Once poetas argentinos
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Cada vez que surge una antología se piensa en un mapa que sea capaz de registrar el territorio en su totalidad o, quizás, se intenta trazar una coreografía concebida por una escritura en movimiento que acompañe los pasos de la danza. Desafío imposible de alcanzar y que de manera casi inevitable termina deslizándose hacia una obra inconclusa. Por otra parte, en cada oportunidad que se da de leer poesía, que se efectúa una entrega de ella, se trata sobre todo de brindar un don, el don implícito de todas las expresiones artísticas (de allí el agradecimiento). Sabemos que, como marca indeleble, en una antología es más lo que queda por fuera de ella que lo que se incluye. Por tal razón este prólogo intentará revertir algo de esta situación, un ápice, a esta condición inevitable. Y el antólogo (la antóloga) -que bien podría ser un personaje de Kafka, como el cartógrafo que realiza el mapa del imperiodescarrilla en una tarea imposible. En medio de este reconocimiento de los límites, trataremos de avanzar.