Evaluación y Curriculum: Una Mirada Crítica
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La relación entre la evaluación y el curriculum es de vieja data. Tiene su origen a comienzos del siglo XX en los Estados Unidos influido, especialmente, por las concepciones curriculares ligadas a la eficiencia social, a los modelos de curriculum por objetivos y tecnológicos, tan en boga en la década de los sesenta, influenciados por el modelo racional de Ralph Tyler y la "taxonomía de los objedvos educativos" de Benjamín Bloom.[1] Evaluación, entonces, era sinónimo de medición, prueba o examen.
A finales de los sesenta, se hacen críticas a estos modelos, por parte de connotados evaluadores que apuntaban, preferentemente, a mostrar que las evaluaciones por objetivos limitaban las reformas curriculares y las trivializaban[1]. Muchas de estas críticas hacían notar que las evaluaciones no permitían comprender el tramado subyacente en el curriculum, sino que sólo su efectividad. Se destacaba el carácter multidimensional del curriculum, que no era posible entender sólo a través de los exámenes y la psicometría.
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