repl@usco.edu.co
Gina M. Arias Rodríguez1. gina.arias@ucp.edu.co
Sebastián Giraldo Aguirre2. s.giraldo@gmail.com
Mateo Pazos Cárdenas3 .mpazoscardenas@gmail.com
Equipo coordinador Escuela Feminista Guadalupe Zapata.
Aceptado: 30-Agosto-2020
Resumen
El objetivo del presente artículo es analizar la experiencia de un colectivo feminista surgido en la ciudad de Pereira en el año 2018, la Escuela Feminista Guadalupe Zapata, con la intención de movilizar reflexiones y aprendizajes en torno a teorías y prácticas feministas que contribuyan al fortalecimiento de sujetos (mujeres, hombres y personas no binarias) para interpelar y deconstruir discursos y prácticas que reproducen el sistema patriarcal. En el artículo abordamos el surgimiento de esta Escuela en una ciudad intermedia y su relación con el desarrollo del movimiento feminista/de mujeres en Nuestramérica y en Colombia. Asumimos posturas académicas y ético-políticas, bajo el entendido de la inminente necesidad de vincular academia y praxis feminista en un contexto en el que las violencias basadas en género persisten y se manifiestan en feminicidios, violencia sexual, acoso, entre otras. Tomamos los saberes propios de las metodologías feministas en las que se involucran reflexión y afecto para la acción, la incidencia y las transformaciones a las que aspiramos. Al final, exponemos los principales retos y desafíos de la Escuela en el escenario local y de cara a los problemas nacionales y latinoamericanos, en los que la articulación con otras organizaciones y colectivos resultan necesarios para seguir resistiendo al patriarcado y a la matriz de dominación género-clase-raza-sexualidad..
Palabras Claves: Feminismos, Movimientos de mujeres,Interseccionalidad, Pereira.
Abstract
The aim of this paper is to analyze the experience of a feminist collective that emerged in the city of Pereira in 2018, the “Escuela Feminista Guadalupe Zapata”, with the intention of mobilizing reflections and learning about feminist theories and practices that contribute to the strengthening of subjects (women, men, and non-binary people) to challenge and deconstruct discourses and practices that reproduce the patriarchal system. In the article we discuss the emergence of the Escuela in an intermediate city and its relationship with the development of the feminist / women's movement in Nuestramérica and in Colombia. We assume academic and ethical-political positions, with the understanding of the imminent need to link academia and feminist praxis in a context in which gender-based violence persists and manifests itself in feminicides, sexual violence, harassment, among others. We take the knowledge of feminist methodologies in which reflection and affection are involved for action, advocacy and the transformations to which we aspire. At the end, we present the main challenges of the School on the local stage and facingnational and Latin American problems, in which articulation with other organizations and groups is necessary to continue resisting patriarchy and the matrix of domination gender-class-race-sexuality.
Keywords: Feminisms, Women movements, Intersectionality, Pereira.
Cómo citar este artículo: Arias, G., Giraldo, S., y Pazos, M. (2020). Escuela Feminista Guadalupe Zapata de la ciudad de Pereira: experiencias de un colectivo en emergencia.
1. Introducción y presentación
El objetivo del presente artículo, es analizar la experiencia de un colectivo feminista surgido en la ciudad de Pereira (Colombia) en el año 2018: la Escuela Feminista Guadalupe Zapata, con la intención de movilizar reflexiones y aprendizajes en torno a teorías y prácticas feministas, que contribuyen al fortalecimiento de sujetos (mujeres, hombres y personas no binarias) para interpelar y deconstruir discursos y prácticas que reproducen el sistema patriarcal. Para lograr este cometido, realizaremos una presentación sobre la experiencia de la Escuela, sus principios y objetivos de formación, su metodología de funcionamiento, así como su trasegar durante estos años de funcionamiento. Posteriormente, presentaremos algunas de las articulaciones históricas, políticas y conceptuales que dan sentido a las actividades de la Escuela en relación a los escenarios de acción y discusión local, nacional e internacional. Finalmente, cerraremos el texto con unas reflexiones sobre los desafíos y retos que afrontamos como colectivo feminista, en nuestra articulación con el movimiento feminista contemporáneo y con la academia.
La Escuela Feminista Guadalupe Zapata inició el año 2018 en la ciudad de Pereira, desde un trabajo conjunto entre un grupo de docentes universitarias(os), activistas sociales y estudiantes4, junto a un especial apoyo de la Ruta Pacífica de las Mujeres Regional Eje Cafetero5. La Escuela se propuso desde su conformación como un espacio de aprendizajes sobre las diversas corrientes teóricas de los feminismos, las luchas y reivindicaciones que históricamente se han dado en Colombia y el mundo en la búsqueda de la transformación de prácticas y modos de ser patriarcales, así como las posibilidades de intervención y transformación social desde una perspectiva feminista. Partimos de la idea central de reconocer una estructura de desigualdad y desequilibrio en las relaciones sociales atravesadas por el género, en la injusticia de las mismas, en la violencia que esta estructura acarrea sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas y en la necesidad de transformarlas a través de nuestra agencia y acción social, tanto personal como colectiva.
Desde ese primer momento de conformación, nos enunciamos como mujeres y hombres feministas comprometidas(os) con la formación política y académica alrededor de los feminismos y la sororidad, para así aportar a la ciudad, a la región y al país con los procesos pedagógicos y de empoderamiento que realizamos. Nuestra apuesta siempre ha sido por una ciudad y un país feminista, pacifista, incluyente, humanista y diversa(o), con hombres libres de prejuicios y mujeres soberanas, una ciudad y un país que confrontan la violencia. Escribimos desde lo íntimo y lo público con una voz clara y segura, una apuesta de paz desde una perspectiva feminista.6
Algunos de los principios queinspiraron y dieron forma y sentido a la Escuela en su momento de creación y que continúan vigentes, son:
1. En la Escuela Feminista Guadalupe Zapata no se discriminará por ningún motivo. Todas las personas son bienvenidas sin importar su género, su sexualidad, su adscripción étnico-racial, su condición socio-económica, su edad, su adscripción política, su nivel de escolaridad, su condición corporal o cognitiva.
2. No se permitirá ningún acto de violencia, estigma o señalamiento a otrxs participantes de la Escuela.
3. La Escuela Feminista Guadalupe Zapata no se inscribe a ningún partido político en particular, su objetivo es construir una sociedad democrática desde unos principios feministas.
4. La Escuela Feminista Guadalupe Zapata está abierta a las diferentes corrientes de los feminismos, no se considera ninguna jerarquía entre las diferentes vertientes.
5. Algunos principios rectores se sintetizan en la escucha y el habla, el reconocimiento a la diferencia, el debate y la construcción de argumentos.
Es importante resaltar que la Escuela lleva el nombre de Guadalupe Zapata, para reivindicar el nombre de una mujer negra que, con rebeldía y tesón, contribuyó en la fundación de la ciudad de Pereira. Cuervo Varela (2016) en su tesis de maestría en historia hace un ejercicio de “historia mínima”, de “microhistoria” crítica a las historias oficiales -dogmáticas y canónicas- de esta mujer negra, descendiente de personas esclavizadas, nacida en el departamento de Antioquia, madre soltera de la época, y, además, una de las fundadoras de la ciudad de Pereira en el año 1863, la cual no aparece en los registros notariales de fundación de la ciudad y que, sólo en los años recientes, ha sido reconocida como tal en su papel histórico. La ausencia radical de Guadalupe Zapata en las narrativas fundacionales de la ciudad responde a las hegemonías discursivas blanco-mestizas y masculinistas de la Colombia decimonónica, marcadas por el meta-relato de la colonización antioqueña sobre la región del Eje Cafetero y los hombres “arriesgados y valientes” que protagonizaron esta empresa. ¿Y las mujeres? ¿Y las mujeres negras?
Algunas iniciativas ciudadanas de Pereira, nos llevaron a reflexionar sobre el papel y el legado de Guadalupe Zapata, que nos indica que Pereira también es negra, feminista y rebelde. Guadalupe Zapata aparece como una figura histórica que opera, según Cuervo Varela (2016), como “pretexto” para pensar e historizar los debates económicos, sociales y culturales en el proceso y los relatos fundacionales de la ciudad de Pereira. En nuestro caso, a nosotras(os) también nos ha servido para reivindicar una de las tantas experiencias invisibilizadas en una ciudad que se ha construido bajo la égida del relato blanco-mestizo antioqueño regional y nacional. Retomamos como punto de partida de nuestro proceso colectivo a una mujer negra, para recordarle a la población de la ciudad (mayoritariamente blanco-mestiza), a los movimientos feministas y a la sociedad colombiana, su sistemática violencia racista hacia las poblaciones étnico-culturalmente diferenciadas y hacia la diversidad en su amplio espectro. Nuestra propuesta feminista como Escuela se declara desde su inicio como interseccional y antirracista, idea que retomaremos y profundizaremos en el próximo apartado.
Respecto a la operatividad y funcionamiento de la Escuela Feminista, hemos desplegado un proceso formativo en sesiones quincenales (en su gran mayoría), que hemos intentado balancear en dos apuestas: una referida a propuestas teórico-conceptuales sobre diferentes temáticas de los diversos feminismos o temas de discusión propios de los feminismos, y otra, referida a procesos artísticos vinculados al feminismo (músicas, danzas, literatura, lúdicas, ejercicios de auto-cuidado, entre otras). En este caminar se han sumado mujeres y hombres jóvenes estudiantes de la ciudad, docentes, mujeres trabajadoras, amas de casa, mayoras, que han contribuido en el diálogo intergeneracional tan necesario para los debates y las construcciones feministas. Igualmente, hemos tratado de establecer alianzas y trabajos conjuntos con otras organizaciones feministas, colectivos por la defensa de los derechos de las diversidades y disidencias sexuales, y colectivos culturales de la ciudad de Pereira, como el Encuentro Departamental de Mujeres, el Grupo de Hombres Tejedores de Pereira, el Colectivo Les Degeneres, entre otros. Hemos tejido vínculos con organizaciones de otras ciudades del país como la Corporación Armario Abierto de Manizales, la Ruta Pacífica de las Mujeres, la Red Huilense de Defensa yAcompañamiento en Derechos Sexuales y Reproductivos. Del mismo modo, hemos establecido vínculos con mujeres artistas colombianas que se reconocen como feministas, como Ana María Llano, Ana María Lagos, Emma Jaramillo y Leidy Chaverra.
Estos vínculos que se han hecho evidentes en el desarrollo de las sesiones y también en la movilización expresada en marchas y plantones, dan cuenta de la necesidad y la posibilidad de sumar esfuerzos, de fortalecernos para incidir en distintos escenarios clave para despatriarcalizar nuestras vidas, las relaciones afectivas, familiares e institucionales.
Figura 1.
Fuente: Foto de archivo de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata.
2. Metodologías feministas y posicionamientos metodológicos.
Para plantear las reflexiones sobre las metodologías, es importante referirnos brevemente a las discusiones sobre las epistemologías feministas. Teniendo en cuenta que el movimiento feminista/ de mujeres en Nuestramérica, en Colombia y en Pereira es amplio, diverso y plural, en el que confluimos mujeres, hombres y personas no binarias con distintas trayectorias políticas y también académicas, lo que nos ha convocado a revisar e interpelar los cimientos sobre los cuales se ha construido la academia y las ciencias sociales. En ese sentido, retomamos los cuestionamientos de Fox Keller (1985), Harding (1986) y Haraway (1995) para avizorar el campo de producción de conocimiento, el cual tampoco está exento de reproducir estereotipos de género e invisibilizar sujetos, preguntas y problemas de investigación. Dar cuenta de qué, con quiénes, cómo y con qué métodos se investiga y también se enseña, nos permite dar cuenta que el conocimiento científico y tecnológico refuerza y reproduce jerarquías de género. La epistemología feminista permite dar cuenta de estos vacíos y problemas, y así mismo ofrece respuestas y alternativas: proponiendo nuevas preguntas, teorías y métodos (Blazquez, 2010).
Partimos de reconocer que, tanto en las ciencias sociales como en los estudios feministas y de género, hemos adoptado la premisa de que no es suficiente explicar y comprender las realidades sociales cargadas de desigualdad, violencia y discriminación, sino que es necesario también emprender el camino de la praxis y del compromiso con las transformaciones para avanzar en los cambios para las mujeres y para la sociedad en general.
En este sentido, desde la planeación misma de las sesiones de la Escuela reflexionamos sobre qué temas y qué metodologías proponer, lo cual está ligado también a comprender que las metodologías que conocemos y que han sido tradicionales en el sistema educativo, no son óptimas para lograr nuestro cometido. Siguiendo a Viveros (2013):
Construir reflexiones y conocimientos situados, implica también posicionarnos desde la adopción de una perspectiva heterárquica y no jerárquica de las relaciones de poder para abordar ciertas prácticas sociales que constituyen una suerte de “zonas grises” ‒ que escapan parcialmente a los ordenamientos de género, raza, clase y sexualidad (...) Una perspectiva heterárquica de las relaciones de poder permitirá vincular en los estudios sobre sexualidad las estructuras molares de la clase, la raza y el género con las estructurales moleculares de los afectos, los sentimientos, las emociones y las representaciones estéticas, sin suponer que las segundas son lógicamente y ontológicamente dependientes de las primeras. (p. 49)
Estas reflexiones propuestas por Mara Viveros (2013), las complementamos con los planteamientos de Fox Keller (1985), Sandra Harding (1986, 1995) y Donna Haraway (1995) para denunciar el aspecto totalizador e imperialista de la producción científica como de la ilusión feminista de “crear un lenguaje común” y un sujeto monolítico que represente a “la mujer” (Mohanty, 1991). Así incorporamos la necesidad de huir de la objetividad y del relativismo a través de la asunción del carácter parcial, situacional y encarnado (Pons-Rabasa, 2019).
Estas reflexiones están presentes en la planeación y desarrollo de las sesiones, en las que hemos trabajado diversas temáticas, intentando incorporar el pensamiento y la práctica; así como de hacer pasar por el cuerpo y el afecto tales aprendizajes. Por ello, el cierre de la Escuela en el año 2018 lo hicimos con un sancocho al que todes llevamos los ingredientes, participamos en la preparación del mismo, a la par de hablar y compartir lo que habíamos aprendido y desaprendido en el primer año de la Escuela; además, reivindicamos la cocinacomo un lugar político, en el que nuestras ancestras pasaron gran parte de sus vidas, no por decisión, pero que en este momento podemos visibilizar y reivindicar. Para el cierre del año 2019 hicimos un campamento feminista, en donde nos convocó el tema del ecofeminismo y consideramos que para comprender mejor la relación con el territorio, el cuerpo femenino, el cuidado de sí y de las demás, el compartir en un campamento era una propuesta pertinente y potente.
Para definir cada tema, nos reunimos, evaluamos el contexto y la coyuntura política, qué reflexiones proponer y cómo proceder, y es así como hemos logrado abordar las siguientes temáticas, atendiendo las situaciones del contexto, y también los intereses y deseos de lxs participantes.
Tabla 1
05 de mayo | Construcción de saberes sobre la historia, los conceptos, las apuestas y diversas perspectivas de los feminismos. | Equipo coordinador de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
19 de mayo | "La quietud es el silencio del cuerpo": relaciones entre Arte, cuerpo y feminismos | Ana María Lagos (Artista) Mariana Piñeros (Psicóloga) | Centro Cultural Uno Hotel Gastro Bar |
02 de junio | Historia de los feminismos | Carmenza Sánchez (Departamento de Estudios de familia, Universidad de Caldas). | Auditorio de la Universidad Andina |
16 de junio | Perspectiva de género y conflicto armado | Ruta Pacífica de las Mujeres | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
07 de julio | Violencias de género | Sonia Valencia (Médica, Docente de la Universidad Tecnológica de Pereira e integrante del Encuentro de Mujeres "Cambiemos el mundo juntas". | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
04 de agosto | “Tejidos musicales entre mujeres y cuerpos” | Dalia Pazos Serna (Licenciada en música y profesora de la Fundación Canto por la Vida -Ginebra, Valle del Cauca-) | Centro Cultural Uno Hotel Gastro Bar |
25 de agosto | Interseccionalidad (raza, género, clase y diversidad sexual) | Mateo Pazos Cárdenas (Antropólogo, Magíster en Estudios Latinoamericanos) | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
08 de septiembre | La experiencia de lucha y organización por la legalización y despenalización del aborto en Argentina | Oldani Tamara (Activista Argentina) | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
29 de septiembre | Masculinidades | Sebastián Giraldo Aguirre (Sociólogo, Magíster en Estudios de Género) Colectivo Hombres Tejedores de Pereira | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
20 de octubre | "Heteromítica de la mujer pereirana" | Juliana Franco (Psicóloga, Magíster en Estudios culturales) | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
27 de octubre | Conceptos básicos de la diversidad sexual y el género | Corporación Armario Abierto (Manizales) | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
01 Diciembre | Sesión de Cierre: “Natillón y sancocho colectivo”: presentación de los aprendizajes y experiencias significativas de la Escuela feminista. | Equipo coordinador Escuela Feminista Guadalupe Zapata | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
Fuente: Elaboración Érika Tobón, integrante del Equipo Coordinador de la EFGZ.
Tabla 2
09 de marzo | Mitos y realidades de los feminismos: Historia y las diversas prácticas que surgen de estas teorías | Equipo coordinador de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
23 de marzo | Sentido de comunidad en mujeres lideresas pertenecientes a la Ruta Pacífica de las Mujeres | Laura Restrepo (Psicóloga y activista de la Ruta Pacífica de las Mujeres) | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
06 de abril | Ciclo menstrual consciente: perspectivas alternativas | Nathaly Osorio (Psicóloga) | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
27 de abril | Caracolas, gatos y lunas: juegas danzas, tejes y sumas Cuerpo y feminismo | Dalia Pazos Serna, (Licenciada en música y profesora de la Fundación Canto por la Vida -Ginebra, Valle del Cauca-) | Casa taller ARTE DAM, en la carrera 8 #30-68 |
11 de mayo | Persistencia y resistencia de las mujeres en la construcción de paz | Ruta Pacífica de las Mujeres | Biblioteca Comfamiliar |
25 de mayo | Cine Foro: Película “Chocó” (En el marco de la conmemoración al día Nacional de la Afrocolombianidad) | Colectivo CINEstecia (Manizales) | Centro cultural Sala Estrecha |
03 de agosto | De Stonewall a Pereira. 50 años de disidencias sexuales y de género | Mateo Pazos Cárdenas (Antropólogo, Magíster en Estudios Latinoamericanos) y Sebastián Giraldo Aguirre (Sociólogo, Magíster en Estudios de Género) | Centro Cultural Uno Hotel Gastro Bar |
24 de agosto | Elementos para el análisis del feminicidio | Luisa Alvarado (Abogada) | Casa de la Mujer y la Familia Stella Brand |
21 de septiembre | Feminismo Insurgente y construcción de paz Esta sesión se realizó en alianza con la Escuela de Liderazgo para la Paz de la Universidad Tecnológica de Pereira | Invitadxs especiales: Victoria Sandino (Senadora del partido FARC) Álvaro Villarraga (Fundación Cultura ciudadana) Gina M. Arias Rodríguez (Psicóloga, Ruta Pacífica de las Mujeres) |
Auditorio Jorge Roa Martínez-Universidad Tecnológica de Pereira |
19 de octubre | Recorriendo el camino de las mujeres en la música | Indira Tobón González (Maestra en Música) Laura Marín (Maestra en Música) | Centro Cultural Uno Hotel Gastro Bar |
23 de noviembre | Sesión de Cierre: “Campamento feminista” Ecofeminismo | Marina Velásquez (Ecofeminista, Manizales) Ana Bernal (Activista de autocuidado feminista) | Reserva A Sol y Luna en el corregimiento La Florida de Pereira |
Fuente: Elaboración Érika Tobón, integrante del Equipo Coordinador de la EFGZ.
Tabla 3
AÑO 2020 | |||
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29 de febrero | El aborto en la actualidad colombiana y latinoamericana | Sandra Castañeda (Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe) Ángela Molina (Maestría en Estudios Culturales, Universidad Católica de Pereira) Adriana González (Abogada, defensora de DDHH) | Auditorio de la Universidad Andina |
SESIONES VIRTUALES | |||
04 de abril | Perspectivas Feministas en Tiempos de Coronavirus | Equipo coordinador Escuela Feminista Guadalupe Zapata | Plataforma Zoom |
25 de abril | Brujas Prediciendo el Futuro: Perspectivas feministas postpandemia | Equipo coordinador Escuela Feminista Guadalupe Zapata | Facebook Live |
06 de junio | Narrativas feministas para resistir a la pandemia | Equipo coordinador Escuela Feminista Guadalupe Zapata | Facebook Live |
11 de julio | El otro virus: la violencia sexual en Colombia | Ángela María Robledo, Nancy Prada, Ludirlena Pérez, Alejandra Coll, La Muchacha (cantautora) | Facebook Live |
01 de agosto | ¡Alerta! Emergencia nacional por feminicidios | Equipo coordinador Escuela Feminista Guadalupe Zapata | Facebook Live |
Fuente: Elaboración Érika Tobón, integrante del Equipo Coordinador de la EFGZ.
3. Articulaciones históricas, políticas y conceptuales de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata
En este apartado resaltaremos algunas discusiones teóricas, que han sido centrales para dar forma y sentido a la práctica formativa y política de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata. En un primer momento, realizaremos un contexto histórico de la articulación de los movimientos feministas y de mujeres en América Latina y posteriormente hablaremos sobre la importancia de la interseccionalidad y del feminismo decolonial como perspectivas epistemológicas en nuestro proceso, esto en el nivel macro-regional/internacional de las articulaciones. En el segundo momento del apartado, analizaremos las articulaciones de la Escuela y sus propuestas en los espacios nacionales y locales-regionales, lo cual contempla sus posicionamientos frente al conflicto armado y la violencia en Colombia, sus relaciones con los hombres (y los sujetos masculinizados) ylas diversidades y disidencias sexo-genéricas.
El movimiento feminista que empieza a configurarse en América Latina hacia principios del siglo XX, da cuenta de la lucha y reivindicación, no solo de los derechos civiles y políticos, sino también de mejores condiciones laborales, alza de salarios, creación de guarderías, entre otros. Si bien nuestro interés no es intentar construir una historiografía del surgimiento y consolidación del movimiento feminista en América Latina, lo que pretendemos señalar es que las luchas por la igualdad en distintos ámbitos son históricas y que, en su devenir, ha posibilitado lo que en la actualidad observamos como continuidad en las luchas por el reconocimiento de las desigualdades de género.
Es importante señalar para nuestro propósito, que la década de los años setenta está marcada por la influencia de la segunda ola del feminismo europeo y norteamericano. Es el momento en que se configura un campo de estudios sobre la situación de la mujer latinoamericana, el desarrollo, el subdesarrollo y la dependencia. Este campo fue construido por organizaciones y colectivos que se formaron en escenarios académicos, generalmente con lideresas ligadas a partidos de izquierda y que reivindicaron el proyecto político feminista. Aunada a las luchas populares de las mujeres, estos procesos fueron decisivos para que las Naciones Unidas convocaran en 1975 a la Primera Conferencia Mundial sobre la situación de las mujeres. La proclamación del Año Internacional de la Mujer en 1975 y la década 1975-1985 de las Mujeres contribuyó en la formación y consolidación del movimiento amplio de mujeres en muchos países latinoamericanos y caribeños (García y Valdivieso, 2005).
De acuerdo con las autoras anteriormente citadas, las siguientes décadas se caracterizaron porlos Encuentros Feministas Latinoamericano y de El Caribe que se realizaron de manera ininterrumpida por 25 años, en el que se dieron cita los movimientos de mujeres, movimientos feministas y el movimiento ampliado de mujeres7. De estos encuentros se llegaron a acuerdos tan importantes como: la elección del 25 de noviembre como fecha insigne para visibilizar las violencias contra las mujeres, el posicionamiento de la categoría patriarcado como eje de análisis central de reflexión, las discusiones sobre los mitos del movimiento feminista que no permitía su avance y consolidación8. También se acuerda el 28 de septiembre como el Día de Lucha por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, se crea la Red Latinoamericana y Caribeña contra la violencia hacia la Mujer.
Estos procesos históricos también estuvieron caracterizados por los desencuentros y las disputas: entre las feministas de izquierda y las que reivindicaban la autonomía de organizaciones políticas con pensamiento androcéntrico, entre las feministas de partidos y las feministas de organizaciones populares, entre las heterosexuales y las lesbianas, entre las exiliadas y las que permanecieron en sus países en tiempos de dictaduras militares, entre las mujeres pobres y las que estaban en posición de privilegio, entre las autónomas y las institucionalizadas.
Esta década -entre los años 80 y los años 90- fue el reflejo de lo que el movimiento feminista era en ese entonces: amplio y diverso. Desde este momento se debate sobre cuatro ejes: a) el feminismo frente a los viejos y nuevos modelos de dominación; b) el feminismo como movimiento social; c) perspectivas del feminismo latinoamericano; d) rechazo al feminismo institucional que no hace crítica a la economía mundial y no cuestionaba la procedencia de los fondos de financiamiento a las ONG de mujeres y se empieza a cuestionar la ONGenización del movimiento de mujeres y feminista.
Sobre este particular, Lamus (2016) señala que el crecimiento de las organizaciones no gubernamentales ha sido notorio en toda la región y, en Colombia, ha sido marcada la tendencia a formar este tipo de agrupaciones.
Terminando la década de los años 90, en el Noveno Encuentro Feminista Latinoamericano, se instala una pregunta que ocupará las reflexiones hasta nuestros días. Se debatió sobre lo que llamaban los “nudos del feminismo”, la relación entre feminismo y racismo. Esta discusión abre la posibilidad de comprender que la única fuente de dominación no es la de género, sino que es necesario entender la matriz de dominación género-clase-raza (Lugones, 2008), loque da lugar al enriquecido debate sobre la interseccionalidad.
Esta década concluye con una de las más importantes reflexiones: ninguna de las tendencias o posiciones feministas dominó, ni se impuso como la única, mejor o verdadera postura feminista. En palabras de Carmen Teresa García y Magdalena Valdivieso (2005):
Ahí estaban las autónomas, radicales, institucionales de todos los colores, las que están en los gobiernos, en las academias, en las ONG; las lesbianas, las heterosexuales, las expertas y las jóvenes, que conformaron un numeroso grupo que, aunque heterogéneo, señalaba ser producto mayoritariamente tanto de los estudios de la mujer como de las ONG. Este encuentro marcó un cambio, quedó claro que nadie tiene el derecho a representar, hablar o negociar en nombre del Movimiento Feminista Latinoamericano y de El Caribe. (p. 47)
El florecimiento feminista de la última década en Nuestramérica, se evidencia en potentes movilizaciones ya no solo en ciudades capitales, sino también en ciudades medianas y pequeñas en las que las voces y los reclamos por las injusticias de género están presentes en la cotidianidad de las luchas sociales y en defensa de los derechos sexuales y reproductivos. Al respecto, Francesca Gargallo (2007) menciona que el ideario que sostiene al feminismo en la región es fruto de todas las ideas políticas antihegemónicas, de un proceso de identificación de reclamos y de prácticas políticas que han variado durante su historia, y que a partir de la década de los años 2000 se complementa con las luchas antimilitaristas, movilizaciones en contra de la guerra y el uso de los cuerpos de niñas y mujeres en contextos de confrontación armada (Ruta Pacífica de las Mujeres, 2003, 2013).
Figura 2.
Mandala construido colectivamente en el sesión:“Sentido de comunidad en mujeres lideresas de la Ruta Pacífica de las Mujeres”, 23 de marzo del 2019.
Fuente: Foto de archivo de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata.
El activismo de los-las fundadoras de la Escuela en distintos movimientos como la Ruta Pacífica de las Mujeres, a su vez adscrito al movimiento internacional de mujeres pacifistas Mujeres de Negro, los acercamientos a colectivos feministas diversos, el reconocimiento de apuestas feministas y la formación académica en otros contextos latinoamericanos como México y Brasil, nos ha permitido profundizar en debates centrales como el de la interseccionalidad, necesario para comprender las realidades y las múltiples opresiones que se experimentan en la región latinoamericana, concretamente en Colombia y en territorio del Eje Cafetero.
La importancia de la interseccionalidad y del feminismo decolonial como perspectivas epistemológicas en nuestro proceso
El feminismo interseccional, nacido en el seno de los feminismos negros estadounidenses a finales del siglo XX, tiene como objetivo visibilizar las múltiples dimensiones de opresión y discriminación que experimentan las mujeres, no sólo por el género sino también por los marcadores de clase, raza y sexualidad; esta situación no es entendida como una suma de desigualdades sino una articulación de las mismas, que crea condiciones de opresión y discriminación específicas (Hook, 1981; Hill Collins, 2000, 2015; Viveros Vigoya, 2016). Estos análisis también han contribuido al desafío del modelo hegemónico y universal de la categoría “mujer” al pensarla construida en relación e intersección con la clase, la raza y el sexo/género (Hooks, 1981; Hill Collins, 2000; Viveros Vigoya, 2016).
En la vía de reconocer nuestras particularidades e identidades latinoamericanas, nos recogemos en los postulados epistemológicos de Donna Haraway (1995) sobre los conocimientos situados, sobre las escrituras desde el cuerpo que son parciales, localizadas y críticas, que no pretenden universalizar las visiones sobre la sociedad o los feminismos y sus sujetos políticos, pero que a la vez no supone relativizar las luchas justas y dignas de los diversos feminismos en el trasegar de nuestrahistoria y que está anclado a la crítica global al capitalismo, al neoliberalismo y al militarismo.
Así aprendemos y nos reconocemos en el feminismo decolonial, que retoma propuestas críticas del feminismo negro, el feminismo poscolonial y posestructuralista, recuperamos su crítica al androcéntrismo y la misoginia, así como al carácter eurocéntrico y racista del orden de género moderno e, incluso, de algunas vertientes feministas; las pretensiones salvacionistas y generalizantes de algunos feminismos (queentienden a la categoría “mujer” como homogénea) son puestas en cuestión desde nuestro ejercer político y académico (Mohanty, 1991; Lozano Lerma, 2010; Espinosa Miñoso, 2016). Esto implica, como dijimos anteriormente, reconocer nuestros lugares de enunciación, las diferencias con otras apuestas y experiencias feministas de la región y del país, así como el respeto y el diálogo con las mismas.
En general, estos debates y el intercambio de experiencias generado en la Escuela, se han facilitado a partir de los vínculos afectivos, académicos y políticos con mujeres feministas de diferentes países, entre ellos Argentina, Perú, Brasil y México, lo que facilita una articulación y un reconocimiento de la organización en distintos países. Al mismo tiempo, al incorporar a estos espacios, personas que tienen conocimiento sobre temas que aluden a la Escuela a nivel nacional e internacional, se expande el reconocimiento de la organización por medio de redes académicas y sociales (Correa y Valdés, 2019).
Articulaciones de la Escuela con el escenario feminista nacional
En ese marco, relacionamos la iniciativade la Escuela como una experiencia que teje en lo local y a su vez, suma al gran movimiento de mujeres que queremos fortalecer y potenciar en un momento de especial activación feminista, que a pesar de los embates de la guerra en Colombia, las magnitudes de las violencias contra mujeres y sujetos feminizados, y las limitaciones generadas por la emergencia sanitaria de la pandemia COVID-19, seguimos estando vigentes y en pie de lucha, con inteligencia y creatividad desplegando acciones para continuar el proceso de movilizar la conciencia y la acción hacia la transformación de las desigualdades de género, raza y clase.
En lo referente al nivel nacional, reconocemos la multiplicidad de colectivos, organizaciones y procesos que, desde la diversidad territorialhan hecho una apuesta para develar las opresiones y una larga historia de violencia sociopolítica que ha afectado de manera particular a las mujeres. En nuestro país, según Doris Lamus (2009) sugiere importante adoptar “la nomenclatura de movimientos feministas/de mujeres para significar la existencia de un movimiento amplio y diverso en el cual confluyen no sólo las múltiples diferencias, sino también todos sus conflictos, nudos y tensiones” (p. 123).
De este modo, el movimiento feminista/de mujeres en Colombia que inicia su consolidacónhacia la década de los años 70, avanza y se fortalece en los años 80 y se consolida en los años 90, llegando a los albores del siglo XXI incursionando en la calle, incidiendo en instancias gubernamentales, en cargos de elección popular, en partidos políticos, en la academia, en Organizaciones No Gubernamentales y:
En una tupida trama de grupos, redes, asociaciones locales, regionales, nacionales e internacionales, que hoy en mayor o menor medida se inspiran en un proyecto de transformación cultural y epistémico que se propuso luchar contra las múltiples formas de discriminación, exclusión y explotación de las mujeres. (Lamus, 2009 p. 126)
Acogemos este valioso aporte de Doris Lamus, para reconocer que, efectivamente, los colectivos y organizaciones que conformamos el movimiento feminista/de mujeres en el país es plural, profundamente diverso y que ello enriquece el movimiento, aún más cuando nuestras luchas han estado también marcadas por el desarrollo del conflicto armado y las atrocidades que las mujeres han tenido que vivir en este contexto.
Tampoco podemos olvidar el impacto del conflicto armado y la violencia que ha azotado a nuestro país por más de cincuenta años y su relación con los movimientos de mujeres a nivel nacional. De acuerdo con María Emma Wills y Diana Gómez (2006), el origen de la incorporación de la perspectiva de género en el marco del conflicto armado, se remonta a los años 80 y 90 del siglo pasado, cuando algunos movimientos feministas como la Organización Femenina Popular, la Iniciativa de Mujeres por la Paz y la Ruta Pacífica de las Mujeres comenzaron a denunciar los efectos diferenciales de la guerra en los cuerpos de las mujeres. Dicha perspectiva se consolida con mayor ímpetu en la década posterior debido a las exhortaciones dirigidas al Estado colombiano por diferentes instancias nacionales e internacionales y con una participación articulada y potente que nos permitió incidir en la negociación de La Habana, dando como fruto la creación de la Subcomisión de Género, reconocida por organismos internacionales como un hecho histórico en los procesos de negociación en el mundo (ONU, 2017).
Figura 3.
Movilización del 7 de agosto de 2018.
Fuente: Foto de archivo de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata.
La Escuela, por suparte y en relación con lo anterior, desde sus inicios, se declara como pacifista y antimilitarista, como un colectivo que busca contribuir a la paz en nuestro territorio con el reconocimiento pleno de los derechos y luchas de las mujeres y de las disidencias sexo-genéricas.
Relación con las masculinidades y con el movimiento LGBTQ+
Por otra parte, el movimiento feminista/de mujeres también se ha nutrido de los sustantivos debates académicos y políticos que denotan que la lucha y las transformaciones no las lograremos solas, sino que es necesario vincular a los hombres en el proyecto político de despatriarcalizar la sociedad; en ese sentido, nos inspiramos en los planteamientos de la antropóloga Rita Segato, en sus múltiples pronunciamientos a través de artículos, charlas, conferencias, entrevistas, la premisa de “el feminismo no puede y no debe construir a los hombres como sus enemigos naturales. El enemigo es el orden patriarcal” (Entrevista para El Desconcierto, 2018).
Por lo mismo, en la Escuela hemos asumido una posición inclusiva con los hombres, y hemos abierto el diálogo sobre masculinidades, como lo expresan Arruzza, Bhattacharya y Fraser (2019): “no se limita a las «cuestiones de las mujeres» tal como se definen tradicionalmente. Defendiendo a todos los explotados, dominados y oprimidos, puede ser una fuente de esperanza para la mayoría de la humanidad” (p. 129). Tomamos también los aprendizajes de los postulados del feminismo negro estadounidense (Hooks, 1984, 2004), en donde los sujetos socializados como varones bajo el orden de género patriarcal moderno han sido construidos también bajo un mandato de violencia (tanto hacia las mujeres como hacia ellos mismos) a través de una pedagogía emocional específica.
Compartimos la idea de Bell Hooks (1984) de que los hombres pueden y deben desaprender el sexismo y que no es necesariamente un proceso que ellos deben realizar separadamente de las mujeres, en una visión extremadamente individualista y neoliberal. De este modo, en las sesiones de trabajo de la Escuela son bienvenidos los hombres que deseen asistir como público e incluso en algunas sesiones se ha trabajado el tema de las masculinidades como campo de reflexión del feminismo; entendiendo a los estudios de génerode los hombres y las masculinidades como parte (nacidos dentro) del campo de los estudios feministas y de género al resaltar el carácter relacional del género como categoría social (Núñez Noriega, 2016).
En relación con la articulación con las luchas porel reconocimiento de los derechos y las políticas de identidad de las personas LGBTQ+, no binarias, disidentes sexuales y de género, consideramos que los aportes de teóricas como Judith Butler han abierto un horizonte de problematización frente a la categoría género, justamente para trascender el orden de género badado en el binario femeninio/masculino muy propio del pensamiento occidental. En Deshacer el género (2006), la filósofa feminista nos invita a reflexionar sobre la performatividad del género y la necesidad de interpelar y “deshacer” las nociones dominantes con las que construimos nuestras identidades; así, se enriquece aún más el prolijo debate feminista que ahora se abre a pensar sobre la transexualidad, lo transgénero, lo disidente.
La Escuela, así, da apertura a la relaciónentre las teorías feministas y la teoría queer, lo que posibilita la conexión con colectivos como Les Degeneres de Pereira, Armario Abierto de Manizales y le damos la bienvenida y todo el reconocimiento a estas apuestas que, desde lo estético y lo político aportan a construir escenarios de paz que van más allá del silenciamiento de los fusiles, por ello, afirmamos que la paz tan añorada también tiene que ver con lo diverso y lo plural en materia de género y sexualidad. Nos sumamos al llamado de Arruzza, Bhattacharya y Fraser (2019):
Aparentando valorizar la libertad individual, el liberalismo sexual deja sin respuesta las condiciones estructurales que alimentan la homofobia y la transfobia (...) Las feministas para el 99 por 100 se niegan a jugar a ese juego. Rechazando tanto la cooptación neoliberal como la homofobia y la misoginia neotradicionales, queremos resucitar el espíritu radical de Stonewall, de las corrientes feministas «prosexo», desde Aleksandra Kollontai hasta Gayle Rubin, y de la histórica campaña de apoyo de gays y lesbianas a la huelga de los mineros en el Reino Unido. Luchamos para liberar la sexualidad de la procreación y las formas familiares normativas. (p. 139)
Figura 4.
Fotografía en la Marcha LGBTQ+ o del “Orgullo gay” del año 2019.
Fuente: Foto de archivo de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata.
La Escuela en el escenario feminista de Pereira
En cuanto al contexto concreto de la ciudad de Pereira, las luchas sociales han estado articuladas alrededor del movimiento sindical y estudiantil, en el cual se inserta la movilización de las mujeres iniciando el siglo XX por el derecho a acceder a la educación superior y la creación de la Universidad Tecnológica de Pereira en 1958 (Pabón, 2015). Esta Universidad pública de la región albergó como docente a una de las mujeres más influyentes para el incipiente movimiento de mujeres en Pereira hacia la década de los años 80, Stella Brand, quien con un conjunto de amigas, estudiantes y compañeras provenientes del Partido Comunista le dieron vida a la Casa de la Mujer y la Familia, que hoy día lleva su nombre.
Posteriormente, hacia la década de los años 90, el movimiento nacional Ruta Pacífica de las Mujeres, aportaría lo propio en la formación de mujeres jóvenes estudiantes, mujeres víctimas del conflicto armado para desarrollar la ardua tarea –en la que persistimos-, por visibilizar los impactos diferenciales del conflicto armado en la vida y el cuerpo de las mujeres, con la complejidad que implica desarrollar este trabajo en un territorio en el que histórica e instituicionalmente se ha negado la existencia del mismo, propiciando y profundizando aún más la tremenda indiferencia y normalización de la violencia en este territorio.
Para la década de los años 2010, otros colectivos como el Encuentro de Mujeres de Risaralda, la Red Rojo y Violeta, movimientos estudiantiles como la Juventud Comunista y Juventud Rebelde, empezaron a adoptar las banderas de las luchas por la eliminación de las desigualdades de género. Concluido el proceso denegociación de La Habana, y surgido el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, las mujeres farianas instalan dentro de sus reflexiones y acciones los problemas asociados a las violencias de género, las masculinidades y la búsqueda para incidir y participar en la vida política de la ciudad.
De este modo, y siendo consecuentes con las realidades sociales, políticas y económicas de las mujeres en la ciudad de Pereira, concretamente con situación de violencias hacia las mujeres, la Escuela Feminista Guadalupe Zapata se instala como una iniciativa de formación académica y política para propiciar los debates antes planteados; dar apertura a discusiones referidas a las masculinidades, las disidencias sexuales, el desarrollo de las luchas de la mano de hombres que acompañan e incluso se declaran feministas; y, posibilitar la formación de nuevas generaciones de hombresy mujeres jóvenes que se empoderen de los procesos, le den continuidad y puedan realizar el respectivo diálogo generacional, con el firme propósito de no replicar experiencias anteriores de deterioro de los procesos organizativos dado que sus lideresas se retiraban por múltiples razones.
De este modo, consideramos que es necesario promover el diálogo intergeneracional, tejer en medio de las diferencias, articularnos y, en la medida de las posibilidades, construir en el mediano plazo una agenda conjunta que nos permita ser más contundentes en los procesos que podemos desplegar, como lo hemos venido observando concretamente con tres problemáticas: los feminicidios y su impunidad, la desaparición de niñas y adolescentes; y, la violencia sexual que se presenta en la ciudad y en otros territorios del departamento.
Dos años y medio de despliegue de actividades formativas estéticas, políticas y académicas, nos permite exponer que somos un proyecto que construye vínculos con organizaciones que la anteceden, que hemos podido construir nuestros propios principios, una historia, líneas de trabajo y una identidad propia. De este modo, siguiendo los plantemientos de Judith Butler en sus últimos libros “Cuerpos aliados y lucha política. Hacia una teoría performativa dela asamblea” y “The force of non violence: the ethical in the political”: podemos decir que la congregación de cuerpos, su ensamblaje colectivo, es una forma de expresar la voluntad popular, de ocupar y adueñarse de una calle que en apariencia pertenece a otros, de hacerse con el suelo de la plaza para lograr imponer una acción y un discurso que sean reconocidos por la sociedad (Butler, 2017, 2020).
Pero las calles y las plazas no son la única salida que las personas tienen cuando quieren juntarse, pues es bien sabido que a través de las redes sociales se pueden establecer vínculos de solidaridad que son de una eficacia impresionante en la esfera virtual. Teniendo esto en cuenta y, ante la crisis global que estamos viviendo por cuenta del COVID-19, la Escuela ha mudado sus actividades de formación a las plataformas virtuales, en donde se ha logrado tener un amplio público que rebasa las(os) asistentes de la ciudad de Pereira y se logra generar conexiones y articulaciones con mujeres y procesos feministas de otras regiones de Colombia e incluso de América Latina.
Figura 5. Invitación a la sesión virtual 5 del año 2020.
Fuente: Foto de archivo de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata.
4. Reflexiones finales: Retos y desafíos de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata de cara a los movimientos feministas contemporáneos
El escenario político neo-conservador en América Latina y en el mundo produce unos retos y desafíos, para la acción política feminista en todos los órdenes: locales, nacionales e internacionales. La alianza entre partidos políticos conservadores, grupos religiosos y movimientos ciudadanos ponen en la escena política temas que, precisamente, aluden a las luchas políticas feministas. Este panorama no debe catalogarse como un revés, todo lo contrario, es una prueba de que las agendas feministas han impactado en el orden político contemporáneo y que están fracturando las articulaciones de dominación y de poder sobre las cuales han descansado los regímenes de género, raciales y coloniales imperantes. Esas fracturas, además, son la oportunidad para ampliar las fronteras de las discusiones sobre el feminismo, sobre el género, sobre la sexualidad, en últimas, sobre la posibilidad y el sostenimiento de la vida.
La pandemia del COVID-19, podría catalogarse como otro escenario que produce desafíos para el movimiento feminista. Las pandemias también generan un impacto sobre los movimientos sociales, un ejemplo próximo de ello fueron los movimientos homosexuales/LGBT en los años 80 y 90 con la pandemia del VIH/SIDA. Lidiar con la muerte y la enfermedad, con su implacable realidad y sus presencias en la mente y en el cuerpo, repercuten de manera directa en la proyección de corto y largo plazo de los movimientos sociales. Las prioridades de salud pública dispuestas por los Estados y, ahora, medidas como el aislamiento y el distanciamiento social, son factores que se suman como condicionantes del accionar del movimiento feminista. No obstante, esas circunstancias son escenarios que conllevan transformaciones de las órdenes de género y otras posibilidades de acción política, en los cuales las agendas feministas tendrán nuevas u otras implicaciones, una ejemplo de ello, es eltema del cuidado y la incursión masiva en temas de virtualidad con su repercusión en otros territorios y otros públicos, como lo ha podido comprobar la Escuela Feminista Guadalupe Zapata con sus sesiones virtuales en el año 2020.
No podemos dejar de lado los desencuentros que existen al interior de los movimientos feministas, temas que se convierten, por tanto, en desafíos para el propio movimiento. Actualmente, algunos de los temas que generan más tensiones son: el transfeminismo y las posiciones de algunos sectores en contra a la participación de mujeres trans en espacios y en las discusiones feministas, el trabajo sexual y la pornografía -posiciones abolicionistas y posiciones pro-sexo-, la universalización de categorías centrales del feminismo bajo la égida de los feminismos euro-norteamericanos y la crítica decolonial de mujeres feministas del sur global, y la incursión de los hombres dentro del movimiento. El desencuentro es, en sí, unos de los pilares de la política y de la transformación de los movimientos sociales, pero no debería generar necesariamente desarticulaciones que borren y amenacen su accionar político. Más allá de las razones políticas -y de las pasiones-que se enarbolan en dichas discusiones, debemos establecer -o tal vez recordar- unos principios sobre los cuales se ha fundamentado el feminismo: el reconocimiento, la no-violencia y la vida; esas premisas deben seguir siendo la fuente para la acción política hacia su exterior, como hacia su interior, orientadas desde la ética feministaque permita sumar y fortalecer el movimiento feminista.
Los feminismos de nuestros tiempos: los feminismos de Nuestramérica, de Colombia y de Pereira, tienen los anteriores desafíos sobre sus hombros. Retos que no son fáciles de afrontar, pero que son menos complejos cuando se afrontan en alianza. Los cuerpos aliados (Butler, 2017) de los feminismos tienen la trayectoria y la capacidad para seguir protagonizando la ola feminista de esta década. Esas alianzas deben unir fuerzas con otros movimientos: movimientos ambientales, antirracistas, anti-imperialistas, LGBTQ+, sobre todo con sus corrientes anticapitalistas (Arruzza, Bhattacharya y Fraser, 2019). Los enemigos no somos nosotras, nosotros o nosotres, los enemigos son otros y, son enemigos comunes. Esasalianzas precisamente, continuando con las autoras: “Pueden ampliar el círculo de solidaridad entre los oprimidos y agudizar su antagonismo hacia los opresores” (p. 146).
De este modo, en los desafíos que avizoramos seguiremos tomando las enseñanzas deRita Segato (2016), en nuestros modos de proceder y hacer política en clave feminista, tejiendo y retejiendo a partir del vínculo, de la proximidad, de la subjetividad; ante el proyecto histórico de las cosas que individualiza, desvincula y atomiza, nuestra apuesta es la del arraigo relacional, cercano y comunitario.
Finalmente, y retomando los planteamientos de Juliana Flórez (2015) sobre el giro decolonial en los movimientos sociales, consideramos que estamos ante la posibilidad de ir “más allá de las denuncias del pasado para explorar posibilidades que se están abriendo aquí y ahora... renunciar a la búsqueda implacable de “ese” movimiento que ofrezca soluciones simples, del tipo todo o nada, a problemas de gran envergadura” (p. 102). En ese sentido, y reconociendo la corta edad de la Escuela Feminista Guadalupe Zapata, creemos que hacer la conciencia de las implicaciones de configurar un colectivo de esta naturaleza en la ciudad de Pereira, pasa también por asumir la responsabilidad ética y política de contribuir en la consolidación del movimiento feminista en este territorio y en el momento histórico particular que nos ha tocado vivir.
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1 Psicóloga, Magíster en Psicología Comunitaria (Universidad de Chile). Doctora en Ciencias Sociales y Políticas (Universidad Iberoamericana de México). Docente Universidad Católica de Pereira. Equipo Coordinador Ruta Pacífica de las Mujeres –Eje Cafetero y Escuela Feminista Guadalupe Zapata.
2 Sociólogo, Magíster en Estudios de Género (El Colegio de México -COLMEX-). Estudiante de Doctorado en Antropología Social (Universidade Estadual de Campinas -UNICAMP-).
3 Antropólogo, Magíster en Estudios Latinoamericanos (Universidad NacionalAutónoma de México -UNAM). Estudiante de Doctorado en Antropología Social (Universidade Estadual de Campinas -UNICAMP).
4 Además de los autores, hacen parte de la Escuela: Érika Tobón, Angélica Hurtado, David Ávila, Laura Restrepo, Andrés Duarte, Isabel Arias, Valentina Osorio y María José Tobar.
5 La Ruta Pacífica de las Mujeres es un movimiento feminista, pacifista y antimilitarista de carácter nacional, surgido en el año 1996 con el propósito de visibilizar el impacto en la vida y el cuerpo de las mujeres e incidir en la salida política y negociada del conflicto social y armado en Colombia. Este movimiento, conformado por ocho regionales, con incidencia en 140 municipios de 18 departamentos, ha logrado realizar 18 movilizaciones con participación de más de diez mil mujeres y ha sido protagonista en la construcción de la Subcomisión de Género del proceso de negociación de La Habana. Para profundizar, se puede consultar la página web: www.rutapacifica.org.co
6 Tomado del Manifiesto Feminista construido el 01 de diciembre de 2018 en el marco del cierre de actividades del primer año de la Escuela.
7 García y Valdivieso (2005) proponen una clasificación útil para comprender la diversidad y amplitud de los movimientos. Por Movimiento de Mujeres, se reconoce un movimiento heterogéneo, con presencia desigual en la escena social, con demandas ambiguas y muchas veces contradictorias, no se reconocen como feministas. El Movimiento Feminista es la lucha consciente y organizada de mujeres contra el sistema patriarcal, clasista, sexista y racista. El Movimiento Autónomo de Mujeres conformado por grupos que promueven una agenda independiente de organizaciones gubernamentales, partidos, grupos religiosos y económicos (p. 42-43).
8 García y Valdivieso (2005) plantean que “en el Encuentro Latinoamericano desarrollado en Taxco, México, las mujeres participantes construyeron un documento crítico en el que dieron cuenta de los mitos del movimiento feminista que impedía su desarrollo: 1) A las feministas no les interesa el poder; 2) las feministas hacen política de otra manera; 3) todas las feministas son iguales; 4) existe una unidad natural sólo por ser mujeres; 5) el feminismo es una política de mujeres para mujeres; 6) el pequeño grupo es el movimiento; 7) los espacios de mujeres en sí son positivos para las mujeres; 8) por ser mujer y sentir, vale; 9) lo personal es automáticamente político; y 10) el consenso es democracia” (p. 46). Consideramos importante retomar estos mitos, no porque en sí mismos sean negativos, sino porque muchos de ellos persisten hasta nuestros días, pero también observamos que en la actualidad muchos de estos se han transformado. Solo por citar un ejemplo, las múltiples experiencias de actuación de los colectivos y organizaciones de mujeres para incidir en la política formal y participar en las contiendas electorales, claro está, con las dificultades y obstáculos que se les sigue presentando a las mujeres que incursionan en estas prácticas políticas formales.