Leer: ¿residir o insistir? Los docentes frente a la lectura
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Temores y certezas
Debo decirles que durante cuatro años trabajé con el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina, el Caribe, España y Portugal -CERLALC. Desde el 2004, el Ministerio de Educación Nacional, en convenio con este organismo, y en articulación con el Ministerio de Cultura, venía adelantando un proyecto denominado Mil Maneras de Leer. El propósito: fomentar el uso de las bibliotecas públicas municipales en las instituciones educativas, desarrollar hábitos lectores y competencias comunicativas de los estudiantes. Para tal objetivo se dio a la tarea de buscar y contratar a medio centenar de profesionales y artistas en todo el país. Contrario a lo que se creía, nuestro trabajo no se centró en la capacitación de los niños y jóvenes que, según las pruebas SABER, SERCE y PISA, no alcanzaban los niveles de lectura esperados. Todos nuestros esfuerzos debían centrarse en los docentes. Para el CERLAC -como se hizo evidente para mí a lo largo del trabajo- los bajos niveles de lectura y escritura que registraba el país con respecto a otras naciones del mundo, radicaba no tanto en los estudiantes como en una carencia de hábitos lectores, convicciones y estrategias pedagógicas por parte de los docentes.