas, tienen algo en común: son neutrales, es decir, no llevan consigo un componente totalmente negativo o positivo. Las personas eligen cómo, con qué actitud acercarse a estos conceptos. La cuestión de las percepciones influenciadas por la religión, la ideología, los medios de comunicación, la política y otros factores en diferentes intervalos históricos desempeña un papel muy importante por no decir esencial. Por consiguiente, la memoria histórica es muy variable, por lo que aparece el problema de su definición y fijación, preservación por la sociedad. Pero con todo, la necesitamos.


La memoria histórica es la conciencia masiva inalienable de la sociedad sobre su posición en la historia no sólo a través de la preservación de la memoria de las victorias y los giros favorables de la historia del país, sino también “contando los muertos de todas las masacres, contando todos los horrores del país” (López, 2016). Al convencernos a nosotros mismos, a causa de diversas presiones (sobre todo, juegos políticos y manipulaciones), de que la memoria histórica, recibida por la cantidad desmesurada de víctimas, esfuerzos sobrehumanos, ha sido errónea o no se ha formado en general, contaminamos la memoria de los que han dado su vida por la causa de la paz y el bienestar, nuestros antepasados, y atribuimos un carácter neutral y, a veces, negativo a todo lo que hemos dado y hemos perdido.


2. LOS ESTADOS DEL FENÓMENO DE LA MEMORIA HISTÓRICA EN EL EJEMPLO DE LA EXPERIENCIA NACIONAL Y EXTRANJERA


2.1. El duelo colombiano, La Violencia y la acción conmemorativa “Sumando Ausencias”


Según nuestra opinión, un claro ejemplo del pueblo, cuya memoria histórica se intentó enterrar diligentemente en torrentes interminables de hostilidades, es el colombiano. La Guerra Civil, iniciada en 1948 por los enfrentamientos armados entre los partidos Liberal y Conservador (el período se llama “La Violencia”), diez años después volvió a estallar en forma de conflicto entre el gobierno y los rebeldes de las FARC y culminó sólo el 29 de agosto de 2016 con la firma de un acuerdo de paz. La larga confrontación se cobró la vida de 605 mil personas, echó de sus hogares a 7 millones de personas. La capital y las regiones de Colombia han visto innumerables golpes de Estado durante más de medio siglo, ahogándose en su propia sangre.


Con la finalización del conflicto más prolongado en la historia de América Latina, la nación obtiene la necesidad de autoconciencia; se plantea la cuestión de la autoidentificación con el fin de evitar guerras semejantes en el futuro. Colombia necesita una reconstrucción de la memoria histórica, un entendimiento de que su propósito no es de ninguna manera una batalla interminable, un estado de guerra “hermano contra hermano”. Esta necesidad se entiende perfectamente por los colombianos. Según la reconocida artista y escultora colombiana de la actualidad Doris Salcedo, “tenemos derecho al arte, a la cultura, a pensar, a ver que nosotros los colombianos tenemos una capacidad de expresarnos de otra manera, fuera de la guerra, nosotros podemos hacer otras cosas” (López, 2016).


Doris Salcedo vive y trabaja en la capital colombiana y actualmente es una de las escultoras más solicitadas. Sus obras pueden compararse con los memoriales poéticos a las víctimas de la violencia, de los conflictos armados y de la migración interna forzada. A través de las acciones e instalaciones de Doris, la sociedad expresa su dolor por las víctimas de los tiempos difíciles en Colombia: “Mi arte ayuda al país a expresar la tristeza acumulada” (Artist Doris Salcedo on Bogotá, 2016). En virtud de su autoridad y de la conciencia de la población de la necesidad de salvaguardar la memoria, la escultora puede exhortar a la gente a un importante paso universal hacia la reconstrucción de la memoria histórica y a la paz en nombre de los muertos o, según Salcedo, los “ausentes”.


La acción conmemorativa más grande, realizada por iniciativa de Salcedo en el contexto de una campaña pública en apoyo a la ratificación de los acuerdos de paz entre el gobierno del país y las FARC, ha sido “Sumando Ausencias” (Imagen 1). El 11 de octubre de 2016 la Plaza de Bolívar de Bogotá se vistió de blanco.



Imagen 1. La acción conmemorativa colombiana “Sumando Ausencias”. Nota. Adaptado de “Sumando Ausencias” de Doris Salcedo [Fotografía], por Oscar Monsalve, 2016, Forecast.


La Plaza se cubrió de retazos de tela blanca cosidos a mano en un solo sudario de 7 mil metros. En cada retazo se dibujaron con cenizas los nombres y apellidos de las víctimas del medio siglo de la Guerra Civil colombiana (Imagen 2). Miles de personas participaron en la acción: fueron ellos quienes señalaron los nombres de los “ausentes” (los nombres fueron elegidos al azar) y luego trajeron y colocaron retazos rectangulares de tela en la plaza, donde los cosieron a mano junto con los organizadores (Imagen 3).



Imagen 2. La acción conmemorativa colombiana “Sumando Ausencias”. Cenizas Nota. Adaptado de “Sumando Ausencias” de Doris Salcedo [Fotografía], por Angela Anzola, 2016, Ministry Of Counterculture.



Imagen 3. La acción conmemorativa colombiana “Sumando Ausencias”. Cohesión. Nota. Adaptado de “Sumando Ausencias” de Doris Salcedo [Fotografía], por Juan Pablo Pino, 2016, Ministry Of Counterculture.


Las cenizas “se movían” a medida que se movía la tela, se arrastraban por el viento, dejando los nombres menos visibles en los retazos. “...Si el señor de la guerra nos está proponiendo es que estos nombres se borren y las cenizas se dispersen y nosotros los olvidemos, o si nosotros logramos que de estas cenizas surja algo, surja la vida... Porque yo creo que esta sociedad necesita de imágenes que la eleven”, señaló Doris Salcedo en una entrevista el día de la acción (Rubiano, 2017).


El proceso de unión de retazos por un gran número de habitantes de la capital se presentó como un acto de redención, un deseo común del pueblo de “unir a la sociedad y tejer las bases de una vida pacífica”, “unir a los ausentes”, unirse y, preservando la memoria de las víctimas y de los sacrificios que habían realizado, proteger al país de los conflictos armados en el futuro. Doris Salcedo también señaló: “Me he pasado la vida sumando ausencias... porque no podemos permitir que las víctimas sean reducidas al silencio y la soledad” (Malagón Llano, 2016). Están rogando por un mundo con paz. Fue no sólo un paso hacia la reconstrucción de la memoria histórica, sino un paso simbólico para el fomento de la paz, “un firme mensaje artístico sobre el deseo del pueblo colombiano de vivir en paz” (Malagón Llano, 2016).


2.2. La acción conmemorativa rusa “Regimiento Inmortal” como intento de cohesión universal


Es importante destacar que, en este tipo de actividades y acciones, destinadas al mantenimiento o la reconstrucción de la memoria histórica, el aspecto cuantitativo es esencial, la condición principal es la participación de la población. Halbwachs argumentó que “la memoria puede superar la prueba del tiempo, sólo aprovechando el contexto social” (Halbwachs, 2007). Las imágenes individuales y las concepciones del pasado no son durables, y sin apoyo sistemático del grupo desaparecen por completo. En efecto, cuando un gran número de personas se reúnen y crean algo “vivo” (por ejemplo, “Sumando Ausencias”, “Regimiento Inmortal” en Rusia, etc.), la memoria cobra vida: la gente se une, reuniendo a los que ya no están. De esta manera se teje la memoria histórica.


Cabe referirse al segundo ejemplo mencionado: una acción conmemorativa conocida como “Regimiento Inmortal” que se celebra en Rusia. Su objetivo es preservar la memoria histórica, en particular de las generaciones de la Gran Guerra Patria que “regalaron la luz solar” a los que siguen aquí. Cada 9 de mayo, en el contexto de la conmemoración del Día de la Victoria, miles de personas en diferentes ciudades del mundo (el movimiento abarca más de 80 países) desfilan por las calles, cargando retratos de sus familiares que participaron en la Gran Guerra Patria y fallecieron (Imagen 4). Se puede considerar este movimiento como una acción de duelo parecida a la colombiana “Sumando Ausencias”, pero no hablamos de dolor. Hablamos de alegría en el marco de la generalidad y la magnitud de la acción. Es una manera de dar las gracias a los “ausentes” y rendir homenaje a la memoria.



Imagen 4. La acción conmemorativa rusa “Regimiento Inmortal”. Nota. Adaptado de La procesión del Regimiento Inmortal [Fotografía], por Kremlin.ru, 2015, Presidential Administration of Russia.


El movimiento “Regimiento Inmortal” surgió en 2011 en la ciudad de Tomsk por iniciativa de los periodistas Sergey Lapenkov, Igor Dmitriyev y Sergei Kolotovkin. Los estatutos del Regimiento establecieron los principios del movimiento: es una iniciativa civil sin fines políticos, estatales o comerciales. La acción se llevó a cabo por primera vez el 9 de mayo de 2012 en Tomsk y alcanzaba éxitos cada año mayor en gran medida gracias a los medios de comunicación. Es importante destacar que en 2019 la acción se celebró en 115 países, el “Regimiento Inmortal” se convirtió en un movimiento internacional. Dado que la “memoria viva” de los acontecimientos del decenio de 1940 nos abandona gradualmente, existe la necesidad de preservar la memoria histórica recogida de los recuerdos personales de cada persona de los eventos y de sus familiares que los presenciaron (Imagen 5).



Imagen 5. La acción conmemorativa rusa “Regimiento Inmortal”. Cohesión. Nota. Adaptado de La procesión del Regimiento Inmortal [Fotografía], por Kremlin.ru, 2015, Presidential Administration of Russia.


El “Regimiento Inmortal” no es una acción aislada, no es cosa de una vez. Hasta la fecha el homenaje a la memoria ya se ha transformado en una tradición que cada año se mantiene por el creciente número de personas por todo el mundo. Por ahora, sólo por un día, pero los pueblos se unen, se convierten en uno.


CONCLUSIONES


Obviamente, la actualidad nos demuestra la necesidad no sólo de seguir examinando la política de la memoria, sino también de preservar la memoria. Se considera que “la historia no enseña nada”, pero esto sucede sólo porque permitimos que se modifique, se transforme, se adapte a ciertas decisiones políticas. La protección de memoria histórica es un “antídoto” necesario contra posibles repeticiones de los períodos de la historia más oscuros. Cada pueblo tiene su propia memoria y lo que está obligado a recordar.


Como resultado de un análisis comparativo, se puede observar que hay varias similitudes entre los dos posibles estados del fenómeno de la memoria histórica. El colombiano y el ruso son pueblos enriquecidos con experiencia histórica, tradiciones, costumbres, cuya memoria debe preservarse y transmitirse de generación en generación. Los pueblos colombiano y ruso han superado las etapas más difíciles de su desarrollo y ahora intentan evitar situaciones similares en el futuro. En Colombia y en Rusia se organizan acciones conmemorativas, cuyo número de participantes sigue aumentando rápidamente.


Sin embargo, hay varias diferencias entre los dos posibles estados del fenómeno de la memoria histórica. El “Regimiento Inmortal” es un acto de mantenimiento de la memoria histórica. El pueblo colombiano, a su vez, necesita una reconstrucción de la memoria histórica, en lo que se centró la acción “Sumando Ausencias”. La Gran Guerra Patria y su resultado permitieron a Rusia tomar una cierta posición en la historia mundial. Los acontecimientos de la extremadamente larga Guerra Civil en Colombia no contribuyeron al fortalecimiento de la memoria histórica del país, sino que, por el contrario, la intentaron “borrar”, destruir.


En la historia rusa hasta el momento no se han encontrado medios siglos de conflictos internos o externos, debido a lo cual la memoria histórica no ha sido sacudida significativamente. El pueblo colombiano casi inmediatamente después del final de la Segunda Guerra Mundial fue a la terrible guerra civil, como resultado de la cual “se perdió”. Actualmente la posición y muchos éxitos de Rusia se refutan y se distorsionan durante los juegos políticos en el ámbito internacional. Por consiguiente, aparece la necesidad de recordar constantemente la posición actual, el pasado de Rusia y lo que realmente tuvo lugar. La memoria histórica colombiana hoy en día necesita ser recuperada y resiliente con el fin de evitar prolongados conflictos armados en el futuro.





* Artículo de reflexión.


** Se especializa en el Departamento de Ciencias Políticas Comparadas. Investiga los fenómenos y procesos político-religiosos y político-culturales de los países de América Latina, en particular de la República de Cuba y de la República de Colombia.






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