EDUCACIÓN, SOCIEDAD Y DEMOCRACIA,
RETOS DEL SIGLO XXI

La Educación, entre Hegemonías, subordinación e intentos de autonomía.

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Aldemar Macías Tamayo1 Sociólogo, Profesor del Departamento de Psicopedagogía de la Universidad Surcolombiana.

Para cumplir con la obligación educadora no será suficiente ofrecer aulas, maestros y materiales pedagógicos, ni tampoco será suficiente mostrar indicadores cuantitativos sobre el número de alumnos formales titulados en uno o en otro grado, pues esto de por sí, aunque haya ido en aumento, paradójicamente no ha producido colombianos más justos, más honestos, o más pacíficos, o más satisfechos. Solo podemos decir verdaderamente que hemos cumplido con nuestra tarea educadora, cuando mostremos con indicadores reates que hemos educado a los colombianos y colombianas para vivir en paz, para trabajar creativamente, para respetar su dignidad personal, para convivir armónicamente con su entorno, para recrearse sanamente, para respetar su historia y proyectarse sobre ella dinámicamente hacia el futuro2 Presidencia de la República de Colombia, Consejería presidencial.... La anterior reflexión de la Misión de los sabios, nos muestra que alrededor de un proyecto educativo está en juego igualmente un proyecto de sociedad. Este planteamiento lo entendieron muy bien el movimiento de la Ilustración y la Revolución Francesa para los cuales solo era posible construir una sociedad democrática soportada en la fraternidad, la justicia y la libertad a través de ciudadanos educados e ilustrados. En la medida que el ciudadano adquiriera condiciones favorables en su proceso de formación, iba a poder desarrollar todo su potencial como miembro de una comunidad y a contribuir a fortalecer una sociedad respetuosa de la vida y sobre bases que permitan el desarrollo de sus integrantes.

Desde ese momento, la educación se convirtió en un sistema fundamental a partir del cual se estructuraba un proyecto de sociedad y un modelo de organización social. De ahí el interés estratégico de muchos sectores por imponer hegemonías y obtener el dominio de la rama educativa a través del Estado, para convertirlo en un mecanismo de control sociopolítico. En nuestro país a modo de ejemplo, basta rememorar la disputa que en el siglo XIX tuvieron los liberales radicales y el movimiento de la Regeneración sobre la forma como concebían la educación.

Mientras los liberales radicales planteaban la separación del Estado con la Iglesia y que la educación no tuviera la intromisión de grupos religiosos, el movimiento de la Regeneración le dio a la iglesia el poder para dirigir la educación. La llegada de los hermanos cristianos merece destacarse como una muestra de las pugnas ideológicas por el control de la educación. El gobierno de la Regeneración pensó en los hermanos cristianos yen los padres salesianos para que reemplazaran a profesores alemanes, quienes habían sido contratados por el gobierno radical para orientar las escuelas normales que había fundado en 1870. Igualmente hay que recordar la expulsión de los jesuitas en diferentes épocas.

Sin ir muy lejos no es sino mirar la disputa que se dio en el departamento del Huila, liderada por monseñor Estaban Rojas, quien desarrolló toda una cruzada contra el partido liberal, el cual abogó por una educación laica y a cargo del Estado, “Ser el restaurador y el mecenas de la educación le permitieron a Rojas consolidar en el Huila una escuela orientada estrictamente por los dogmas de la iglesia católica y vigilada con celo por él y por su clero”3 RAMÍREZ BAHAMON, Jaro. La Escuela Huilense en el siglo XX..., puntualizó Jairo Ramírez.

A fines del siglo XIX, los ideólogos católicos definen la escuela bajo el control de las iglesias, de la siguiente manera:

Y, ante todo, ¿qué es la escuela?, un jardín de la iglesia y del Estado, donde los niños se educan para ser trasplantados cual tiernos árboles, en diversos terrenos, para producir frutos de su tiempo; un puerto seguro para preservar la inocencia de los niños y un lugar de refugio para los que ya andan por las vías de la perdición; una academia santa donde los educandos aprenden la ciencia de la salvación y la práctica de las cristianas virtudes4 GONZALEZ, Fernán. Partidos políticos y poder eclesiástico....

Esta disputa por tener el control de la educación mediante el poder de grupos hegemónicos, ha llevado a señalar que gran parte de nuestra intolerancia y de los odios que hemos tenido los colombianos, ha sido producto de estas luchas intestinas, que en nada contribuían a generar una educación para la convivencia y el respeto de seres distintos.

De otro lado, ha sido cuestionado el modelo escolástico que prevalecía en la educación, soportado en la aceptación de verdades absolutas, la recitación, la adhesión a los dogmas, la cancelación de la duda como método de saber; todo lo cual pudo generar, en la psiquis de nuestro país sentimientos de rechazo a otras perspectivas del pensamiento y de negación al pluralismo ideológico. El ejemplo del catecismo del padre Astete que desarrolla fórmulas memorísticas y dogmáticas, nos traslada igualmente algunos textos del materialismo histórico, usados como manuales de recitación, por parte de sectores de la izquierda.

Esa dificultad, producto de la intolerancia y los dogmatismos, nos trae a colación el cuento de que, si se reúne un japonés y un colombiano y se someten a una prueba, el colombiano gana; si se reúnen dos japoneses y dos colombianos, e| resultado es un empate; pero si ya son grupos superiores a cuatro, la prueba es ganada por los japoneses. Este ejemplo nos refleja las dificultades que tenemos los colombianos para construir propósitos colectivos, el auge del individualismo y el desprecio por el otro. Es decir, el sentimiento de solidaridad y de esfuerzo colectivo es débil, frente a una sintonía de grupo y de equipo que tienen los japoneses.

Estas pugnas basadas en la intolerancia han generado las guerras más antiguas en la historia de este país, a través de violencias bipartidistas o genocidios políticos, como ocurrió con un movimiento de izquierda a finales del siglo XX. Ahora, para mitigar esas disputas e intolerancias políticas que generamos a mediados del siglo XX, inventamos un experimento para que tratara de cicatrizar ese drama y lo que terminamos fue profundizando un modelo de sociedad basado en el clientelismo, donde el Estado quedó convertido en un botín para el reparto, no pensando en los intereses generales y colectivos de |a sociedad, sino respondiendo a lógicas privadas para favorecer los apetitos voraces de los políticos y de sectores gremiales. Creamos un Estado clientelista y patrimonialista.

Todas estas pugnas por la hegemonía han generado la más profunda crisis en la historia de Colombia, que se expresa en términos sociales, económicos, políticos y, por sobre todo, éticos, lo cual se evidencia en “más de la mitad de la población viviendo en condiciones de pobreza, una alta concentración de la riqueza, prestación de servicios de manera desigual, cobertura en seguridad social deficiente y el incremento de prácticas de corrupción y progresivo aumento de la denominada cultura mafiosa que no es más que la perdida por el sentido de lo público y la valoración de los intereses colectivos”5 GARAY, Luis Jorge y RODRÍGUEZ, Adriana Colombia Diálogo Pendiente..., como lo anota Garay. La anterior radiografía nos expresa que el problema de la educación no es solamente de cobertura o de calidad, sino que está estrechamente relacionada con el modelo de sociedad que queremos construir. Por eso educación, sociedad y democracia están tan profundamente relacionadas. De ahí el reto por enfrentar el drama de la exclusión social, la intolerancia, la corrupción y el progresivo aumento de la denominada cultura mafiosa, que ha impuesto el logro de los fines sin importar los medios, nos muestra la perdida de norte que hemos tenido como sociedad.

Si la educación tiene el reto de construir sujetos autónomos y democráticos y de promover una civilidad moderna bajo principios de solidaridad, el respeto y reconocimiento a las diferencias y de formación de ciudadanos y ciudadanas protagonistas del desarrollo de la sociedad en condiciones de equidad y de justicia, debemos transformar estas dicotomías perversas que lo único que nos han transmitido a los miembros de esta sociedad, son exclusión, intolerancia y desprecio por el otro.

Por lo tanto, pensar un proyecto educativo que transforme esta profunda crisis, nos lleva a plantearnos una propuesta de sociedad soportada en la solidaridad, el respeto por la dignidad y los recursos públicos, que valore la diversidad y el pluralismo, que desarrolle la autonomía de los seres humanos. Entendiendo la educación como un proceso social por medio del cual la sociedad asimila a sus nuevos miembros, a su cultura según sus propias reglas, valores, ideales, saberes y proyectos compartidos por la mayoría de sus integrantes. Como la educación va más allá de la escuela o el sistema formal corresponde a toda la sociedad, a través de sus diversos actores, generar una movilización que permita una apuesta pedagógica por la construcción de ese nuevo país que plasmó la nueva constitución.

Esta situación de crisis compromete a la sociedad en su conjunto, pues si bien es cierto la educación es un sistema estructural donde los demás sistemas como el económico y el político están en permanente interrelación, no podemos acusar solamente a la educación como la causal de todos los males, porque estamos en un círculo vicioso, en el sentido de que una democracia dogmática y restringida como la que hemos tenido, reproduce igualmente por la vía de la educación, ciudadanos limitados y dogmáticos. Como en la ley de la física, el efecto se convierte en causa.

La única manera de romper ese círculo vicioso consiste en curarlo con un círculo virtuoso en el cual se conciba una educación en la democracia y una democracia en la educación, que es el reto que planteó la constitución del 91, en la que se supere un modelo educativo tradicional, que ha construido una comunidad de ciudadanos heterónomos, los cuales son presa fácil del autoritarismo, la imposición, la opresión y de la violación de los derechos humanos. Tal como lo expresa el profesor Guillermo Hoyos.

La pregunta es si una educación autoritaria, como la que se imparte en muchas regiones del país y en sectores de la sociedad colombiana, puede formar ciudadanos comprometidos con los derechos humanos...la educación para la democracia, en la escuela y en la sociedad civil, debería estar conformada por este espíritu ético de reconocimiento del otro, de pluralismo razonable, de compromiso con los derechos humanos y de búsqueda de la convivencia ciudadana y de la paz. Una educación así entendida es la mejor escuela para la democracia participativa, en la cual han de poderse ir haciendo realidad los derechos fundamentales6 HOYOS, Guillermo. Derechos Humanos, Ética y Moral, Corporación S.O.S....

La Constitución Política de 1991, sin lugar a dudas se ha convertido en el pacto más importante que se ha hecho en este país dentro del propósito de cons¬truir una sociedad más contemporánea, en el sentido de que esta nación no es solamente católica, ni blanca y bipartidista, sino que se sustenta sobre los valores de la diversidad, el pluralismo y el concepto de la dignidad humana. Plantear que no solamente somos un Estado de Derecho, sino un Estado Social y Democrático de Derecho, pone de presente que la dignidad humana está por encima de cualquier tipo de control y dominación. Los derechos fundamentales que se volvieron tutelables y el capítulo de los derechos sociales, económicos y culturales nos ampliaron una mirada moderna del Estado y la sociedad, que pedía a gritos reformas para darle salida a ese otro país que se venía moviendo y una reestructuración a fondo para el reconocimiento de múltiples actores que también tenían derecho a existir.

Dentro de ese espíritu por consolidar una sociedad moderna y democrática, se retoma nuevamente una mirada alternativa al modelo educativo que ha imperado y le abre paso a una nueva propuesta educativa que reconozca que educar a un ciudadano no es controlar o subordinar a un individuo ni adaptarlo a ningún régimen social, sino liberarlo y generar su propia autonomía, rescatar sus posibilidades como ser humano, que le permita abrir caminos y sentidos desde la interioridad particular de cada individuo. Es decir, la razón de ser del Estado y la sociedad es hacer posible la dignidad humana, por lo tanto, la construcción de ese nuevo país, tiene como sustento el desarrollo de un proyecto educativo y pedagógico, una nueva Paideia al estilo griego, tan reconocida como el espacio público para la expresión de la palabra, la interlocución, la deliberación, el intercambio de argumentos, donde se superen los dogmas, la recitación y la exclusión. Se trata de transformar una mirada y unas prácticas que se agotaron hace mucho rato y que nos están generando una de las más profundas crisis que hayamos tenido en la historia de este país.

Recuperar experiencias y aprendizajes que se dieron en la Educación Popular y de innovaciones pedagógicas en el sistema formal con enfoques pedagógicos alternativos desde los años setenta y ochenta en el país, se convierte en un imperativo ético por la apuesta de ese nuevo país. No podemos seguir corriendo el riesgo de enseñar educación ciudadana para la democracia con un espíritu antidemocrático. Son muchos los procesos y experiencias que se vienen abriendo campo y que, a partir de la Constitución de 1991, se han reactivado en múltiples iniciativas con diversidad de actores, dentro de una perspectiva que incluye la profundización de la democracia, los derechos humanos, el pluralismo, la equidad, la solidaridad y la diversidad7 Para conocer las múltiples experiencias ver el trabajo de MEJIA, Marco Raúl y RESTREPO, Gabriel....

Algunas apuestas educativas y pedagógicas a nivel regional y local.

A continuación, me permito señalar algunas experiencias significativas que desde los años ochenta se vienen dando en nuestra región, en la que he tenido la oportunidad de participar como investigador en procesos de sistematización o como educador en otros. La experiencia de alfabetización desarrollada en los años ochenta en algunos barrios populares de Neiva, apoyada por la Universidad Surcolombiana, permitió articular iniciativas de participación en procesos organizativos a través de los cuales la comunidad gestionó proyectos de autogestión y reivindicó derechos fundamentales ligados con temas de servicios públicos, proyectos de generación de ingresos y de nutrición8 DUSSAN, Miller, MAGAS TAMA YO, Aldemar, PAEZ, Betty y USECHE, Cesar. El empoderamiento de....

Igualmente, la experiencia con comunidades campesinas de la región del Pato, en procesos de alfabetización, en la que la universidad se convirtió en un actor que articuló iniciativas organizativas y expresión ciudadana.

Por la misma época es significativo rescatar el proceso de innovación pedagógica que lideró la comunidad claretiana en el sector del suroriente de Neiva, liderada a través de la escuela:

Desde la escuela y evocando la religiosidad popular se da una integración con la comunidad en la reivindicación de los servicios públicos, la creación de un comité cívico, intentos de asociación con otros sectores y encuentros con movimientos cívicos de la época, en medio de tensiones tanto al interior de las comunidades por el predominio de prácticas tradicionales de liderazgo e igualmente por agentes externos que no veían con buenos ojos estos intentos de búsqueda de autonomía9 MACIAS TAMAYO, Aldemar, Movimiento Comunitario en Neiva....

En los años noventa, es de resaltar la experiencia de la Escuela para la Democracia y el Desarrollo Local, que nace en una coyuntura en la que se reactivan los procesos de elección de las juntas administradoras locales, dentro de un propósito de fortalecer en Neiva procesos organizativos en las comunas y corregimientos, territorios básicos para construir mejores niveles de interlocución con el Estado y comunidades más empoderadas en sus derechos:

Transformar procesos de exclusión y fragmentación de nuestras ciudades, abriendo espacios democráticos para pensar la ciudad con la participación de todos los actores sociales, era el desafío planteado por la Escuela para la Democracia, como propuesta de educación política. Se trataba de crear condiciones para la movilización de un proyecto colectivo, de un imaginario posible, fundamentado en una ciudad democrática y equitativa10 MACIAS TAMAYO, Aldemar. La Escuela para la Democracia y el Desarrollo Local....

Estos procesos de educación ciudadana para la Democracia, que se venían dando en Neiva a través de colectivos integrados por docentes, profesionales de las ciencias humanas, líderes sociales, ONG,11 Dentro de las instituciones que han hecho parte de estos procesos merece destacar... siempre estuvieron insertos en permanentes debates con miras a redefinir nuevas estrategias pedagógicas que permitieran ampliar nuevas apuestas de educación ciudadana. Reflexiones que giraron en torno a los cambios en la sociedad moderna, las revoluciones tecnológicas a través de los medios de comunicación, el mundo de las imágenes, la crisis de referentes y paradigmas, los procesos de globalización y un mundo cada vez más urbanizado, la crisis de la vieja escuela que no se adapta a la nueva época; asuntos que invitaban a complejizar los procesos educativos y a pensar la ciudad como espacio pedagógico, teniendo en cuenta el movimiento mundial de Ciudades Educadoras y la experiencia de Cultura Ciudadana de Antanas Mockus en Bogotá.

De esta manera tomaron fuerza dos estrategias. La una desde el campo de la socialización y de construcción de convivencia:

Se recupera la Ciudad como un amplio espacio de socialización donde todos sus actores interactúan en un proceso permanente de educación y de intercambio de experiencias y saberes, de acuerdo con Paulo Freire, se trata de construir un espacio colectivo donde nadie educa a nadie, nadie se educa solo, sino que todos nos educamos en comunidad12 ESCUELA PARA LA DEMOCRACIA, Revista Ciudad Educadora, No.1, mayo de 1997, p.3..

Se trata de una propuesta en la que los procesos de socialización no se agotan en las instituciones tradicionales como la familia y la escuela, sino que el entorno que ofrece el mundo de la calle, del barrio, los espacios públicos, la comunicación, las entidades, los funcionarios, la iglesia, las organizaciones sociales, reconstruyan normas de convivencia, reglas de comportamiento que estimulen una vida solidaria y promueven una ciudad más amable. Dentro de este componente estaban pensadas estrategias más de tipo cultural y simbólico como la educación vial, la recuperación de las fiestas, las expresiones lúdicas, la comunicación comunitaria, los espacios juveniles, la apropiación de espacios públicos, la educación ambiental, la resolución pacífica de conflictos, etc.

De otro lado, estaba presente la otra estrategia que consistió en devolverle a la Ciudad, el ámbito de la Polis, de la Política, como el espacio por excelencia de lo Público, de lo que debe convenir e interesar a todos; por lo tanto, se deben diseñar programas que hagan sentir a la ciudad como un escenario que involucre a todos dentro de un pacto colectivo, el papel de la Gobernabilidad. De esta manera toman fuerza el sentido del Desarrollo Social, la Participación Ciudadana y la Democratización Local.

Dentro del propósito del desarrollo social está el cómo pensar la Equidad, ante los altos niveles de exclusión, segregación social y espacial que se viven en las ciudades, de acuerdo con uno de los principios de la declaración de Ciudades Educadoras de Barcelona, “todos los habitantes de una ciudad tendrán el derecho a disfrutar en condiciones de igualdad, de los medios y oportunidades de formación, entretenimiento y desarrollo personal que la propia ciudad ofrece'; porque de nada sirve construir ciudades bonitas y amables, con importante oferta cultural pero con serios problemas de marginamiento.

Con relación a la participación Ciudadana y la democratización local, se piensa en estrategias de formación ciudadana ligadas a la promoción de diversos espacios de participación, la formación de líderes, la creación de escenarios abiertos de reflexión en torno a los problemas de sus entornos y de la ciudad. Se trataría de construir ciudadanos como sujetos capaces de incidir en el ámbito público y en el devenir de la ciudad de manera propositiva, que el habitante sepa “que la polis es también él y que su continuidad depende de su reflexión, de su comportamiento, de sus decisiones y de su participación en la vida política de la ciudad”13 MALAVÉR, José. La ciudad son los hombres, los hombres son la ciudad....

Dentro de esta segunda estrategia del desarrollo social, la participación ciudadana y la democratización local, es que se rediseñó la Escuela para la Democracia como propuesta de Formación Ciudadana alrededor de la planeación participativa en todos sus componentes, social, económico, político, ambiental y cultural.

Dentro de estas líneas de acción se contempló la estrategia de la Planeación Participativa dentro de un proceso de formación ciudadana que debería involucrar no solamente a las organizaciones sociales y comunitarias, sino también a los funcionarios públicos y privados, a todos aquellos que tienen responsabilidad en órganos de dirección y ejecución de políticas sectoriales.

Otras experiencias que se dieron en algunos municipios del Huila, especialmente en Tarqui, Rivera, La Argentina, Tesalia, lo constituyeron las Asambleas Municipales Constituyentes, espacios de planeación participativa y deliberación pública, las cuales se convirtieron en escuelas de formación ciudadana, espacios integrados con participación de los actores de la vida local que le apuestan a crear acuerdos fundamentales para el desarrollo que permitan corregir las desigualdades sociales. Estos escenarios en algunos momentos sentaron las bases de una nueva forma de concebir y construir el poder local, -desafortunadamente no hubo el acompañamiento para su continuidad- generando un blindaje a los fenómenos de corrupción por la forma en que se desarrollan todos los actos como la rendición pública de cuentas y la concertación de los presupuestos municipales14 MACIAS TAMAYO, Aldemar. Intentos por nuevas formas de gobernabilidad....

Nos corresponde seguir fortaleciendo un movimiento pedagógico que profundice sobre las prácticas democráticas y de esta manera transformemos un sistema que niega la autonomía y desconoce la dignidad humana. Son muchas los ejes sobre los que se puede trabajar y donde la Universidad Surcolombiana como bien público de la sociedad, está llamada a contribuir con esta transformación.

Referencias bibliográficas

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                 Escuela para la Democracia y el Desarrollo Local. Una propuesta para pensar la ciudad y refundar la política. En Compromiso Democrático, en Instituciones, Valores y Prácticas Democráticas, OEA, Instituto Luis Carlos Galán, Bogotá, año 2000.

                 Intentos por nuevas formas de gobernabilidad y de refundación de lo público en el Huila. Experiencias: planeación y presupuestos participativos. Defensoría del Pueblo-Agencia de cooperación Sueca, Bogotá, 2006

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MEJÍA, Marco Raúl y RESTREPO, Gabriel, Formación y Educación para la Democracia en Colombia. Apuntes para un estado del arte Instituto para el Desarrollo de la Democracia, Luis Carlos Galán, Bogotá, 1997

PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA, Consejería presidencial para el desarrollo institucional. Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, Tomo II, Bogotá

RAMÍREZ BAHAMON, Jairo. La Escuela Huilense en el siglo XX: Del confesionalismo a la secularización y hada la educación como derecho. En Historia General del Huila, Vol 4, Bogotá, 1996.

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1 Sociólogo, Profesor del Departamento de Psicopedagogía de la Universidad Surcolombiana.

2 Presidencia de la República de Colombia, Consejería presidencial para el desarrollo institucional. Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, Tomo II, Bogotá, p55.

3 RAMÍREZ BAHAMON, Jaro. La Escuela Huilense en el siglo XX: Del confesionalismo a la secularización y hacia la educación como derecho. En Historia General del Huila. Vol. 4 Bogotá, 1996. p.35

4 GONZALEZ, Fernán. Partidos políticos y poder eclesiástico. Cinep, Bogotá, 1997, p.115.

5 GARAY, Luis Jorge y RODRÍGUEZ, Adriana Colombia Diálogo Pendiente. Ed Planeta Paz. Bogotá 2005. p.19

6 HOYOS, Guillermo. Derechos Humanos, Ética y Moral, Corporación S.O.S. Colombia-Viva la Ciudadanía, Escuela de Liderazgo Democrático, Bogotá, 1995, Pág. 29

7 Para conocer las múltiples experiencias ver el trabajo de MEJIA, Marco Raúl y RESTREPO, Gabriel, Formación y Educación para la Democracia en Colombia. Apuntes para un estado del arte. Instituto para el Desarrollo de la Democracia, Luis Carlos Galán, Bogotá, 1997.

8 DUSSAN, Miller, MAGAS TAMA YO, Aldemar, PAEZ, Betty y USECHE, Cesar. El empoderamiento de las comunidades desde los programas para el Desarrollo, la Democracia y la transformación de los conflictos. Convenio Usco-Fundación Hocol-U.Andes, Mimeo, 2006, pag,9

9 MACIAS TAMAYO, Aldemar, Movimiento Comunitario en Neiva, intentos Asociativos por construir ciudad (1980-2000), Historia General del Huila, Tomo VI, Bogotá, 2005, p.269

10 MACIAS TAMAYO, Aldemar. La Escuela para la Democracia y el Desarrollo Local Una propuesta para pensar la ciudad y refundar la política. En Compromiso Democrático, en Instituciones, Valores y Prácticas Democráticas, OEA, Instituto Luis Carlos Galán, Bogotá, p.537

11 Dentro de las instituciones que han hecho parte de estos procesos merece destacar la Universidad Surcolombiana a través de la Facultad de Educación y que daban inicio a un pregrado como la licenciatura de Educación para la Democracia, el SENA, igualmente Ongs como la Fundación Social, la Fundación Hocol, organizaciones sociales, el Municipio de Neiva, profesionales independientes y docentes.

12 ESCUELA PARA LA DEMOCRACIA, Revista Ciudad Educadora, No.1, mayo de 1997, p.3.

13 MALAVÉR, José. La ciudad son los hombres, los hombres son la ciudad. En Pensar la ciudad, Tercer Mundo, Bogotá, 1999, p.56.

14 MACIAS TAMAYO, Aldemar. Intentos por nuevas formas de gobernabilidad y de refundación de lo publico en el Huila. Experiencias: planeación y presupuestos participativos. Defensoría del Pueblo-Agencia de cooperación Sueca, Bogotá, 2006, p. 167.