repl@usco.edu.co
Sandra Julie Solano Nivia1. sandra.solano@uniminuto.edu.c
Nasli Giomara Farfán Pérez2. nasli87x@gmail.com
Aceptado: 25-Septiembre-2020
Resumen
Este capítulo se basa en uno de los resultados de investigación sobre prácticas sociales de paz en el movimiento social, el caso de la Confluencia de Mujeres para la Acción Pública, que tuvo como objetivo analizar las prácticas sociales de paz de este proceso nacional en Colombia. Los principales resultados encontrados son: que la confluencia de mujeres, asume su apuesta organizativa y de lucha desde los feminismos populares, a su vez convive y nace desde el corazón de los movimientos sociales caracterizados por producir prácticas de paz. A partir de la identificación de prácticas de paz, se habla de las paces que se construyen desde los feminismos populares, en tanto la propuesta organizativa asume los cuerpos como lugares políticos de lucha, donde la sororidad, los feminismos, la construcción de memoria, el diálogo de saberes, la mística, la acción pública y la organización, son alternativas que se configuran desde los feminismos populares en Colombia.
Palabras Claves: Paz, Feminismos Populares, Género, Movimiento Social.
Abstract
This chapter is based on one of the research results on social peace practices in the social movement, the case of the Confluence of Women for Public Action, which aimed to analyze the social peace practices of this national process in Colombia. The main results found are: that the confluence of women, assumes its organizational commitment and struggle from popular feminisms, in turn coexists and is born from the heart of social movements characterized by producing peace practices. From the identification of peace practices, we speak of the peace that is built from popular feminisms, while the organizational proposal assumes the bodies as political places of struggle, where sisterhood, feminisms, the construction of memory, the dialogue of knowledge, mysticism, public action and organization are alternatives that are configured from popular feminisms in Colombia.
Keywords: Peace, Popular Feminisms, Gender, Social Movement.
Cómo citar este artículo: Solano, S., y Farfán, N. (2020). Paces que se tejen desde los feminismos populares.
Puntos de partida
Es importante partir esta enredadera feminista, estableciendo el vínculo entrañable de los feminismos populares con las luchas construidas desde los movimientos sociales, donde confluyen procesos de carácter mixto, como también diversas propuestas feministas que logran juntarse y acuerparse a las movilizaciones sociales que se piensan la defensa y permanencia en los territorios. En esa medida, “son feminismos populares que buscan los modos de desorganizar la violencia del capitalismo colonial y patriarcal desde cuerpos entrenados para resistir, cuidar y abrazar y cuando es necesario para combatir” (Korol, 2016, p. 14).
De la misma manera es necesario dialogar con lo que plantea Pichardo (2014)donde hace referencia a la existencia de una genealogía feminista que caracteriza los feminismos latinamericanos, estos han propuesto unacontinuidad de las historias construidas por muchas, en diferentes momentos históricos, que constituyen un aporte a los feminismos populares, negros y latinoamericanos pues “han resistido alsesgo universalizante de la modernidad occidental y el modelo único de ser mujer” (p. 328).
Es así, que la propuesta que se construye desde los feminismos populares sostiene su lucha en desarticular los sistemas de dominación que, como lo plantea Rita Segato (2019) “se complementan y sostienen con el patriarcado como estructura y orden político arcaico, fundante de las desigualdades” (p. 37). Lo que se ha denominado trenza de dominación que abarca el patriarcado, el colonialismo y el capitalismo, ha hecho parte de la agenda política de resistencia de propuestas feministas descolonizadoras latinoamericanas, comunitarias y populares, que en palabras de Ochi Cruel Pichardo (2014) se han concretado en:
Una suerte de búsqueda liberadorade un discurso y de una práctica política que cuestiona y a la vez propone, que busca a la vez que encuentra, que analiza el contexto global-local a la vez que analiza las subjetividades producidas por raza, clase, sexo y sexualidad dadas en este contexto pero que se articulan a las dinámicas estructurales.(p. 327)
En Colombia, el movimiento de mujeres y feminista ha logrado poner en la discusión nacional de la paz, las situaciones diferenciadas en que el conflicto armado ha generado violencia en los cuerpos feminizados, de la misma manera, junto a las discusiones del movimiento social por la paz, ha construido de manera histórica propuestas alternas de país que se han configurado en agenda y praxis política. Dentro de esas paces que dialogan también han identificado el esquema Liberal de la paz en Colombia. En ese sentido encontramos que las nociones y apuestas diversas de la paz se han complejizado y han puesto los debates, que pasan por la transformación epistemológica y que convocan a reflexionar de manera crítica el sentido, los propósitos, marcos referenciales, sociales, políticos y económicos desde donde se habla y construye la paz.
En la actualidad no solo siguen vigentes las apuestas de paz negativa, positiva y cultural sino que también, han venido circulando discursos y prácticas frente a una pazliberal, aquella que se presenta como la salvación ante las situaciones del postconflicto, que se basa en la construcción de mecanismos estatales a través de la promoción de buena gobernabilidad, mercados libres, instituciones que cumplan las leyes, los Derechos Humanos y que se fundamentan, en la oferta de atributos como la seguridad y el desarrollo para toda la población. Una paz liberal que se fundamenta en las lógicas de la conservación de los diferentes sistemas de opresión: colonialismo, capitalismo y patriarcado, que se nutre de estos, pero también posibilita su perpetuación.
Por lo tanto, es necesario resaltar el aporte y voz que han tenido las organizaciones sociales y concretamente las mujeres en el debate y acción de la descolonización y feminización de la paz, tomando como referencia a Fontan (2013) que propone:
Descolonizar la paz como una apuesta epistémica, que implica una introspección de todos los aspectos de la industria de la paz, la trascendencia de la élite estructural hacia la formación y facilitación de procesos endógenos, sostenibles comunitarios de paz. Ello parte de lo invisible al primer plano e involucra el desmantelamiento de las narraciones “oficiales” que reivindican a la primera persona y a las experiencias subjetivas de todos aquellos involucrados como visible y relevante. (p. 30-31)
Por consiguiente, descolonizar la paz es ubicarla en un tiempo y contexto determinado, entender que su construcción es histórica –social y debe emerger de los saberes, experiencias y prácticas de las comunidades en sus territorios, que trascienda los discursos homogeneizadores y universales de la paz, para rescatar y reconocer cómo desde las localidades y comunidades, hace mucho tiempo se han venido tejiendo concepciones y apuestas de paz, que no han tenido resonancia, porque el mecanismo oficial de la paz liberal las ha ocultado, pero que se hace necesario hacerlas visibles como aportes significativos a la construcción de paz en Colombia.
En esa línea, los feminismos populares se han construido desde propuestas y acciones para producir cambios desde los espacios más micro, también desde la necesidad de organización de las mujeres, viviendo opresiones concretas que atraviesan la clase social y las relaciones históricas de exclusión, a partir de esas experiencias, han constituido aportes y reflexiones desde la teoría política que han cuestionado los feminismos liberales o aquellos que han sido hegemónicos. Rincón (2019) menciona acerca de la construcción subalterna de los feminismos populares en Colombia, allí plantea que:
Las mujeres colombianas en medio de una sociedad profundamente conservadora, excluyente y patriarcal, al ingresar al mundo público del trabajo formal y remunerado, inician un desarrollo particular frente a las condiciones de explotación por su condición de clase social y de dominación por su particularidad de género. Entonces, es esta la particularidad que nutre y potencia el concepto “popular”: la dimensión de género que otorga el agenciamiento de las mujeres en la lucha de clase, porque logra cuestionar no solo la condición de explotación derivada de un modo de producción y el ordenamiento económico, sino que profundiza el cuestionamiento a un sistema ideológico histórico anterior al capitalismo, denominado patriarcado. (p. 126)
En la dirección de dar cuenta de cómo se han venido acercando y constituyendo en Colombia algunas propuestas cercanas y acuerpadas en los feminismos populares nuestroamericanos, se tomará como una referencia de muchas que existen, al proceso nacional Confluencia de mujeres, que desde el año 2009 viene creciendo y constituyéndose como un espacio organizado, enmarcado y nombrado desde la propuesta de los feminismos populares que se hila desde las resistencias en losbarrios y veredas de este país y que se concretan en propuestas de paz desde los feminismos.
Camino metodológico
La investigación se realizó desde un enfoque cualitativo y se ubicó desde la perspectiva feminista. En este caso la investigación feminista cualitativa,problematiza las diversas situaciones de las mujeres, las instituciones, materiales y estructuras históricas de género que las enmarcan. Remite el estudio de esa problemática a marcos teóricos, de políticas o de acción a fin de lograr la justicia social para las mujeres, tal como ha sido mencionado por Norman & Yvonna (2012).
Para develar las prácticas sociales de paz, se trabajó desde la estrategia de análisis de la teoría fundamentada, García & Suárez (2016) donde se recurrió a la codificación de relatos autobiográficos de ocho mujeres con un recorrido de aproximadamente ocho años en el proceso de Confluencia de mujeres; un taller de línea de vida y el análisis de documentos como relatorías de coordinaciones nacionales e insumos escritos de las asambleas, los códigos axiales que evidencian las prácticas sociales y por tanto las paces que se construyen en este proceso son: el cuerpo como lugar político, el acuerpamiento de las mujeres desde la sororidad, los feminismos en movimiento, la construcción de memoria, la educación popular y diálogo de saberes, la mística, la acción pública y la organización.
Las paces que se tejen desde los feminismos populares
La propuesta organizativa de la Confluencia de Mujeres se define y alimenta desde los feminismos populares, estos se mantienen en construcción permanente por toda Latinoamérica y sostienen amplios diálogos con los feminismos comunitarios, negros y campesinos, agrupando expresiones nuestroamericanas.
Los feminismos nuestroamericanos o de Abya Yala, se plantean en una constante disputa de sentidos en torno a los modelos de civilización de la modernidad (Carosio, 2020). Desde la acción política han logrado construir un movimiento contrahegemónico que contiene una propuesta que va tomando fuerza territorial y que lucha por la liberación de los cuerpos y territorios.
Estas paces son recogidas desde expresiones urbano populares, comunitarias y campesinas que pertenecen y se tejen al proceso feminista Confluencia de Mujeres que desde el año 2009 ha realizado un recorrido de lucha en Colombia, desde diversas articulaciones con el movimiento social y popular.
A continuación, se presentarán algunas prácticas de paz descritas y analizadas en este proceso de investigación, partiendo de una propuesta organizativa que se asume desde los feminismos populares como lo es la Confluencia de Mujeres:
El cuerpo como lugar político
La politización del cuerpo en el proceso de la Confluencia, se enmarca en varios sentires que hacen referencia al reconocimiento de sí misma, al aceptarse y quererse tal como se es, a rechazar los modelos corporales de la modernidad y luchar contra esta imposición desde el cuerpo mismo. Al nombrarse bajo esta dimensión de lo político, las mujeres de la confluencia se nombran a sí mismas reconciliadas con su cuerpo:
Nombrar que no era mi culpa haberme quedado callada cuando fui tocada, y abusada por mi hermano, aprendí a no llorar más mis culpas, sino a llorar mislibertades. Llorar aquellas palabras que quizás sin intención no dejaron sentir libre mi cuerpa, “las niñas entre menos se exhiban más oportunidades tienen de tener admiradores”, “quítele ese bicicletero a la niña que se ve le ve todo”, “ella es calladita, así es mejor”, llorar la libertad de hoy, poderme reconciliar con mi cuerpa, de quererla, de no cohibirla, de dejarla que se sienta así misma y me comparta sus sentires. (Aurora, comunicación personal, 16 Marzo 2017, Neiva)
Este lugar–territorio –cuerpo, que se defiende y que al mismo tiempo acuerpa resistencias, ha sido una de las dimensiones aportadas desde los feminismos, que desde el sur plantean que:
Recuperar y defender el cuerpo, también implica de manera consciente provocar el desmontaje de los pactos masculinos con los que convivimos, implica cuestionar y provocar el desmontaje de nuestros cuerpos femeninos para su libertad. (...) recuperar el cuerpo para promover la vida en dignidad desde un lugar en concreto, a reconocer su resistencia histórica y su dimensionalidad de potencia transgresora, transformadora, y creadora. (Cabnal & Segovias, 2010, p. 23)
Darle politicidad al cuerpo ha sido una reflexión constante desde los feminismos, la cual ha permitido hacer visible incluso la guerra que hoy se vive concretamente contra los cuerpos feminizados y que se hace evidente en la sistematicidad de la muerte de mujeres (Segato, 2016). De la misma manera ese lugar político del cuerpo se ha reconocido como un territorio con historia, memoria y conocimientos, tanto ancestrales como propios (Grijalva, 2014).
De esta manera, se resalta cómo disputar el cuerpo desde los feminismos en un país como Colombia, atravesado por el conflicto social, político y armado, se convierte en una práctica de Paz que no solo es apuesta por la no violencia, sino que teje en su propuesta política la defensa del territorio mismo, pues como lo plantea Marchese (2019) “el cuerpo no solamente ocupa un espacio, el cuerpo es espacio” (p. 24). Un espacio –territorio políticamente construido (Butler, 2011), que a partir de las diversas experiencias de opresión, intenta decididamente rebelarse a la violencia sistemática del orden patriarcal y colonial.
Acuerpamiento de las Mujeres
Qué sería de las mujeres sin el aliento y el apoyo en situaciones de crisis que sontantas. No habríamos sobrevivido a los avatares de la vida sin otras mujeres conocidas y desconocidas, próximas o distantes en el tiempo y en la tierra. (Lagarde, sf, p. 23)
Los feminismos han disputado sentidos, reivindicando la posibilidad de juntanza de las mujeres, en esa posibilidad, no solo se juntan desde amistades,también se cruzan energías, espiritualidades, recetas, dolores y luchas acuerpadas. Al respecto los feminismos comunitarios plantean: “El acuerpamiento genera energías afectivas y espirituales y rompe las fronteras y el tiempo impuesto. Nos provee cercanía, indignación colectiva pero también revitalización y nuevas fuerzas, para recuperar laalegría sin perder la indignación”. (Cabnal, 2015, p. 7).Desde este vínculo entre las mujeres, que históricamente había sido negado, se trenzan cuidados, sororidades populares, permitiendo organización contra el miedo estratégico del patriarcado:
Hacer parte de esta lucha la vida me ha dado muchas amigas muy lindas que hacen de mi camino más colorido, más digno, más agradable, me hacen sentir que no estoy sola, que todos mis sentimientos son valederos y que no soy la única que los siente y lo mejorde todo, me ayudan a eliminar ese miedo estratégico del patriarcado, hacen que me le enfrente a él con mis piernas bien paradas y mi corazón lleno de buenas energías. (Ana, comunicación personal, 23 marzo 2017, Neiva)
La sororidad es traducida en cuerpamiento feminista, hace posible la organización entre las mujeres: “Las mujeres de la Confluencia construimos sororidad comprendiendo que esta se da con el hecho de juntarnos, organizarnos y construir propuesta de país junto al movimiento social y popular” (Ana, comunicación personal, 23 marzo 2017, Neiva). De la misma manera, la sororidad para los feminismos pupulares, es traducida en acuerpamiento latinoaméricano que ha permitido no solo conectar con las otras, sino que ha hecho posible la organización feminista, sin caer en un concepto idílico, los feminismos populares están acuerpando las diversas luchas tanto al interior de los movimientos sociales, como hacia afuera, encontrarse con otras ha construido organización.
Feminismos en movimiento
“Los feminismos populares van amasándose así a fuego lento, por manos de mujeres trabajadoras. Manos que hacen cunas y acunan, siembran, cocinan, martillan, cultivan, escriben, acarician, pintan, bordan, limpian, curan, sostienen, empujan, juegan” (korol, 2016, p. 146 –147)
Los feminismos populares hacen parte de la propuesta de paz de la Confluencia de Mujeres, en el entendido en que logran desarticular y poner en cuestión la estructura política patriarcal, capitalista y colonial, es por esto, que asumirse desde el feminismo ha permitido a las mujeres realizar cuestionamientos frente a la heteronormatividad y a las maneras impuestas de ser mujer:
En el reconocimiento de mi orientación sexual, en ese momento de mi vida, llegó confluencia y las brujas. Con ellas me empecé acercar al feminismo y desde allí surgieron cuestionamientos, debates y muchos cambios, empecé a sentirme cómoda conmigo misma, a cuestionar ese ser mujer que nos hanimpuesto, a dimensionar un poco más nuestras luchas particulares como mujeres y comprender como esas luchas también se articulaban a otras apuestas populares y sociales.(Camila, comunicación personal, 23 febrero 2017, Neiva)
Es importante mencionar comolo plantea Claudia Korol (2016):
Los cuerpos disidentes han cambiado los modos de estar en el mundo y en ese sentido, las feministas lesbianas han problematizado a los feminismos, proponiendo debates sobre temas tan centrales para la vida cotidiana como son el amor, la libertad, el deseo, la maternidad. Algunas colectivas lesbianas se desidentifican de la identidad de mujeres, por caracterizarlas como parte del binomio heteronormativo hegemónico. También forman parte de estos procesos de crítica, que enriquecen las perspectivas del feminismo popular, activistas travestis, bisexuales, trans, intersex, que nos ayudan a repensar las conceptualizaciones de los feminismos que reproducen las lógicas binarias de la heteronormatividad. (p. 147)
Es así como en losfeminismos como apuesta y práctica ético política, las mujeres han descubierto herramientas de análisis de cómo opera el patriarcado en su vida cotidiana, por otro lado, ha sido la posibilidad de hermanar, construir espacios de organización, del maternar juntas y acuerparse la una a la otra. “El feminismo y la amistad con las brujas me han permitido comprender que la lucha y revoluciones empiecen en nuestros cuerpos, en nuestras vidas cotidianas”. (Camila, comunicación personal, 23 febrero 2017, Neiva)
En la confluencia de mujeres los feminismos han significado un camino transitado, debatido y reconstruido a partir de espacios diversos que conjugan reflexiones colectivas en el barrio, la academia, las organizaciones sociales y los escenarios más cotidianos de acción política, que han movilizado cuerpos, palabras y sentires, permitiendo identificar la propuesta de los feminismos como un aporte a la construcción de paz desde las mujeres.
A su vez, la propuesta feminista como práctica de paz ha recorrido un camino largo dentro de este proceso organizativo, pues asumir su propuesta como feministas, no se ha dado de manera uniforme en toda la organización, han sido pasos, asambleas, coordinaciones nacionales, debates regionales, que han requerido de largas jornadas no solo para asumirse feministas, sino para construir y compartir con otros espacios geográficos, el ser feministas populares que confluyen en una apuesta por la despatriarcalización, pero también por la liberación de los territorios, contra modelos económicos extractivos y coloniales.
Hicimos muchas charlas, muchas tertulias, muchos encuentros barriales del sancocho, del encuentro con la gente, la dinámica popular del corazón de la paz, y ahí yo creo que se conjugaron como uno de los posicionamientos también más grandes de la confluencia que fue la definición de un feminismo popular(Celeste, comunicación personal, 20 mayo 2017, Suiza).
Tejiendo mística feminista
El elemento místico ha sido algo característico de las expresiones populares que descolonizan las espiritualidades y convierten sus espacios organizativos en escenarios para el diálogo, permitiendo alentar, esperanzar y fortalecer el ánimo revolucionario. Se ha visto, acompañado y sentido con las comunidades indígenas y campesinas, de la misma manera este ejercicio de la mística como alimentadora de la lucha, se ha trasladado a procesos organizativos de las mujeres, donde es fundamental abrir sus espacios alimentados por la palabra que alienta, por el alimento, el color y el fuego como protector y sanador de los diferentes encuentros, es así que el realizar la mística es también intercambiar cuidados.
La mística alimenta el espíritu revolucionario de las mujeres, así lo plantea la Confluencia de Mujeres en uno de sus documentos, “La mística nunca la podemos olvidar, ya que hace parte de lo que es la confluencia” (Relatoría Coordinación Nacional, 2016, p. 11). Esta mística entre mujeres es una manera de alimentar las sororidades, a la vez una práctica de paz en la medida en que rompe las maneras de hacer política, construyendo nuevos espacios de diálogo entremujeres.
Construir mística no solo se materializa en elementos físicos y simbólicos, para este proceso también atraviesa las formas de relacionamiento entre compañeras, es por esto que la mística se convierte es una práctica política cotidiana, que entraña luchas, que es necesaria para el alimento espiritual y político de su propuesta, y que se hace, se planea y se proyecta para todos los escenarios donde se hace presencia.
Escuela Popular feminista: hacia un Diálogo de Saberes
Dentro de las discusiones importantes, es necesario mencionar que la mirada de la paz desde la Confluencia Mujeres, reconoce la diversidad de apuestas e intenta no caer en posiciones esencialistas respecto a La Paz, resalta las diferentes posiciones desde la reivindicación como mujeres populares.
Si bien nos reivindicamos como mujeres populares, mujeres populares abarca un abanico de identidades desde el movimiento indígena, desde el movimiento campesino, desde el movimiento urbano, desde el feminismo académico, que debíamos respetar y como segundo aspecto también creo esta cuestión de la dinámica organizativa del trabajo interno de la Confluencia generó unas miradas diferentes de la paz, unas miradas diferentes de la paz desde nuestras realidades de mujeres, que no necesariamente caían en el esencialismo, porque partíamos del hecho de que no íbamos a imponer por más estudios que tuviéramos o por más experiencia en lo organizativo, sino precisamente en entender que la paz si bien exigía unas transformaciones sociales en el marco de la justicia social, pues esas transformaciones no eran uniformes. (Celeste, comunicación personal, 20 mayo 2017, Suiza).
Otro elemento importante que se logra encontrar dentro de los relatos realizados por integrantes de la Confluencia de Mujeres, es que los espacios de formación y de aprendizajes son constantes dentro de la dinámica de vida de las integrantes de este proceso:
Yo sentí que el espacio de la Confluencia era un espacio continuo de formación y era de entender como en una dinámica personal, como en lo que se llama la dinámica privada pues estos aspectos están reflejados y afectan directamente la vida y los proyectos de vida. (Celeste, comunicación personal, 20 mayo 2017, Suiza).
Desde el año 2009, este proceso ha construido espacios pedagógicos que han venido evolucionando y ampliando las discusiones, para sus integrantes es fundamental tener momentos dentro de su agenda de encuentro, que impliquen compartir de saberes, generar lecturas conjuntas de lo que pasa en los territorios y permitir voces de otros procesos que comparten su historia de lucha.
Este diálogo directo entre mujeres se caracteriza como una práctica de paz, en la medida en que da posibilidad de juntanza, pero al mismo tiempo intenta poner en diálogo las voces territoriales de mujeres diversas en territorio, identidad, sexualidad y edad. De la misma manera contar con espacios de escuela permite cualificar su propuesta política y avanzar en la proyección de su acción, esta acción que se asume, feminista popular.
Movilización desde la Acción Pública
El elemento de la acción pública para la Confluencia de Mujeres y para gran parte de las organizaciones feministas, representa un sentido directo de la paz, pues tiene que ver con la esencia de las resistencias que se movilizan en la calle y en la plaza. Esta acción es pública y permite no solo la visibilidad social, sino que se convierte en un espacio de confrontación directa con el Estado y la sociedad patriarcal.
La acción pública atraviesa lo que somos y hacemos, da esencia a nuestras resistencias, posibilita salir a las calles a luchar, bailar, gritar y derrumbar al sistema para que se salga de nuestras vidas, para que no habite en nosotras. (Confluencia de Mujeres para la Acción Pública, comunicación personal, 2016).
De la misma manera se constituye como un método y repertorio de acción legítimo de las mujeres y las organizaciones sociales, en la constante tarea de decirle al Estado patriarcal, capitalista y colonial, que en la calle hay cuerpos diversos y propuestas alternas que se niegan a vivir en sus fronteras y límites.
La acción política del movimiento feminista ha nutrido la opinión pública en las sociedades, ha comunicado una indignación que crece enlas calles, allí se denuncia, se grita, se libera y se lucha. Cada vez que una mujer es asesinada, violentada o desaparecida, las organizaciones de mujeres y feministas han estado presentes en las calles, esta acción directa no solo ha disputado la memoria, ha construido más indignación, ha incidido y exigido mejores condiciones de vida. Es en ese entendido, en que la acción pública, hace parte de la propuesta de paz de la Confluencia de Mujeres, pues allí se hace denuncia desde los cuerpos, símbolos, palabras y propuestas que se construyen en la calle y en la plaza.
Memorias desde las Mujeres
La memoria ha sido un elemento de resistencia frente a las desapariciones forzadas, los asesinatos de lideresas y líderes sociales, han operado y constituido maneras de protesta contra la guerra y los Estados, de la misma manera se ha convertido en un ejercicio político en el que las y los ausentes están presentes en el ejercicio cotidiano, como alimento e impulso para continuar hilando las luchas y como maneras posibles de dar continuidad a las resistencias. Dicho en palabras de Diana Gómez Correal (2019) “Las ausencias marcan la composición de la memoria, y la hacen no solo extremadamente profunda, sino también inconsciente, corpórea, sensorial, emocional, al tiempo que verdaderamente política”. (El Espectador, columna de opinión, 24 de marzo 2019)
Para la CM3 el ejercicio de construir memorias, ha representado un elemento fundamental en hacer visible las desaparecidas y las miles de "brujas" asesinadas, de la misma manera hace parte de la reconstrucción de pensamiento feminista, hacer memoria de las mujeres revolucionarias que han antecedido y que son un referente para los feminismos.
Rescatar y recrear la memoria histórica de las mujeres luchadoras y revolucionarias en todo el territorio nacional, en tanto logre también construir pensamiento nacional y latinoamericano en la acción y la voz de las mujeres, recuperando la historia, los saberes y las luchas de las mujeres del movimiento social y popular. (Relatoría Asamblea Nacional, 2015)
Construir memoria feminista popular, es construir paz, para los espacios organizativos populares, las y los que no están, sus historias y saberes, están presentes en su acción política cotidiana, en estos espacios el hacer memoria es un ritual que anima y encamina las luchas, al mismo tiempo disputa sentidos y racionalidades.
Organización
La organización feminista en Colombia ha caminado en un amplio fortalecimiento, en la medida en que se han ampliado los debates y reflexionesque han puesto en cuestión la estructura patriarcal y sus maneras de operar en los cuerpos. Sin embargo, es necesario analizar que a pesar de la amplitud y múltiples formas organizativas, las olas o fuerzas conservadoras han venido ganando escenarios de poder y en ese sentido hoy se vive una disputa frente a matrices regresionistas de los derechos de las mujeres y cuerpos sexualmente diversos.
En esta disputa como lo plantea Claudia Korol (2016), “hay un aquelarre subterráneo, un movimiento de conciencia histórica que crece, se «encuerpa» desde la memoria, y cambia –nos cambia– la vida cotidiana” (p.142). Estas expresiones feministas han crecido en discusión y lo han realizado a partir de formas organizativas que hoy cuestionan las mismas estructuras patriarcales presentes también en los espacios organizativos de izquierda.
La posibilidad de organizarse, se encuentra presente como una manera de construir paz, en la medida en que significa un espacio para resistir y construir agenda frente a las violencias contra las mujeres, que de la misma manera es un lugar de lucha contra las otras formas de opresión.
Resistir a las violencias hacia las mujeres implica resistir al sistema patriarcal, capitalista y a todo su aparato legislativo y económico. Sabemos que sin cambios sustanciales en la cultura y estructura no es posible erradicar los tipos de violencias hacia las mujeres, como también sabemos que es a través de la organización popular y en la calle donde daremos nuestras. (Relatoría asamblea nacional, 2015)
La organización feminista como apuesta de paz, hace posible construir visiones y propuestas alternativas desde los espacios organizativos de las mujeres, estar vinculadas y a la vez proponer agendas y discusiones que permitan transformar espacios hacia adentro y hacia afuera. La paz en sí misma implica organizar construir juntanzas, esperanzas y rebeldías acuerpadas.
Discusiones posibles
Identificar, mencionar y hacer visible las paces que se construyen desde las propuestas organizativas que se tejen desde los feminismos populares, se convierte en una posibilidad de nombrar y poner en diálogo a la paz misma, que por años ha sido visible desde la oficialidad del Estado, pero también desde la herencia patriarcal de sectores de los movimientos sociales. Es por esto que conocer estas paces desde los feminismos, representa una apertura y materialización de la noción de que la paz será feminista o no será.
Por otro lado, es necesario seguir ampliando las discusiones frente a cómo se continúan construyendo propuestas feministas desde lo popular, que mantengan la constante discusión patriarcal como estructura que sostiene el capitalismo y el colonialismo. Frente a este debate, en nuestro país se tiene el gran reto de descolonizar los feminismos que consumimos y caminar hacia una enredadera que nos permita reconocer la diversidad de apuestas organizativas, que hoy se piensan un camino distinto para la lucha feminista.
De la misma manera, es necesario continuar fortaleciendo las organizaciones feministas que hancrecido y actuado desde los movimientos sociales, emprendiendo la difícil tarea de dar eldebate sobre la despatriarcalización de la izquierda, y que continúan resistiendo a las violencias que se dan en todos los lugares políticos cotidianos, siendo invisibles desde la naturalización de muchas prácticas violentas.
Por último, es importante mencionar que todas las prácticas de paz descritas desde la Confluencia de Mujeres, se entrelazan con muchos otros procesos organizativos que disputan el sentido y la acción de la paz en Colombia. En ese sentido, estas prácticas se juntan en una acción colectiva feminista popular por la paz que crece en una oportunidad para transitar y reconstruir formas epistémicas, organizativas y subjetivas que posibilitan otras maneras de narrar y considerar las transformaciones necesarias por la liberación de cuerpos y territorios.
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1 Docente investigadora del programa de Licenciatura en Educación infantil de la Corporación Universitaria Minuto de Dios –UNIMINUTO. Licenciada en Lengua castellana de la USCO, Mágister en Educación y Cultura de Paz.
2 Docente de la institución educativaSan Miguel de La Plata Huila. Licenciada en Lengua castellana de la USCO, Mágister en Educación y Cultura de Paz.
3 Confluencia de mujeres para la acción pública, se denominará en adelante CM.